4 de abril 2025 - 16:11hs

Corría el mes de mayo de 2024 cuando un recién asumido Germán Guido Lavalle, designado por el anterior jefe de Gabinete, Nicolás Posse, le anunciaba a los gerentes de línea de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que el proyecto CAREM se iba a desechar por problemas irremediables y que —en caso de haber intenciones de avanzar en materia de reactores modulares— lo harían con el diseñado por la empresa rionegrina INVAP.

Esto significó un movimiento arriesgado de Lavalle, ya que en ese momento no tenía prácticamente ninguna espalda política para tomar esa decisión. Posse lo había nombrado, pero no le atendía el teléfono; Milei no sabía quién era —probablemente todavía no lo sepa— y en el sector nuclear reinaba la línea de la ex presidenta de CNEA, Adriana Serquis.

Serquis, una aliada clave

Serquis, justamente, pronto pasaría a ser su mejor aliado. A pesar de que en la Casa Rosada le pedían que lanzara una caza de brujas a los aliados de Serquis, con habilidad Lavalle supo tomar otra dirección, una destreza pocas veces vista en el gobierno libertario. En ese momento, solo y rodeado, le extendió una mano a Serquis, le permitió quedarse como Gerenta de Nanotecnologías bajo la promesa de no echar a su gente, y desde allí, supo llevar paz al máximo organismo nuclear. Serquis también tuvo su ganancia de ese “pacto nuclear”, ya que hoy, con todo ese apoyo, su nombre suena para ser la candidata a diputada nacional por el espacio de Juan Grabois en Río Negro.

Más noticias

Ese fue el primer paso para la construcción de poder de Lavalle. Tras la salida de Posse, su jefe pasó a ser Guillermo Francos, a quien rápidamente supo encantar con su pasado en el sector privado; además, en Nucleoeléctrica, la empresa generadora de energía nuclear de la que la CNEA es accionista, Santiago Caputo designó a un amigo de Lavalle de toda la vida, el físico nuclear Alberto Lamagna.

La red de influencia recién comenzaba. Entre sus aliados más cercanos se encuentran Luis Rovere, vicepresidente de CNEA y de estrechos vínculos con Intecnus, fundación dedicada a la medicina nuclear; Julián Gadano, el hombre fuerte de Marcos Peña en el sector nuclear durante el macrismo; y su número dos, Daniel Amaya, quien fue eyectado de Dioxitek junto con Gadano el pasado septiembre en medio de supuestos escándalos por viajes y alquileres de departamentos con dinero de la empresa, además de estar apuntado por problemas con el suministro de uranio.

Pero la influencia del ingeniero también alcanza a Conuar, la empresa de combustible nuclear en control del grupo Pérez Companc, que tiene como presidente a otro íntimo de Lavalle, Enrique Cinat, el cual lo acompaña a todas sus reuniones importantes de la comisión. En cuanto a la Autoridad Regulatoria Nuclear, el órgano que autoriza cada una de las operaciones nucleares del país, tiene como presidente a Leonardo Sobehart, otro histórico compañero de Lavalle en el instituto Balseiro y también con fuertes vínculos con INVAP.

obra-carem-ago2022_dji_0378jpg.webp

Un vínculo con INVAP a lo largo de los años

En CNEA, muchos miran con recelo la figura de su máxima autoridad y aseguran que responde a los intereses de INVAP, esa empresa que nombró en su primera reunión de gerentes y que históricamente ha tenido mucha influencia en el sector. Este vínculo fue blanqueado por el propio Lavalle, cuando en septiembre del año pasado aceptó convertirse en Vicepresidente de INVAP.

Si bien la relación con Francos se desgastó y hace meses que no hablan, la irrupción de Demian Reidel en la escena nuclear argentina y mundial le dio la bocanada de aire político que necesitaba para consolidar su avance y posicionarse como el gran armador del proyecto de su antiguo alumno del Instituto Balseiro.

Curiosamente, el lanzamiento del plan nuclear de Reidel tiene como punto focal el ACR-300, un proyecto de reactor modular desarrollado por ingenieros del Balseiro y alfiles de INVAP. Ese mismo plan que Reidel anunció en cadena nacional junto al presidente Milei y al director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi, Lavalle se lo había dicho a sus gerentes casi un año antes.

A pesar de su perfil bajo, Lavalle ascendió a ser uno de los principales cerebros del plan que Demian Reidel impulsa y controla todo el espectro técnico relacionado al famoso “Plan Nuclear Argentino”, del que poco se sabe, pero en su entorno aseguran que “se está avanzando mucho”.

La consolidación total del poder de Lavalle se daría en las próximas semanas. En los pasillos de la CNEA aseguran que el propio presidente del organismo le anticipó a los gerentes que ingresará como Vicepresidente del Directorio de Nucleoeléctrica, la encargada de operar las centrales nucleares. A su vez, hay quienes suponen que junto a él desembarcarán varios de sus subalternos en Candoit, empresa de tecnología fundada y dirigida por él hasta el año pasado. De darse esta noticia, el poder de Lavalle sobre el sector nuclear argentino será absoluto.

Su relación con el jefe de asesores del presidente y cara visible del Plan Nuclear parece ser total. Mientras Reidel expone en los foros empresarios y convenciones en búsqueda de inversiones, su maestro del Balseiro se encarga de alinear a los jugadores del sector nuclear bajo su ala.

Aunque la incógnita que surge entre los que observan con asombro y/o envidia el meteórico ascenso del titular de la CNEA, es quién responde a quién en el juego de poder que el propio gobierno ejerce sobre el sector nuclear, ¿Reidel a Lavalle o Lavalle a Reidel?

Temas:

nuclear energía nuclear Plan nuclear

Seguí leyendo

Más noticias

Te puede interesar

Más noticias de Uruguay

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos