Los resultados de los estudios toxicológicos complementarios a la autopsia de Liam Pyane, el cantante de One Direction que murió el 16 de octubre tras caer el vacío en un hotel en Palermo, revelaron que, en los momentos previos a su muerte, y en el lapso de, al menos, sus últimas 72 horas el joven presentaba rastros de consumo de alcohol, cocaína y un antidepresivo recetado.
La Justicia imputó a tres personas por abandono de persona seguido de muerte y suministro y facilitación de estupefacientes en la causa.
La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°14, a cargo Andrés Madrea, imputó a Rogelio Luis Nores, de 36 años y que acompañaba al artista británico durante su estadía en Buenos Aires; a Ezequiel David Pereyra, de 21 años y que se desempeñaba como empleado del hotel CasaSur donde Payne murió; y a Braian Nahuel Paiz, de 24 años y sindicado como un proveedor de drogas.
A Nores, el fiscal lo imputó como autor del delito de abandono de persona seguido de muerte, en concurso ideal con suministro y facilitación de estupefacientes. A los otros dos acusados, el fiscal les endilgó la provisión de drogas en dos oportunidades. Había pedido su detención, pero no los encontró cuando los fue a arrestar. Luego, los tres se presentaron ante la Justicia y quedaron libres pero con restricciones.
El resultado de la autopsia concluyó que Payne falleció debido a politraumatismos y hemorragias internas y externas tras caer desde el balcón del tercer piso de la habitación N°10 que ocupaba en el hotel de la calle Costa Rica al 6000, en el barrio porteño de Palermo pero que no tenía plena conciencia de lo que hacía en ese momento.
Fueron los estudios complementarios los que aportaron luz al estado del cantante previo a su caída fatal: en muestras de orina, sangre y humor vítreo se halló alcohol, cocaína y un antidepresivo.
Los forenses descartaron cualquier tipo de autolesión o intervención de terceros en la muerte de Payne al señalar en su informe que “la víctima no llegó a adoptar una postura refleja para protegerse en la caída, por lo que, de momento, se puede inferir que pudo haberse precipitado en un estado de semi o total inconsciencia”.
Luego de ese resultado y como para completar el plexo probatorio que infiere que Payne estaba casi desmayado por las drogas al caer, el fiscal Madrea solicitó un informe de psiquiatría forense adicional y le tomó testimonial a la experta que lo elaboró.
“El fenómeno de la falta de defensa o reflejo de conservación en la caída, junto a otros datos relevantes por su consumo, permiten concluir que Liam Payne no estaba plenamente consciente o atravesaba un estado de disminución notoria o abolición de la consciencia al momento de la caída”, se lee en el texto de la imputación de los sospechosos.