El papá de la Villa

Cerro venció 1-0 con gol del juvenil Gonzalo Mastriani para continuar con la paternidad sobre Rampla

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21 de agosto de 2011 a las 21:53

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Con dos equipos plagados de jugadores experimentados, el clásico de la Villa se definió por la desgracia y la suerte de dos pibes. Uno que se equivocó y el otro que aprovechó el error para comenzar a marcar su camino futbolístico. Bernardo Long, debutante casual en el partido más caliente del barrio debido a la expulsión en la primera fecha de Lucero Álvarez, no apretó bien la pelota después de una gran atajada y Gonzalo Mastriani, el pibe de 18 años que se había estrenado con gol el fin de semana anterior, hizo leña del árbol caído.

Iban 64 minutos de la fiesta del Cerro trasladada al Estadio Centenario cuando el albiceleste se puso 1-0. Y así terminó el encuentro pese a que en el tramo final Ismael Espiga reventó dos pelotazos en los caños del golero Rolero. Mastriani, que hasta entonces no había sido gran figura, apareció en el área para cabecear un centro perfecto de Gustavo Varela y luego puntear la pelota entre las manos de Long.

El fútbol es así. En la vereda de enfrente, hasta ese momento Long había salvado en varias ocasiones su arco. Si el encuentro estaba 0-0 era en buena medida por las excelentes tapadas del golero rojiverde.

En el primer tiempo sacó un tiro libre de Suárez, un cabezazo a bocajarro y una entrada de Simón Pagua. Y cuando comenzaba el segundo, desvió un tiro de Omar Pérez, que había llegado hasta sus narices. Pero estuvo flojo una vez y chau.

Al influjo de Pérez, de Ravecca por derecha, al empuje de OJ y de Suárez en el mediocampo, el albiceleste había creado las mejores ocasiones. Rampla no encontraba el juego, Techera intentaba por izquierda pero no era suficiente.

Sin embargo, le tocaron la oreja y salió de la cueva. Generó dos oportunidades claras que no terminaron adentro porque la suerte estaba de lado del cerrense. A los 68 Techera levantó un centro y cabezazo de Espiga rebotó en el caño; a los 73, Espiga recibió otra pelota a la entrada del área y su disparo rebotó en el mismo caño. Cerro consiguió entonces el segundo triunfo consecutivo en el Apertura, arrancó con puntaje perfecto y sumó su séptimo clásico sin derrotas. Una paternidad que se acentúa.

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