El papa Francisco enalteció hoy a los donantes de sangre porque es un "gesto desinteresado y anónimo" que "supera la indiferencia", en "un mundo contaminado por el individualismo", y abogó porque esa acción caritativa "sea un camino de crecimiento espiritual".
Justamente este sábado se conmemora en la Argentina el Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre, por la primera transfusión segura y eficaz realizada en Argentina, el 9 de noviembre de 1914 por el médico e investigador Luis Agote en el Hospital Rawson de Buenos Aires.
"En un mundo contaminado por el individualismo, que a menudo ve en los demás más un enemigo al que luchar que un hermano al que encontrar, el gesto desinteresado y anónimo de donar es un signo que supera la indiferencia y la soledad, supera las fronteras y derriba barreras", dijo Francisco.
En una audiencia celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, donde recibió a representantes de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (Fidas), con motivo del 65° aniversario de su fundación, el papa refirió que "el donante no sabe a quién irá su sangre, ni tampoco la persona que recibe una transfusión sabe quién es su benefactor".
"Y la sangre misma, en sus funciones vitales, es un símbolo elocuente: no se fija en el color de la piel, ni en la filiación étnica o religiosa de quien la recibe, sino que entra humildemente donde puede, intentando alcanzar, corriendo. a través de las venas, de cada parte del organismo, para llevarle energía", prosiguió.
"Así funciona el amor. Y en este sentido es significativo el gesto de extender el brazo, que se realiza en el momento de la toma de muestras", completó Francisco.
En otro pasaje de su alocución, el papa señaló que "el don da alegría, este gesto nos hace felices. Ustedes dan gratuitamente a los demás una parte importante de ustedes, su sangre, y ciertamente conocen la felicidad que surge de compartir".
"En este sentido quisiera invitarlos a vivir la 'donación', la donación de sangre, además de un acto de generosidad humana, también como camino de crecimiento espiritual en el camino de la solidaridad que une en Cristo, como un don al Señor de la Misericordia, que se identifica con aquellos que sufren", concluyó.
En la Argentina, el Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre se celebra desde 2004 y se enmarca en la Ley Nº 22.990, conocida como la Ley Nacional de Sangre, sancionada en 1983.
Esta norma establece los principios y regulaciones para la donación, obtención, conservación, fraccionamiento y aplicación de sangre humana y sus derivados. Además, promueve la donación voluntaria como un acto solidario, prohibiendo la comercialización de sangre.