En la madrugada de la noche de San Juan, una intensa luz incandescente iluminó el cielo de Almería dejando a su paso una estela brillante.
Lo que inicialmente parecía un meteorito resultó ser, en realidad, basura espacial: la reentrada del segundo tramo de un cohete Falcon 9 de la empresa de Elon Musk, SpaceX, de la misión Transporter-14.
Un espectáculo que, lejos de ser fascinante, ha generado preocupación entre astrónomos y ciudadanos.
Cenizas humanas y material genético
A bordo de la misión Transporter-14 viajaban más de 70 objetos, incluidos cápsulas funerarias con cenizas humanas y muestras de ADN.
Este nuevo negocio, conocido como “entierro orbital”, está ganando popularidad, pero también plantea serias preocupaciones sobre los residuos que quedan flotando en el espacio.
Los objetos caídos al ingresar a la atmósfera se desintegraron a gran altitud, causando una escena que, para los astrónomos confirma creciente problema de la contaminación espacial.
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El cielo de Almería, cada vez más contaminado
El Observatorio de Calar Alto, uno de los centros astronómicos más importantes de la región, ha denunciado el serio aumento de la contaminación que enfrenta el cielo almeriense.
“Esto no es un espectáculo, es contaminación celeste. El cielo debería estar lleno de estrellas, no de chatarra ni restos humanos” Esto no es un espectáculo, es contaminación celeste. El cielo debería estar lleno de estrellas, no de chatarra ni restos humanos”
, han afirmado los expertos, que han utilizado sus redes sociales para alertar sobre los peligros de la creciente saturación orbital.
Los científicos critican duramente los lanzamientos espaciales con fines comerciales y simbólicos, que están aumentando de manera alarmante.
Estos artefactos, muchos de los cuales reentran sin control visible, cruzan zonas habitadas como Almería, deteriorando el “patrimonio celeste” y afectando la observación astronómica, además de la percepción cultural del cielo.
Astrónomos reclaman regulación
“Esto no es un espectáculo. Esto no embellece el cielo”, subraya el mensaje del Observatorio de Calar Alto, y hace un llamado urgente a la regulación de estas prácticas, que amenazan con empeorar la contaminación del cielo en un futuro cercano.
La creciente presencia de basura espacial no solo perjudica la observación astronómica, sino que también compromete la belleza natural del cielo nocturno, un patrimonio invaluable para la humanidad.