26 de abril 2025 - 11:12hs

Sor Geneviève Jeanningros, la monja a quien el papa Francisco bautizó la 'enfant terrible' y quien lo acercó a conocer a "los últimos" de Roma, como feriantes y transexuales, se presentó este miércoles en la Basílica de San Pedro cuando los cardenales y obispos daban el último adiós al jesuita argentino.

Saltando el protocolo, se acercó al féretro del Papa fallecido el lunes a los 88 años por un derrame cerebral, y mochila sobre los hombros permaneció allí en oración varios minutos sin que nadie se atreviera a sacarla ni decirle nada. Rezó y lloró en silencio.

Había ingresado discretamente a la basílica cuando el acceso era aún exclusivo a las autoridades eclesiásticas para una despedida íntima al pontífice, antes de la apertura a los miles de fieles que desfilarían durante toda la jornada.

Embed - PAPA FRANCISCO: La monja GENEVIEVE JEANNINGROS se salta el PROTOCOLO para llorar a su amigo | RTVE

Quién es sor Geneviève Jeanningros

La monja amiga del papa Francisco tiene 81 años, pertenece a la orden de las Hermanitas de Jesús, y desde hace 56 años asiste a mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, una localidad de mar en la costa de la región del Lacio, muy visitada por los italianos que viven en Roma por su cercanía con la ciudad.

Nació en Argentina pero se instaló en Roma hace más de 50 años donde vive en una caravana con los feriantes y da atención pastoral al colectivo LGTBIQ+.

Además, es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas y asesinadas durante la última dictadura en Argentina.

Jeanningros y Francisco se encontraron por primera vez en 2005, cuando ella envió una carta al entonces arzobispo de Buenos Aires para manifestar su indignación por el entierro de su tía, Lèonie Duquet, una religiosa francesa detenida y desaparecida en 1977 durante la dictadura militar argentina.

Ese mismo año, las autoridades argentinas lograron identificar finalmente el cuerpo de Duquet y enterrarla en la capital, pero Jeanningros se sintió contrariada por la ausencia de representantes del obispado en el funeral.

En respuesta, Bergoglio aceptó las críticas de la monja y agradeció su misiva. Ocho años después, ya como Papa Francisco, se reencontraron durante una misa de bienvenida a su papado. Ese encuentro resultó ser el inicio de una sólida amistad entre ambos.

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La amiga que lo acercó a los feriantes y trans

La 'enfant terrible', como le gustaba llamarla a Francisco, lo conoció cuando comenzó a acercarse cada miércoles a las audiencias generales en Vaticano para llevar a grupos de homosexuales y transexuales, muchas de ellas mujeres que ejercen la prostitución en esta zona a las afueras de Roma.

Durante la pandemia de coronavirus, junto con el párroco de la Santísima Virgen Inmaculada de la localidad de Torvaianica, don Andrea Conocchia, llamó a la puerta del cardenal limosnero Konrad Krajewski para pedir ayuda para las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans: unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.

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La visita del papa Francisco a Ostia

Un miércoles acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras transexuales para que conocieran al papa.

"Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella", contaba a los medios vaticanos después de ese crimen.

Sor Geneviève logró lo que más quería el 31 de julio de 2024, cuando el papa Francisco visitó el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes. "Por fin han encontrado una Iglesia que les tiende la mano", dijo sobre Francisco.

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