¡Ay! Nuestros queridos políticos

Decidí escribir algo sobre nuestros políticos al enterarme sobre la situación del Líbano a raíz de la explosión en el puerto de Beirut. Me enteré por ejemplo que cinco de las seis fortunas más grandes del Líbano pertenecen a políticos libaneses, según la revista Forbes.

Quizás en Uruguay no suceda esto pero igual nuestros queridos políticos tengan un camino que recorrer a los efectos de servir a los habitantes de nuestro país y no sus propios intereses o los de su partido.

Mi suegro era Guillermo Chifflet. Aprendí de él sobre la dignidad y el desprendimiento de los intereses personales en aras de mantener limpia la conciencia. Pero el abandono que sufrió por parte de los compañeros (salvo honrosas excepciones) enseñó mucho sobre nuestro sistema político.  Existe una frase proverbial de Mary Baker Eddy en su libro Ciencia y Salud Con Clave de las Escriturasí: “Fue la ignorancia de nuestros antepasados en los dominios del conocimiento ahora difundidos por toda la tierra, lo que los hizo más fuertes que nuestros diestros fisiólogos y más honrados que nuestros astutos político”. Y en otra parte de su libro agrega: “Medio factible como racional de mejoramiento es, al presente, la elevación de la sociedad en general y la obtención de una raza más noble para que legisle –una raza que tenga miras y móviles más elevados”.

Me queda picando la expresión “una raza más noble para que legisle”. ¿Es posible eso al presente? ¿Es posible que nuestros políticos logren servir a la comunidad sin intereses espurios? Eso tendríamos que preguntarle a ellos individual y colectivamente. Recuerdo hace unos años que el general Medina se unió con Mauricio Rosencof para abordar el problema de la comida en las escuelas. ¿Impensable en otras condiciones? Un tupamaro unido con un militar buscando resolver un problema conjuntamente. Habría que pensar un poco más en estos ejemplos. He dicho.