Un hombre fue detenido este lunes como sospechoso de haber matado a Máximo Jerez, un niño de 11 años baleado junto a tres primos, que quedaron heridos, durante un ataque cometido el domingo en Rosario, y los vecinos de la zona destruyeron con palas y martillos el frente de su casa, en la que aseguraban que funcionaba un búnker de venta de drogas, informaron fuentes policiales a la Agencia Télam.
El arresto y los incidentes se iniciaron cerca de las 13:00 horas cuando la policía concurrió a la casa para detener a un sospechoso de la balacera cometida ayer a la madrugada contra un grupo de personas -entre ellas varios niños- que se hallaba frente a un kiosco ubicado en el noroeste de Rosario.
Los efectivos se llevaron detenido al dueño de casa, a dos de sus hijos y a dos mujeres integrantes de la familia, al tiempo que dispararon balas de goma para dispersar a los vecinos enardecidos que querían ingresar a la casa.
Con los arrestos concretados, y luego de que se retirara la policía, los habitantes del barrio destruyeron varias paredes del domicilio y se llevaron todas las pertenencias, muchas de los cuales rompieron.
Los arrestos e incidentes de produjeron a horas de que fueran velados los restos del niño de 11 años.
Esta mañana, el fiscal a cargo de la causa, Adrián Spelta, dijo que la principal hipótesis apunta a un ataque “atravesado por el narcotráfico” y por una pelea “por el territorio”, de la cual eran ajenos tanto los niños como sus familiares.
También durante esta jornada, en medio del velatorio de Máximo, una de sus tías, Antonia Jerez, recordó el momento en el que escuchó disparos y salió a ver qué pasaba: "Estaba haciendo una torta de cumpleaños para mi nieta, escucho los disparos, salgo, mi hermana estaba gritando, diciendo que mi sobrino y los otros chicos que salían de su casa estaban heridos".
"Los tres chicos, primitos de él, están internados, uno en terapia que lucha por su vida, y otros internados, lamentablemente el único que no pudo salvarse es mi sobrino", dijo la mujer conmocionada.
"Estamos todos destrozados. Son chicos sanos, estaban jugando a la pelota y pasó lo que les pasó. Quiero justicia para que no haya más Máximos en el barrio", concluyó.
Por su parte, el fiscal Spelta, al realizar consideraciones sobre el ataque, manifestó que "se han perdido los códigos", ya que antes la presencia de menores de edad llevaba a la suspensión de un acto violento.
En base a Télam
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