La alimentación infantil y sus consecuencias en la vida adulta

El Instituto Uruguayo de Lactancia Materna invita a un taller de cocina

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31 de mayo de 2018 a las 17:00

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Tener una buena y saludable alimentación durante la infancia es fundamental para formar los hábitos alimentarios y para prevenir enfermedades crónicas en la vida adulta. Por ello, es importante que los padres le presenten determinada atención a la dieta diario de los más pequeños.

Ana Inés Rosas, nutricionista del Instituto Uruguayo de Lactancia Materna (Iulam), explicó a Padres Hoy que una alimentación inadecuada se caracteriza por "un bajo consumo de frutas y verduras, exceso de sal y azúcar y mala calidad de grasas que llevan al sobrepeso y la obesidad". Estas enfermedades suelen ser un problema en la vida adulta de un niño mal alimentado. "Son un problema en nuestro país en etapas posteriores de la vida", agregó.

"Es crucial en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los menores a largo plazo"

Los dos primeros años de vida, son un momento crucial para la promoción de un desarrollo y crecimiento adecuado. Las primeras experiencias deben ser de "alimentación perceptiva", es decir, brindarle la comida con afecto en un ambiente tranquilo. El adulto debe tomarse su tiempo para ayudarlo a comer, respetar sus necesidades, sus signos de hambre y también de satisfacción. "Alimentarse es además un momento de desarrollo de habilidades, de intercambio e integración con el otro", dijo.

Lo que no puede faltar en la dieta

En el primer tiempo de vida del bebé, es fundamental que sea amamantado. La leche materna no solo es nutritiva, sino que también cubre sus necesidades defensivas y afectivas.

A medida que va creciendo, cuando alcanza los seis meses, la leche materna no es suficiente y necesita alimentos complementarios. Es importante "ofrecer variedad e incluirlos de forma gradual, en varias comidas al día, preparándolos de forma sencilla y atractiva", dijo la experta. Dentro de estas comidas debe haber carne, huevo –que aportan hierro para la prevención de anemia–, papa boniato, polenta, arroz, fideos y sémola, que son ricos en energía. También deben ingerir frutas y verduras variadas que aportan vitaminas y minerales.

Además, se aconseja que coman pescado una vez a la semana por los aportes de ácidos grasos Omega 3.

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Jacinta Luna Lussich –cocinera y creadora de Rico para Bebés– sostuvo a Padres Hoy que lo que se les brinda a los hijos en los primeros años es una "semilla" que se debe regar para que crezca y dé sus frutos. "Si plantamos y regamos con amor, cuidado, respeto y enseñando a comer bien y tener consciencia sobre el alimento, les estamos enseñando a cuidar su cuerpo y el medio ambiente que los rodea como un todo", indicó.

Para que esto sea posible, según Lussich, es necesario predicar con el ejemplo. La casa debe estar llena de alimentos saludables. "Es crucial en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los menores a largo plazo y por eso es determinante que los padres seamos quienes elegimos qué alimentos hay en casa", agregó.

Lo que no debe estar

Los alimentos con exceso de sal, azúcares y grasas –comidas ultraprocesadas– no deben estar incluidos en la dieta de un niño. Por el contrario, debe apuntarse a productos naturales y nutritivos. Para Rosas hay que incentivar el consumo de alimentos no procesados.

Los snacks y los refrescos son alimentos ultraprocesados. Contienen grandes cantidades de sal, grasa y azúcares, por lo que no es recomendable que los consuman.

En esta línea, Lussich insistió en que es importante postergar el consumo de estos alimentos procesados. "Somos los adultos los que podemos y debemos cuidar su salud; si evitamos la incorporación temprana de ciertos productos no estamos siendo malos, los estamos ayudando".

De igual forma, si los descubren hay que presar atención y no dejar que los consuman a diario, sino que sea algo ocasional. Hay que educarlos para que sea "algo de vez en cuando".

"Si enseñamos a un niño a cruzar la calle también podemos enseñarlo a comer bien y ser consciente del alimento y así crear hábitos saludables", opinó.

Comer en familia

La nutricionista Ana Inés Rosas sostuvo que la comida familiar "es un momento de encuentro, disfrute, agradecimiento hacia la persona que prepara los alimentos, e intercambio con los demás".

Asimismo, dijo, es una manera de que los padres tomen consciencia de cómo alimentarse, para cumplir un rol esencial en la formación de los hábitos.

Compartir la mesa es beneficioso para la crianza. Incluso, es una instancia para integrar al niño en la cocina para elaborar las comidas. Esto contribuye en el desarrollo de las habilidades del hijo.

El compartir la mesa en familia es "parte del aprendizaje y del comienzo de la alimentación complementaria", acotó Lussich.

Para conocer más a fondo cómo trabajar en el hábito alimenticio de un niño, el Insitituto Uruguayo de Lactancia Materna brindará un taller de cocina de la mano de Jacinta Luna Lussich. Será este sábado a las 15:30 en la sede de Iulam.

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