AFP

McCain, 1936-2018

McCain fue una figura legendaria de la política estadounidense de los últimos 40 años, respetada y admirada incluso por quienes fueron sus opositores

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27 de agosto de 2018 a las 05:00

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La palabra "maverick" tiene diferentes traducciones: disidente, inconformista, heterodoxo, francotirador. "Maverick" fue el sobrenombre que el periodismo usó para referirse al senador John McCain, muerto de un tumor cerebral a las 16.28 del sábado pasado, hora de la tarde, según contó, cuando más difícil se le hacía soportar el calor y la humedad durante el confinamiento que por cinco años sufrió en Vietnam, tras haber sido derribado su avión de combate. McCain fue una figura legendaria de la política estadounidense de los últimos 40 años, respetada y admirada incluso por quienes fueron sus opositores.
Varios momentos definen su larga carrera en el servicio público, pero ninguno tan poderoso como el que protagonizó en octubre de 2008, durante un foro público en Minnesota en medio de la campaña presidencial de ese año. Una señora de la audiencia tomó el micrófono y dijo: "No puedo confiar en Obama. He leído sobre él y él no, él no es... es árabe".

Visiblemente molesto por el comentario, y con gran prontitud, McCain respondió: "No, señora. Es un hombre de familia decente, un ciudadano con el que tengo desacuerdos en cuestiones fundamentales y de eso se trata esta campaña. No es un árabe". Fue senador por Arizona, estado al que representó desde 1987, habiendo sido reelecto en cinco ocasiones, la última en 2016. En 2008, en su segundo intento por llegar a la Casa Blanca (en 2000 fue derrotado por George W. Bush), McCain fue el candidato del Partido Republicano, consiguiendo el 45,7 % de los votos, contra 52,9% de Barack Obama.

Cuando la campaña comenzó, parecía que la lucha iba a ser más reñida, pero McCain cometió el error de elegir como compañera de fórmula a la entonces gobernadora de Alaska, Sarah Palin, quien en lugar de atraer el voto de las mujeres terminó siendo un desastre. Dicen sus allegados cercanos que el senador nunca hizo referencia a su mala decisión respecto a Palin. El dato ayuda a realzar su gallardía, incluso en las derrotas. McCain siempre defendió lo que consideró correcto y con su muerte comienza el fin de una época en la vida política estadounidense, en la que la discusión política no podía ser ajena a la cordialidad, la bonhomía y los buenos modales.
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