Pixabay

Las precedencias

Los principios generales pueden facilitar la comunicación entre las personas

Tiempo de lectura: -'

13 de julio de 2018 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Durante muchos años he luchado para evitar el uso del término "evento". Aunque no goza de mis afectos, deseo hoy utilizarlo para comentar un tema vinculado que se nos presenta con frecuencia. Me refiero a las precedencias en los eventos y también en la vida cotidiana.

Los actos, las ceremonias de las empresas se denominan "empresariales" como también son empresariales los obsequios que se hacen en el ámbito de las empresas. Cuando leo en un aviso de publicidad que se ofrecen "obsequios empresarios", imagino de inmediato a un señor metido en un estuche, con cintas de colores y una tarjeta.

La empresa, en la definición clásica, es la actividad económica jurídicamente organizada. Ella, en su ámbito, necesita saludar, nombrar o ubicar a personas que la representan. Esto puede ser verbalmente o por escrito. Es el eterno problema del quién va antes y quién va después. Son las precedencias.

Son unos medios maravillosos para no equivocarnos. Con ellos y con sentido común, siempre acertaremos, sin ofender a nadie. Existen unas reglas generales que colaborarán en nuestra tarea. En primer lugar, el del orden alfabético. Le siguen los de la antigüedad, la cortesía y la analogía. Están, además, aquellas precedencias que vienen dadas por una norma jurídica vigente en un país, en un departamento.

Es frecuente que se dude, por ejemplo, sobre la manera de nombrar a un grupo de personas que representan a empresas y que asistirán a una ceremonia. Con los principios generales mencionados es posible dar una respuesta.

El principio de la antigüedad concurre además en nuestra ayuda. Se nos presenta, por ejemplo, el caso de dos o tres empresas. La antigüedad es anterioridad en la existencia y, por eso, irá primero un banco fundado en el siglo XIX. Después el que le sigue en el tiempo y, en último término, el más reciente. Este principio no es aplicable a personas físicas.

La cortesía es una ley que no se encierra en un precepto. Somos corteses porque queremos. Parece aun voluntarismo, pero no lo es. Nadie nos obliga a dar algo a cambio de nada. Cuando vamos al supermercado debemos abonar el precio de lo que hemos adquirido porque tenemos obligación de hacerlo. En la cortesía concedemos.

El principio de la analogía puede ofrecer alguna ayuda cuando los principios enumerados no contemplan una situación. A veces llevará a tratar de ubicar al invitado entre aquellas personas que desempeñen funciones o revistan calidades profesionales similares.

Por último es preciso mencionar, que a nivel nacional y departamental existen normas sobre precedencias. Ellas colaborarán cuando se invita a autoridades. Por eso es imposible ignorar la existencia de esas precedencias establecidas por normas jurídicas. Nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores guarda celosamente esas disposiciones.

Las precedencias no son más que la aplicación de los números ordinales. Los principios generales pueden servir como ayuda para facilitar la comunicación entre las personas. Permitirán movernos con amplitud, dando a cada uno lo suyo que no es igual a dar a todos lo mismo.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.