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Biohacking: cómo reprogramar tu cabeza para vivir mejor

De qué se trata la metodología que propone tomar el control del ambiente interno y externo para optimizar la biología humana

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12 de julio de 2020 a las 05:00

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Ningún cerebro está predeterminado a ser de una forma y no de otra. Las neurociencias lo vienen advirtiendo desde hace rato: la inteligencia se puede estimular. Pero, ¿es posible hackear nuestra mente y biología y tomar las riendas de lo que sucede en nuestra cabeza? El biohacking dice que sí. Esta metodología –que no es una ciencia pero funciona bajo preceptos científicos– plantea que es posible tomar control del ambiente interno y externo para optimizar la biología y cerebro.

“El biohacking es el uso de la ciencia, la tecnología y el yo cuantificado para optimizar las variables biológicas y mentales de manera veloz y medible”, define Melina Vicario en diálogo con El Observador. Esta biohacker argentina (conocida como @labiohacker en Instagram) es referente en América Latina de la disciplina que creó el tecnólogo y empresario inglés, Dave Asprey.

Vicario se formó en programación neurolingüistica e ingienería del diseño humano en Estados Unidos con Richard Bandler, creador de ambos sistemas. A raíz de su interés por las neurociencias, logró ser seleccionada junto a cinco latinos más por la Universidad de Stanford para capacitarse en un programa intensivo de neurociencia, tecnología e innovación. “Los abordajes que aprendí ahí eran muy teóricos, entonces busqué bajarlos a tierra para aprovecharlos. Como años atrás había trabajado como periodista de tecnología, conocía muchos CEO de Estados Unidos. Era gente muy exitosa que estaba demasiado saludable. Y me preguntaba cómo hacían. Entrevisté a varios. Resulta que todos estaban metidos con el biohacking y con la tecnología de la mente. Ahí fue que dije ‘es por acá’”, recuerda.

La argentina se capacitó en Londres con Asprey y luego estudió mapeo cerebral y neurofeedback en el Instituto IFEN de Múnich, en Alemania. 

Gentileza Melina Vicario

El biohacking parte de la premisa de que, si se puede hackear una computadora, también se puede intervenir la biología individual. Para eso, existen ciertos hackeos que van desde acciones totalmente caseras y sencillas, como mirar el atardecer para regular el reloj biológico, hasta otras más aparatosas y costosas, como el anillo inteligente que usa Manu Ginobili o los lentes para bloquear la luz azul.

“Podemos aprender a desconectar redes neurales que nos hacen sentir mal, que no nos conectan al destino deseado, e instalar redes neurales de pensamientos que sí nos acercan a nuestro propósito de vida. Todo es cuestión de aprender cómo, y eso es lo que enseño con el pensar a propósito”, explica Vicario, quien brinda sesiones de las técnicas con las que trabaja en Argentina y dicta seminarios presenciales y virtuales (a futuro, proyecta venir a Uruguay a brindar capacitaciones).

Una de las propuestas que desarrolla Vicario dentro del biohacking es pensar a propósito, algo que para ella implica aprender a “sentarse en el asiento de conductor de nuestro cerebro”. Porque asegura que no son los genes los que determinan el destino, sino el estilo de vida.

Es por eso que el biohacking puede aplicarse a ámbitos como el sueño, el manejo del estrés, la nutrición, la exposición a la luz solar y los ritmos circadianos. Y algunos de sus beneficios están relacionados con el aumento de la energía y la concentración, con una mayor claridad mental sobre metas, con la optimización en la calidad del descanso, la obtención de un mayor placer y optimismo, la mejora en los resultados físicos y mentales y la reducción del estrés y el miedo.

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Cinco hackeos para terminar el día

En tiempos donde parece ser que para alcanzar el bienestar físico y emocional es necesario ser un multimillonario o un monje tibetano con una maduración espiritual elevadísima, el biohacking ofrece ciertas pautas o herramientas que con un poco de voluntad puede desarrollar cualquiera. Por supuesto que hay otros hackeos que requieren mayor intervención profesional y otros que son costosos e incluso inaccesibles en Uruguay, pero hay algunos totalmente gratuitos y sencillos.

Dice Vicario que “un buen día comienza con un buen descanso en la noche”. Es que dormir y descansar con calidad colabora en la recuperación de energía del cuerpo, regenera tejidos y contribuye a mejorar el desempeño cognitivo y deportivo y a reducir el estrés. Entonces, para aprovechar los beneficios del buen descanso, la especialista compartió cinco hackeos sencillos que se pueden incorporar a la rutina para lograr mejorar la calidad del sueño. 

  • Mirar el atardecer

Hacerlo sin lentes y evitar la luz artificial una vez que cae el sol.

Beneficios: ayuda a mejorar el reloj biológico dado que la información lumínica le indica al organismo que es momento de relajarse y prepararse para el descanso.

  • Wifi y celular off

Antes de ir a dormir, apagar el wifi y el celular (o dejarlo en modo avión) y dejar el teléfono lo más lejos posible del cuerpo.

Beneficios: reduce la exposición a los campos electromagnéticos no nativos (NN-EMF), y permite dormir mejor y cuidar la salud celular.

  • Dormir en oscuridad total

Se recomienda cerrar bien las ventanas del dormitorio y tapar hasta la más mínima luz con cinta aisladora si hace falta.

Beneficios: el sueño tiende a ser más profundo, reparador y de mayor calidad. 

  • Agradecer

Hacerlo pensando en las cosas buenas que te pasaron durante el día y anotar en una libreta lo que vas a hacer el día siguiente.

