“Guerra” contra las pandillas: El presidente Bukele prorrogó el Régimen de Excepción en el Salvador

La medida fue anunciada en su momento como una “declaración de guerra contra las pandillas” por el presidente Bukele y su aplicación concreta se tradujo en redadas masivas en barrios populares, detenciones arbitrarias, torturas, malos tratos y hacinamiento en los centros de detención y acusaciones judiciales sin fundamento.

Desde el inicio de la “guerra” declarada por Bukele, más de cuarenta mil personas han sido detenidas y pese a que la presión represiva sobre las bandas ha logrado una relativa disminución de su actividad criminal, el ambicioso objetivo de erradicarlas totalmente y encarcelar a sus miembros y dirigentes estaría lejos de cumplirse, según diversos especialistas como Tiziano Breda, del International Crisis Group, quien afirma que muchos miembros de las pandillas han logrado huir al extranjero, eludiendo el cerco represivo montado por Bukele.

Los magros resultados de una estrategia basada exclusivamente en la represión indiscriminada son celebrados por Bukele en sus redes sociales en las que no se priva de atacar distintas organizaciones de derechos humanos y periodistas que denuncian los atropellos y la violencia ejercida por las fuerzas policiales. La Comisión Interamericana por los Derechos Humanos (CIDH), el Centro de Estudio Legales y Sociales (CELS) y otras organizaciones locales y regionales han denunciado las detenciones masivas, el ataque contra poblaciones vulnerables y la falta de control judicial de los procedimientos.

Pese a las críticas, Bukele ha decidido prorrogar por otros treinta días el Régimen de Excepción y en la presentación de la solicitud de prórroga ante el Parlamento, el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, dijo que ya habían sido detenidos quince de los líderes pandilleros y restaba arrestar a siete. Anunció la construcción de una nueva cárcel de seguridad y refiriéndose a lo pandilleros que habrían huido a México, expresó “los cobardes ahora dan órdenes desde México”.

Las medidas instrumentadas por Bukele y su particular estilo de comunicación -llegó a autodefinirse como el “dictador” más cool del mundo- que no duda en poner en un primer plano como objeto de sus ataques verbales a “las pandillas, la oposición, las ONGs y la comunidad internacional”, son populares en El Salvador.

De acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad Católica, más del cincuenta por ciento de la población apoya al presidente en esta cruzada contra la delincuencia de las pandillas. Según el vicerrector de la universidad, Bukele, con el Régimen de excepción y su discurso de corte marcial, ha logrado remontar su imagen, que había caído abruptamente cuando en 2021 decidió adoptar el bitcoin como medio de pago adicional en El Salvador y el derrumbe de las criptomonedas generó serios problemas económicos.

El optimismo de Bukele con respecto a los resultados de la ofensiva contra las bandas no es compartido por analistas del tema, como Pablo Luers, que caracteriza como un fracaso la política establecida a partir del régimen de excepción.

Luers advierte además que “no se puede tener todo el tiempo al 70 % de las Fuerzas Armadas y a la Policía persiguiendo a las pandillas”. Y cuando la presión represiva disminuya “hay que contar con que las bandas vuelvan. Han demostrado su capacidad para adaptarse durante veinte años y no van a desaparecer sin más”.