14 de junio 2025 - 11:37hs

La inteligencia artificial (IA) transforma todos los sectores del conocimiento humano, y uno de los más sorprendentes —y menos visibles— es el de la bioprospección genética para el descubrimiento de fármacos. Un ejemplo contundente es el caso de Basecamp Research, una empresa que creó una base de datos genómica que alimenta modelos de IA para encontrar proteínas y enzimas útiles en medicina y biotecnología. Desde 2023, su base de datos se multiplicó por diez, y ya mejoró en hasta un 600% la eficacia de algoritmos como AlphaFold en predicciones de plegamiento proteico, una herramienta clave para el diseño de medicamentos.

En un entorno donde descubrir una molécula útil llevaba más de una década y costaba más de 2.000 millones de dólares, los modelos actuales hacen en días lo que antes tomaba años. La implicancia es clara: se acelera el desarrollo de medicamentos y se abre la puerta a terapias más personalizadas, económicas y eficaces. Esto no es especulación; ya se utilizan estas herramientas para crear enzimas de uso industrial y se aplican en oncología y enfermedades genéticas.

Este cambio no es aislado, lo que ocurre con la genómica se replica en decenas de industrias: agricultura, minería, energía, manufactura, logística, incluso exploración submarina y espacial. Cada una de estas áreas genera nuevas capas de datos que, alimentadas por modelos de IA, crean ciclos de optimización autónoma. Y la consecuencia es una aceleración. Pero no una velocidad constante, sino una aceleración real: cada nueva aplicación abre posibilidades que a su vez generan otras, como un motor que se retroalimenta.

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En términos concretos, esto resultará en que tratamientos hoy impensados se vuelvan cotidianos. Terapias genéticas que corrijan múltiples mutaciones a la vez, tecnologías que extiendan la vida funcional de las personas más allá de los 90 o 100 años, o incluso mecanismos para revertir parcialmente el deterioro celular asociado a la edad. La IA reemplaza funciones críticas, desde la detección de patrones hasta la generación de hipótesis.

Lo relevante no es solo lo que ya se sabe, sino lo que aún no se ha descubierto. Por cada caso como el de Basecamp, existen cien o mil más en desarrollo, en áreas que no reciben atención pública. La mayor transformación no es en los modelos, sino en la cantidad de dominios donde se aplican sin que nadie los observe. La IA no revoluciona un campo, reformula todos a la vez, sin pausa.

Y si bien la mayoría de las personas viven estos avances como lejanos o técnicos, la realidad es que el mundo ya cambió. La IA modifica y reescribe todas las industrias y no es una tendencia, es una nueva estructura operativa global.

Las cosas como son

Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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