Disparen contra Trump

El presidente de EE.UU tomó una decisión incorrecta

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18 de agosto de 2018 a las 05:00

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, eligió como blanco de sus ataques nada más ni nada menos a quien debería ser su principal aliado en la lucha por un mundo libre: la prensa.
 
Lo que durante su fulgurante y muy bien pensada campaña electoral parecía tan solo una estrategia electoral, se consolidó ya en la Casa Blanca como una política personal: una cruzada contra las noticias y los medios de comunicación que no escriben e informan lo que él quiere. Sus berrinches, burlas, ironías y hasta desplantes ya son moneda corriente de su histriónica presidencia. Esa opinión pública tan respetada y celosa de las libertades individuales asiste incrédula, día a día, a nuevas formas de agresión verbal y descalificaciones ante opiniones, análisis o la mera enunciación de preguntas que osan molestar al rubicundo presidente que lidera el país más poderoso del mundo. ¿Qué hay detrás de esta estrategia? Difícil de saber a ciencia cierta. Nada bueno puede quedar luego de pretender arrasar contra uno de los máximos pilares de las garantías individuales en nuestra civilización occidental; la preciosa y siempre desafiante libertad de expresión, tan necesaria para la vitalidad de las democracias y el control de los poderosos.
 
Lo que no parecen darse cuenta ni Trump ni su entorno es que al descalificar permanentemente a la prensa y a sus trabajadores está socavando las bases mismas del sistema que lo sostiene y que es precisamente gracias a ellos y a la libertad de información que circula por los medios que pueden ufanarse de vivir en una democracia con plenos derechos.
 
Pero llegó la hora de decir basta. Cansados de tanto insulto gratuito, de tanto odio solapado contra la libertad de expresión el prestigioso The Boston Globle impulsó la publicación de editoriales a lo largo de todo Estados Unidos para poner los puntos sobre las íes y aclararle el panorama al presidente Trump."Etiquetar a la prensa como enemiga del pueblo es tan antiestadounidense como peligroso para el pacto cívico que hemos compartido desde hace más de dos siglos", se lee en el editorial. Se trata de una respuesta directa al presidente quien no escatima insultos contra lo que denomina "los medios de las "fake news" a quienes atribuye el papel de ser enemigos no de "su presidencia" sino del propio "pueblo americano".
 
Una discusión fea. De cancha embarrada y sucia. Planteada por un presidente nada afecto a las normas básicas de convivencia. Una discusión que cuestiona una de las virtudes más sagradas que nos diferencia como sociedad de las barbaries y los gobiernos autoritarios. Entre los cientos de citas y argumentos que se han sumado a la voz editorial de Boston se reitera una cita a uno de los presidentes de Estados Unidos Thomas Jefferson diciendo: "Si tuviese que decidir si debíamos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo último".
 
Ni tanto ni tan poco. Un buen gobierno con una prensa libre e independiente es la mejor combinación posible, aunque no siempre factible de alcanzar.
 
La iniciativa de The Boston Globe ya es historia: los editoriales ya fueron escritas y consiguieron su objetivo. Que ni a Trump ni a nadie le quede duda de que, pese a los insultos y las amenazas, la prensa libre está siempre agazapada para recordarle al poder que lo único que hace el miedo es envalentonar a los que luchan por la libertad.
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