20 de septiembre 2024
7 de septiembre 2024 - 9:41hs

A 34 años del femicidio de María Soledad Morales, su madre, Ada Rizzardo, lamenta que solo hubo "justicia a medias". También comparó el caso de su hija con el de Cecilia Strzyzowski, señalando la implicación de los "hijos del poder".

En una conversación con la agencia Noticias Argentinas, Ada repasó los eventos que siguieron al trágico homicidio de su hija el 8 de septiembre de 1990, destacando las "marchas del silencio" lideradas por las compañeras de María Soledad, quienes, según ella, "enfrentaron al poder político y policial".

Recordó cómo las amigas de su hija desafiaron a los oficiales provinciales durante la primera movilización, quienes intentaron impedirles marchar alegando peligro. Sin embargo, las jóvenes decidieron avanzar por su compañera, bajo la condición impuesta por la directora de su escuela, la monja Martha Pelloni, de que fuera "en silencio". Ada también detalló que comenzó a participar en la tercera de estas marchas, mientras que su esposo Elías lo hizo en la segunda.

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Las Marchas del Silencio

Las Marchas del Silencio

Rizzardo remarcó que la provincia se dividió tras el asesinato, entre aquellos que apoyaban al gobierno de Ramón Saadi y quienes exigían justicia para su hija. En una ocasión, recordó que el propio Saadi, acompañado de diputados, visitó su casa y le aseguró que estaban investigando "hasta las últimas consecuencias". Sin embargo, cuando el jefe de Policía, Miguel Ferreyra, intentó atribuir el crimen a "una secta diabólica", Ada respondió que los responsables "tienen nombre y apellido", dejándolos en silencio. Nunca más volvieron.

El parecido con el caso de Cecilia Stryzowski y la insatisfacción con la Justicia

Ada reveló que, recientemente, se comunicó con Gloria Romero, madre de Cecilia Strzyzowski, desaparecida en junio de 2023, señalando las similitudes entre ambos casos debido a la participación de personas poderosas, como César Sena, hijo del dirigente piquetero Emerenciano Sena. "Siempre que surgen casos así, busco a los familiares", contó, mencionando que Gloria le habló de encubrimientos y amenazas.

Además, Ada recordó cómo la Policía la intimidaba, insinuando que su hija vivía "en dos mundos", uno bueno y otro malo. Pero, en una ocasión, Ada confrontó a los oficiales, preguntándoles si, aunque su hija hubiera llevado una vida diferente, "¿tenían derecho de hacerle todo lo que le hicieron?". La respuesta fue el silencio.

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La familia de María Soledad Morales en uno de los aniversarios de su asesinato

La familia de María Soledad Morales en uno de los aniversarios de su asesinato

A lo largo de la charla, Ada expresó su insatisfacción con el proceso judicial, afirmando que hubo "justicia a medias" porque más personas, además de los condenados, estuvieron implicadas en el femicidio de su hija. "Para ellos, con condenar a dos ya alcanzaba", cuestionó. Guillermo Luque y Luis Tula, los condenados, están actualmente en libertad, y Ada reveló que sus hijos los vieron en la ciudad, regresando a casa "enfermos y dolidos". Ella les aconseja que miren para otro lado, recordándoles que "de la Justicia de Dios nadie escapa".

Hoy, Ada, a sus 74 años, vive una vida tranquila como ama de casa, rodeada de sus nietos y bisnietos, quienes la visitan. Con tristeza, cuenta que su hija María Soledad, quien soñaba con ser madre y docente, "se extraña todos los días". El próximo 12 de septiembre, María Soledad habría cumplido 52 años.

El femicidio de María Soledad Morales

El 8 de septiembre de 1990, María Soledad Morales, quien cursaba su último año en el Colegio del Carmen y San José, fue víctima de un brutal crimen tras asistir a una fiesta en el boliche Le Feu Rouge, organizada para recaudar fondos para su viaje de egresados. Aquella noche, fue drogada, violada, desfigurada y asesinada.

María Soledad subió al auto de Luis Tula, un hombre que la llevó al boliche Clivus, donde la presentó a otros hombres, hijos de funcionarios públicos y policiales de Catamarca. Entre ellos se encontraba Guillermo Luque. Según testigos, la joven salió del lugar acompañada por varios de ellos, quienes la llevaron en otro vehículo. Esa fue la última vez que la vieron con vida.

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María Soledad Morales

María Soledad Morales

Dos días después, el 10 de septiembre, su cuerpo fue hallado en el Parque Daza, a unos siete kilómetros de la capital de Catamarca, sobre la ruta 38. Unos operarios de Vialidad Nacional descubrieron el cadáver, truncando el sueño de María Soledad de convertirse en maestra de jardín.

Sin embargo, la escena del crimen fue manipulada. Un colectivero informó haber visto a tres personas alterando el lugar. La causa de la muerte fue un paro cardíaco inducido por una dosis de cocaína que sus secuestradores y violadores la forzaron a consumir.

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El lugar donde encontraron el cuerpo de María Soledad

El lugar donde encontraron el cuerpo de María Soledad

Elías Morales, padre de la joven, logró identificarla por una cicatriz en una de sus muñecas, ya que su cuerpo estaba irreconocible: presentaba fractura en la mandíbula, quemaduras de cigarrillo, le faltaba el cuero cabelludo, las orejas y un ojo. La brutalidad del crimen dejó marcas imborrables.

El comisario general Miguel Ángel Ferreyra, jefe de la Policía y padre de uno de los acusados, fue quien dio la orden de lavar el cuerpo de la joven tras ser encontrado, eliminando así pruebas cruciales que habrían sido fundamentales para la investigación del caso.

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