La CGT delibera entre un paro de 24 horas para marzo y una apertura de diálogo con Milei

Aquellos con posturas dialoguistas buscan enviar señales de apertura a través de la iniciación de un proceso de diálogo, aprovechando el reciente retroceso del presidente Javier Milei con respecto a la ley ómnibus. Por otro lado, los sectores más firmes, aliados al kirchnerismo, a las dos CTA y a los piqueteros combativos, prefieren intensificar el plan de lucha, llegando incluso a contemplar la posibilidad de un paro general de 24 horas para el próximo marzo.

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El paro general de la CGT del pasado miércoles se destacó no solo por su contundencia, sino también por su velocidad, siendo el más rápido desde el retorno de la democracia en 1983.

Sin embargo, surge la pregunta: ¿fue también el que disipó con mayor celeridad cualquier rédito político potencial para sus promotores? A pesar de la masiva movilización que tuvo lugar frente al Congreso, la máxima dirigencia cegetista percibe que, hasta el momento, no ha habido cambios significativos en la relación (o falta de ella) entre el Gobierno y el sindicalismo.

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A pesar de esta percepción, dentro de los círculos sindicales prevalece un clima de euforia. Los sindicalistas creen que el ambiente político adverso generado por su impactante concentración en las calles fue determinante para que la Casa Rosada decidiera dar marcha atrás con el paquete fiscal, con el objetivo de lograr la aprobación de la ley ómnibus en el Congreso. De hecho, en el grupo de WhatsApp de la cúpula de la CGT, algunos miembros se enorgullecen de haber contribuido al cese de Guillermo Ferraro en el Ministerio de Infraestructura, atribuyéndole este éxito a la contundencia de la medida de fuerza.