El ocaso de los dioses

El escándalo de los sobornos de la FIFA, destapado por la fiscalía de Estados Unidos, ha acaparado los principales medios internacionales durante las últimas semanas. La crisis del organismo, una organización sin fines de lucro cuyas reservas ascienden a la exorbitante cifra de 1.523 millones de dólares, ha llegado incluso a enfrentar a las grandes potencias mundiales en un sinfín de acusaciones de corrupción, tráfico de influencias, evasión fiscal y lavado de dinero.

Finalmente, esta misma semana, Joseph Blatter, recientemente reelecto presidente del organismo en medio de una avalancha de cuestionamientos, ha presentado su dimisión. "Mi mandato no cuenta con el apoyo de todos", ha declarado el dirigente suizo antes de convocar un congreso extraordinario para elegir sucesor.

Según informó El País de Madrid, la dimisión de Blatter, de 79 años, se produjo horas después de que se conociese que la investigación de la fiscalía estadounidense sobre la supuesta red de corrupción en la FIFA alcanzase a su mano derecha, el secretario general del organismo futbolístico internacional, Jerome Valcke. La investigación demostró que Valcke transfirió 10 millones de dólares en 2008 a cuentas manejadas por uno de los dirigentes detenidos la pasada semana, el exvicepresidente de la FIFA Jack Warner. El dinero procedía de la federación sudafricana, que lo justificó como pagos para el desarrollo del fútbol en el área del Caribe. Los investigadores, sin embargo, sospechan que se trataba de sobornos para lograr apoyos a la celebración del Mundial de 2010 en Sudáfrica, como también reportó The New York Times.

Al dimitir en la sede del organismo en Zúrich, Blatter leyó una declaración en la que ha explicado que "por el bien de la FIFA" ha decidido convocar nuevas elecciones a las que él no concurrirá. "La FIFA necesita una profunda revisión", reconocía en el mismo comunicado.