En los últimos días, la aparición de carpinchos con pelaje verdoso en la provincia de Entre Ríos llamó la atención de vecinos y especialistas. Las imágenes, registradas en la represa de Salto Grande, en Concordia, y luego en la localidad de Colón, evidencian un fenómeno que va más allá de la sorpresa: la proliferación de cianobacterias en el río Uruguay y sus afluentes.
Este tipo de microorganismos, también conocidos como algas verdeazuladas, están presentes en cuerpos de agua dulce y salada, y su crecimiento se ve favorecido por factores como las altas temperaturas, el estancamiento del agua y la abundancia de nutrientes como el fósforo y el nitrógeno. “Las cianobacterias producen toxinas que afectan no solo a los carpinchos, sino también a las personas que entran en contacto con el agua contaminada”, explicó Eduardo Echepare, biólogo e investigador del Conicet, en una entrevista con Telefe Noticias.
El fenómeno no es exclusivo de Entre Ríos: episodios similares fueron registrados en otras provincias como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, afectando ríos, lagos y lagunas utilizados para actividades recreativas. De acuerdo con la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), la presencia de estas floraciones suele intensificarse en verano, cuando las temperaturas más elevadas propician su crecimiento descontrolado.
Riesgos para la salud humana y animal
Las cianobacterias pueden liberar toxinas en el agua, conocidas como cianotoxinas, que representan un riesgo para la fauna y las personas. En el caso de los carpinchos, su contacto constante con el agua contaminada provocó la coloración verdosa de su pelaje, un signo visible de la alta concentración de estos microorganismos en la zona.
Para los humanos, la exposición a estas toxinas puede provocar irritaciones en la piel, conjuntivitis, vómitos, diarrea, inflamación de oídos y garganta, síntomas respiratorios y, en casos graves, daños hepáticos o neurológicos. “Estamos alimentando estas bacterias continuamente al suministrarles nutrientes. Mientras estas condiciones se mantengan, las explosiones de cianobacterias seguirán empeorando”, advirtió Echepare.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó a las cianobacterias como un problema de salud emergente, destacando su potencial para afectar tanto a los ecosistemas como al abastecimiento de agua potable. En ese sentido, las plantas potabilizadoras de la región deben monitorear constantemente la calidad del agua para evitar su impacto en el consumo humano.
Los grupos más vulnerables incluyen a niños, embarazadas, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados. También las mascotas pueden sufrir intoxicaciones tras el contacto con agua contaminada, presentando síntomas como vómitos, letargo o dificultades respiratorias.
El papel del hombre en la proliferación de cianobacterias
Los especialistas advierten que el crecimiento descontrolado de cianobacterias está directamente relacionado con la actividad humana. “El vertido de efluentes cloacales sin tratamiento adecuado, el uso excesivo de fertilizantes agrícolas y la alteración de humedales naturales generaron un ambiente propicio para su proliferación”, explicó Echepare.
A esto se suma el impacto del cambio climático, con temperaturas cada vez más altas y períodos prolongados de sequía que reducen el caudal de los ríos, favoreciendo la concentración de estos microorganismos. En el caso específico del río Uruguay, la construcción de la represa de Salto Grande alteró los patrones de circulación del agua, contribuyendo a la acumulación de nutrientes que favorecen el desarrollo de cianobacterias.
Ante esta situación, las autoridades emitieron recomendaciones para reducir la exposición a estos microorganismos. Se aconseja evitar el contacto directo con aguas que presenten una coloración verdosa o acumulaciones de material espumoso. En caso de haber estado en contacto con aguas potencialmente contaminadas, se recomienda lavarse inmediatamente con agua potable y consultar a un médico si se presentan síntomas.
Además, se insta a la población a no consumir peces u otros alimentos provenientes de cuerpos de agua afectados, ya que las toxinas pueden acumularse en los organismos acuáticos y representar un riesgo para quienes los ingieren.