Beneficios: generás la neuroquímica adecuada para balancear el cerebro y creás espacio para pensamientos relajantes.

  • Respirar y visualizar

Dedicar al menos tres minutos para respirar lentamente, visualizando como si respiraras con el corazón.

Beneficios: aumenta la coherencia cardíaca, que es la coordinación y coherencia entre el cerebro y el corazón (respiración alineada al ritmo cardíaco).

Otro nivel

El biohacking tiene mucho que ver con la búsqueda cada vez más amplia de sentirse mejor y ver hasta qué punto podemos tomar las riendas de nuestro cuerpo. Es por eso que además de las prácticas nombradas anteriormente, existen otras como la crioterapia y el ayuno de dopamina, que son algo más complejas y también apuntan a optimizar distintos aspectos de la biología.

Crioterapia 

La termogénesis (capacidad de generar calor en el organismo debido a las reacciones metabólicas) inducida por el frío es una terapia que expone al organismo a temperaturas muy bajas por un tiempo corto con las que el cuerpo produce calor para equilibrar su temperatura. Esta práctica puede aplicarse de diversas formas, como por ejemplo: darse duchas de agua helada o alternando entre el frío y el calor, sumergir la cara en un bowl con hielos y agua helada, sumergirse en una bañera o piscina con hielos o realizar ejercicio al aire libre en invierno. Pero cabe señalar que todas estas técnicas se deben ir adoptando de a poco, con pequeñas exposiciones al comienzo para que el organismo se vaya adaptando. Así lo explica la doctora especializada en nutrición Florencia Raele, que habla de esta técnica en su libro Medicina ancestral y Epigenética. Entre algunos de los beneficios, la médica argentina destaca que la crioterapia fortalece articulaciones; alivia dolores osteoarticulares; induce la autofagia y esto promueve la longevidad; mejora la eficiencia cardiovascular, el desempeño en el entrenamiento y las funciones cognitivas superiores; optimiza la fuerza muscular; aumenta el metabolismo basal; fortalece el sistema inmune; disminuye el tiempo de recuperación en lesiones y reduce la inflamación y el estrés oxidativo celular.

La crioterapia tiene entre sus objetivos lograr la hormesis, que es el proceso mediante el cual el cuerpo se somete a una serie de situaciones estresantes con las que se van generando adaptaciones fisiológicas que ayudarán a soportar mejor estos estímulos estresores luego (por ejemplo, la crioterapia puede ser una buena técnica para los friolentos). “El ser humano busca constantemente satisfacción, y en lo que se refiere a la temperatura, es pequeño el rango de temperatura que toleramos y al cual nos exponemos a diario; el abrigo, las viviendas, el aire acondicionado y las estufas son algunas de las comodidades que hoy disponemos para estar la mayor parte del día bajo situación de confort absoluto. Una vez más perdimos el contacto con esa adversidad o variabilidad tan necesaria para optimizar nuestras funciones biológicas, perdiendo la capacidad innata de auto-regularnos. Exponerse regularmente a fluctuaciones extremas de temperatura es una herramienta útil y fundamental para lograr la salud, prevenir la enfermedad y aumentar la longevidad”, explica Raele desde su cuenta de Instagram (@beautyfreak.room).

Crioterapia facial en casa
Vicario contó que esta técnica, ideal para aquellos que todavía no aguantan una ducha helada, sirve para desplegar efectos desinflamatorios hacia todo el organismo a través del nervio vago (uno de los doce nervios craneales).
Facebook Melina Vicario (La Biohacker)
Procedimiento
-Verter agua fría y hielos en un bowl. 
-Esperar que los hielos se derritan y el agua se congele
-Meter la cara adentro del recipiente los segundos que aguantes sin respirar. Repetirlo tres veces.

Ayuno de dopamina: chau placeres

En los últimos años, Silicon Valley, el área de la bahía de San Francisco de California que es sede de varias compañías emergentes y globales de tecnología como Apple, Facebook y Google, se convirtió también en cuna de tendencias asociadas a los estilos de vida. Y una de las más novedosas (también es un biohack) es el ayuno de dopamina, que es el neurotransmisor relacionado con la motivación, la recompensa y el placer.

Bajo la idea de que las personas se sobreestimulan con “golpes” de dopamina que generan las redes sociales, la tecnología y la comida, esta práctica consiste en suspender temporalmente (los ejecutivos de Silicon Valley, por ejemplo, suelen tomarse un día al mes para esto) el contacto con esos estímulos externos que liberan este neurotransmisor en el cerebro. 

Vicario dijo que prefiere llamar a esta práctica “ayuno de ondas beta”, en referencia a las ondas del alerta a las que se está constantemente sometido en la ciudad. Y con este ayuno se pueden privilegiar las ondas alpha, theta y gamma, que están ligadas a la ensoñación, la relajación, la meditación y la creatividad.

En definitiva, la propuesta consiste en alejarse por un día de las redes sociales, de la ingesta de comida meramente compensatoria o placentera y mantenerse en silencio. Incluso hay quienes proponen evitar mantener relaciones sexuales. La idea es lograr un estado de meditación y conexión con uno mismo. Además de que, según explican los defensores de esta práctica, luego del ayuno, al volver a recibir los estímulos que se suspendieron, se disfrutan más. “Somos adictos a la dopamina. Y debido a que estamos obteniendo mucho de eso todo el tiempo, terminamos queriendo más y más, por lo que las actividades que solían ser placenteras ahora no lo son. La estimulación frecuente de la dopamina eleva la línea base del cerebro”, dijo a The New York Times James Sinka, uno de los propulsores del ayuno de dopamina en Silicon Valley.

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