Diego Battiste
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La viola hizo negocio en Jardines y dejó a Danubio con un sabor amargo

Con un hombre menos por la expulsión de Tabaré Viudez, Defensor salió ileso de la cancha de la franja donde la pasó mal en el primer tiempo y sumó un puntito

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18 de octubre de 2020 a las 15:05

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Parecía mentira. De pelear tantos años por la chapa de ser el mejor de los cuadros en desarrollo a este presente desesperante y angustiante. Quién iba a decirlo… siquiera imaginarlo. Pero ahí estaban.  Danubio y Defensor Sporting con la daga del descenso al cuello. Un hecho inusual por donde se lo mire.

La cita en Jardines reunía condimentos inéditos. Porque, por ahí, uno puede andar peleando la tabla de abajo. ¿Pero los dos juntos? Hay que ir muchos años atrás en el tiempo para encontrar algún antecedente.

La condición de local y su situación extrema en la tabla obligaba a la franja a asumir el protagonismo. Y así lo hizo. El equipo jugó con el estilo que le impregna Leo Ramos a sus equipos. Presión alta y haciéndose sentir en cada sector.

Danubio marcó la cancha de entrada. Le encontró la vuelta rápidamente al partido. Se dio cuenta de que el Tata Álvaro González no hacía pie jugando como lateral derecho. Por ahí Ramos le puso a Loly Piñeiro que le generó un dolor de cabeza a lo largo de todo el primer tiempo.

Y Danubio empezó a llegar una y otra vez. A los 14 con un cabezazo de Leandro Rodríguez que sacó Long. En el rebote se lo perdió el Puma Rodríguez.

Cinco minutos después Piñeiro ganó en velocidad dejando por el camino al Tata y su remate sacudió el travesaño del arco de la viola. Y minutos más tarde fue Lamas el que salvó el gol.

A esa altura Defensor la pasaba mal. Relegado en el campo. Los del medio no agarraban la pelota y la franja se lamentaba de los goles marrados. A poco del final Mederos tiró una pared que Piñeiro que lo puso de cara al gol pero definió mal.

 

Desapareció Danubio

Pero todo cambió para el segundo tiempo. Quedó la sensación de que a Danubio se le terminó la gasolina y se terminó consumiendo en su inoperancia. La viola se paró mejor y entró a emparejar y por momento generar más peligro que su rival.

A los 6 minutos avisó con a través de Navarro y minutos después el golero Ichazo sacó un remate con destino de gol de Vicente Poggi.

El Tata se armó mejor en el fondo y Piñeiro ya no pudo desnivelar como en el primer tiempo. Los del medio ofrecieron mejor contención y eso favoreció al sector defensivo.

Con el paso de los minutos vinieron los cambios que parecieron dotar de mayor dinamismo a Defensor. El técnico Orfila se animó con poner en cancha a Tabaré Viudez, Diego Coelho y Juan Albín.

Fue el reencuentro de Viudez con la camiseta del club que lo vio nacer. Y en las primeras de cambio dejó en claro que será un jugador importante. Encaró, buscó, se juntó y probó de afuera con un peligroso remate. Pero se regaló. No estaba en el libreto que en dos minutos se fuera expulsado por doble amonestación.

Con uno menos, la viola replegó filas. En el inconsciente, que no juega partidos pero que influye, debe haber pesado el hecho de que el empate terminaba siendo negocio.

Y el equipo del Parque Rodó aguantó a pie firme los últimos intentos desesperados de un Danubio que se chocó contra el muro.

El 0 a 0 no hace más que confirmar el momento de ambos equipos. Defensor terminó haciendo negocio y se fue de Jardines abriendo más la herida de un Danubio que tiene a su gente molesta e irritada.

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