El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación de mayo fue de 1,5%, marcando una nueva desaceleración y consolidando el proceso de desinflación que atraviesa la economía argentina desde principios de año. Con este registro, la variación mensual del IPC cayó por debajo del 2% por primera vez en casi cinco años.
El dato oficial representa una baja respecto al mes anterior, cuando la inflación de abril había sido de 2,8%. Además, la variación interanual se ubicó en 43,5%, también mostrando una marcada desaceleración frente al pico de 211,4% interanual registrado en abril de 2023.
El nivel general del Índice de precios al consumidor registró un alza mensual de 1,5% en mayo de 2025, y acumuló en el año una variación de 13,3%. En la comparación interanual, el incremento alcanzó el 43,5%. La división de mayor aumento en el mes fue Comunicación (4,1%), por subas en Servicios de telefonía e internet. Le siguió Restaurantes y hoteles (3,0%), por las alzas en Restaurantes y comidas fuera del hogar.
La división con mayor incidencia en las regiones GBA, Pampeana y Cuyo fue Restaurantes y hoteles (3,0%). En cambio, en Noreste y Noroeste la mayor incidencia se registró en Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,5%), mientras que en Patagonia fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (2,4%).
Las dos divisiones que registraron las menores variaciones en mayo de 2025 con respecto al mes previo fueron Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,5%) y Transporte (0,4%).
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Datos de inflación de mayo 2025 (Fuente: INDEC)
“Parte de la mejora responde a la reversión de los efectos estacionales de meses previos (principalmente en verduras) y también a menor presión de regulados, dado que los precios núcleo de la economía seguirían viajando por encima del 2%”, explica Sebastián Menescaldi, economista y director en la consultora EcoGo.
Qué ocurre con la inflación núcleo
A nivel de las categorías, los bienes y servicios en el IPC núcleo (2,2%) lideraron el incremento, seguidos de los precios Regulados (1,3%) y los Estacionales (-2,7%).
“En general los precios van a la baja, incluyendo la núcleo. Es un hecho que, tras la corrección del tipo de cambio, disminuye su efecto. Además, la economía está más ordenada, hay un proceso de sinceramiento de precios por la apertura de importaciones y la demanda no se está recuperando de manera tan fuerte. Pero, probablemente, el resultado se vea potenciado por la reversión de algunos precios clave que influyeron en los meses previos”, indica Menescaldi.
Cinco años de espera
La inflación de mayo marcó un punto de inflexión simbólico: volvió a ubicarse por debajo del 2% mensual, algo que no ocurría desde julio de 2020. En ese entonces, el índice de precios al consumidor había sido del 1,9%, en un contexto dominado por los efectos económicos de la pandemia. Desde entonces, el país atravesó un proceso de aceleración inflacionaria que tuvo su punto crítico entre finales de 2023 y principios de 2024, con aumentos mensuales que superaban el 10% e incluso el 20%.
La evolución reciente del IPC refleja una tendencia clara de desaceleración. En mayo de 2024 la inflación fue de 4,2%, y en los meses siguientes se mantuvo en torno al 4%, bajando progresivamente hasta estabilizarse entre el 2% y el 3% hacia fines de 2024. En enero de 2025 se registró un 2,2%, que hasta ahora había sido el valor más bajo del último año.
Esto muestra un panorama distinto al de años anteriores ya que, desde mediados de 2021 y durante todo 2022, la inflación en Argentina atravesó niveles altos, marcando un ciclo persistente que impactó en todos los sectores de la economía.
Por ejemplo, en 2021, según datos del INDEC, la inflación anual alcanzó el 50,9%, la tasa más alta desde 2019. Esa aceleración se produjo a pesar del congelamiento de tarifas y el control de precios en algunos rubros, y fue impulsada principalmente por subas destacadas en alimentos, transporte y comunicaciones. El nivel mensual más alto del año llegó a 4,3% en diciembre.
En 2022, el proceso se agudizó: la inflación cerró en 94,8% interanual, prácticamente duplicando la de 2021 e ingresando a niveles cercanos a la hiperinflación de principios de los '90. Numerosos meses superaron el 5% mensual, destacándose julio (7,4%) y agosto (7,0%), en un escenario de crisis política —con cambios en el equipo económico—, restricciones a las importaciones y fuerte devaluación del peso.
Así, el período 2021–2022 representa una etapa de inflación acelerada y persistente, con un traspaso pronunciado de devaluación y ajustes de precios a los consumidores. Desde el pico del 211,4% de inflación interanual registrado en abril de 2023, el Gobierno ha apostado por una estrategia de shock que repercute en los indicadores mensuales. El IPC de mayo no solo aporta un número bajo, sino que también marca el regreso a un orden de magnitud que parecía perdido: una inflación que “empieza con 1”, cinco años después.
