"Los extranjeros ilegales invadieron Estados Unidos. El gobierno de California ayudó e instigó esa invasión". Así justificó Stephen Miller, cerebro detrás de las políticas migratorias de Donald Trump, el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles para sofocar las protestas por las redadas contra inmigrantes indocumentados.
El republicano ultraconservador consideró que la ciudad se convirtió en "territorio ocupado" y que se trata de una "insurrección organizada".
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Las protestas comenzaron el viernes, después de que se dieran a conocer una serie de redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en distintos puntos de la ciudad. Durante el fin de semana, las manifestaciones aumentaron en escala e intensidad hasta alcanzar su punto máximo el domingo, cuando el presidente autorizó el despliegue de 2.000 miembros de la Guardia Nacional en la zona para dispersar a los manifestantes.
Esta polémica medida fue calificada por el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, como "una grave ruptura de la soberanía estatal", y confirmó que presentará una demanda contra el líder de la Casa Blanca.
Para este martes se esperaban 700 marines, que se unirán a los miembros de la Guardia Nacional desplegados, ampliando la militarización de la tensa situación en Los Ángeles, donde hay millones de residentes nacidos en el extranjero y vive una enorme comunidad latina. Las manifestaciones fueron mayoritariamente pacíficas, pero se vieron empañadas por enfrentamientos esporádicos y violentos con la policía.
El avance de Miller en el gobierno trumpista
Miller, de 39 años, quien ya diseñó algunas de las medidas más extremas del primer gobierno de Trump -como la separación de familias migrantes- aumentó su poder e influencia en la Casa Blanca con los cargos de subdirector de políticas y asesor de seguridad nacional.
Fue el cerebro detrás de varias de las políticas migratorias más duras del segundo mandato del líder MAGA, como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento, las deportaciones masivas o la declaración de la emergencia nacional en la frontera sur.
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Protesta contra las redadas de ICE en Los Ángeles
AFP
"Usaremos todo el poder de las fuerzas federales bajo el mando y dirección del presidente Trump para salvar a este país de esta ocupación", declaró a la cadena Fox News en enero, poco después de que asumiera el nuevo gobierno.
El argumento de la invasión fue justamente el que utilizó el gobierno de Trump para utilizar una ley de 1798, aplicada en tiempos de guerra, para deportar a cientos de inmigrantes a la cárcel de máxima seguridad de Nayib Bukele en El Salvador sin el debido proceso.
"(El trabajo de Miller) es ser el policía malo, y ha interiorizado ese trabajo, y lo hace aparentemente con gusto", dijo Muzaffar Chishti, investigador principal del Migration Policy Institute, al Financial Times. "Trump sabía lo que quería hacer en materia de inmigración, pero necesitaba un marco", añadió.
Miller fue uno de los principales impulsores de las deportaciones masivas. Ante las bajas cifras de deportaciones registradas hasta el momento, el mes pasado reprendió y amenazó con despedir a altos cargos del ICE si no comenzaban a detener a 3.000 migrantes por día, según reveló NBC News.
Cómo llegó al poder
Nacido en 1985 en el seno de una familia judía de Santa Mónica (California), Miller mostró desde muy joven un marcado interés por la política, influenciado por figuras y medios con posiciones conservadoras.
A los 16 años escribió una carta a un periódico local criticando la falta de patriotismo en su escuela secundaria en la que consideró, entre otras cosas, que los estudiantes latinos debían hablar solo inglés en clase.
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Su formación política se consolidó en la Universidad de Duke, donde se graduó en Ciencias Políticas en 2007 y protagonizó un episodio que, según expertos, daría un temprano impulso a su carrera. Miller se erigió como un vocal defensor de un grupo de jugadores del equipo universitario de lacrosse acusados de violación que finalmente probaron su inocencia, en un caso que alcanzó cierta relevancia mediática.
Fue en este periodo cuando empezó a vincularse con figuras controvertidas como Richard Spencer, un conocido supremacista blanco, si bien el asesor republicano negó que tuvieran una relación cercana.
Tras graduarse, trabajó como asesor de comunicaciones para congresistas republicanos y en 2009 se puso al servicio del entonces senador Jeff Sessions, conocido por sus posturas de línea dura en inmigración.
En 2016 se unió a la campaña presidencial de Trump como asesor de políticas y redactor de discursos.
Se atribuye a Miller el tono nacionalista y antiinmigración de las alocuciones de Trump, como el discurso inaugural de 2017, así como el diseño de dos de las medidas más polémicas de su primer gobierno: el veto migratorio a países de mayoría musulmana y la separación de familias de migrantes irregulares.
