Tras haber realizado una medida de fuerza de 36 horas, que incluyó una movilización y un paro, la CGT se prepara para volver a salir a la calle el 1 de mayo, Día del Trabajador, para reclamar contra las políticas económicas del Gobierno.
De esta manera, la central obrera le dará cierre al primer tramo de su plan de acción que comenzó con el acompañamiento a la marcha del 24 de marzo y que tuvo su punto más alto con el paro general del pasado jueves.
El próximo martes los principales dirigentes se volverán a juntar. Allí definirán los detalles de la marcha que se realizará el 1 de mayo, pero también comenzarán a diseñar una postura conjunta ante el nuevo acuerdo firmado con el FMI y el impacto que tendrá en el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados.
Si bien desde la central sindical, ante la consulta de El Observador, advirtieron que es muy pronto para evaluar el impacto de las medidas anunciadas por el Gobierno, estiman que la aceleración inflacionaria de la salida del cepo, sumada a la inflación del mes de marzo, volverá a provocar una pérdida de poder adquisitivo en los asalariados.
Dentro de ese marco, y tras evaluar de forma positiva el paro del último jueves, desde la central obrera estiman que la conflictividad laboral crecerá en los próximos meses, ya no solo vinculada a los despidos y suspensiones producto de la crisis sino también a las demandas de recomposición salarial.
La CGT y los puentes con el Gobierno
Más allá del paro y de la posición pública fijada por la CGT, nadie se comunicó con los referentes de la central obrera para intentar la reconstrucción de los puentes que alguna vez existieron.
“El paro no es fin en si mismo, sino una herramienta para llamar a la reflexión al Gobierno”, dijo Héctor Daer en la conferencia de prensa que se llevó a cabo en el histórico edificio de la calle Azopardo, en la que la central obrera hizo su evaluación sobre el tercer paro general a la administración de Javier Milei.
Sin embargo, hasta el cierre de esta nota ninguna autoridad del Gobierno había levantado el teléfono para conversar con los sindicalistas. En ese marco, algunos dirigentes comienzan a mencionar la necesidad de llevar adelante nuevas medidas de acción directa, más allá de la movilización prevista para el 1 de mayo.
Mientras el pesado engranaje de la CGT se empieza a mover con la mirada puesta en el día después del Día del Trabajador, los gremios comenzarán una nueva ronda de negociaciones paritarias.