Jorge Enrique De Marco, el empresario hallado muerto en su hogar de San Isidro, es recordado por sus múltiples facetas y pasiones que marcaban su vida desde temprana edad. No solo era un hábil tirador, con una destacada trayectoria como instructor y numerosos trofeos en campeonatos de tiro práctico y deportivo, sino que también dedicaba gran parte de su tiempo y energía a la defensa y protección de los animales, en especial de los perros, siendo el fundador y presidente del Centro de Prevención de Crueldad al Animal (CPCA).
Vecinos cercanos a De Marco y fuentes policiales compartieron detalles sobre su vida y personalidad y destacaron su carácter amable y solidario. Además de su destreza en el tiro, era conocido por su implicación en actividades comunitarias, como colaborar en refugios para perros y cuidar de las mascotas de sus vecinos cuando estos no estaban presentes. Su legado va más allá de sus logros deportivos, siendo reconocido por su generosidad y compromiso con su comunidad.
La casa donde residía De Marco, ubicada en las proximidades del Hipódromo y el Jockey Club de San Isidro, fue escenario de este terrible suceso. A pesar de contar con medidas de seguridad, como una alarma, llama la atención que no tuviera cámaras de vigilancia visibles, lo que generó especulaciones sobre las circunstancias que rodearon su fallecimiento.
Vecinos y conocidos describen a De Marco como una persona reservada y discreta, lo que hace aún más desconcertante el trágico desenlace de su vida. Su asesinato, descubierto por un amigo preocupado por su bienestar, desató una intensa investigación por parte de las autoridades, quienes barajan la posibilidad de que intentara defenderse antes de ser superado por sus agresores.
La experiencia de De Marco en el manejo de armas, sumada a su participación en competiciones de tiro llevó a los investigadores a considerar la posibilidad de que haya intentado resistirse a sus atacantes, aunque lamentablemente sin éxito. A pesar de su valentía, fue superado en número y brutalmente agredido hasta perder la vida.
Con solo 65 años, De Marco deja un vacío en la comunidad, especialmente en el corazón de su pareja, Susana Dascalaky, una apasionada defensora de los derechos de los animales.
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