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26 de diciembre de 2018 a las 05:00
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El Camino de Santiago francés, entre Navarra y Galicia, discurre entre una constelación de pueblos y aldeas que parecen de juguete, con sus ineludibles campanarios y nidos de cigüeñas, en los que a la hora de la siesta no se ve un alma. También hay algunas ciudades medianas, casi siempre hermosas y distendidas: Pamplona, Logroño, Burgos, León, Astorga, Ponferrada, Lugo.
En todas partes hay una gran cantidad de servicios para los peregrinos: albergues, pensiones, restaurantes, bares, tiendas. Los comercios suelen ser atendidos por hombres y mujeres rústicos, brutalmente serviciales, al modo español; o bien por dependientes de Europa del Este o latinoamericanas robustas.
Muchos españoles pasan largas horas en el bar, el café y la mesa familiar. Los comercios cierran entre el mediodía y las cinco de la tarde, un horario absurdo para la modernidad, y para los extranjeros. Al verlos, parece que hay un abismo insalvable entre su notorio bienestar material y sus esfuerzos. Hay más empeño en Cataluña, el País Vasco o Navarra, pero hasta por ahí nomás.
La economía de España le debe mucho a la complementación industrial con la Unión Europea, y al turismo. España es probablemente la primera potencia turística del mundo, con 47 millones de pobladores y 82 millones de visitantes. Y el Camino de Santiago, con sus 300.000 peregrinos al año, es parte de ello.
Los campos del norte de España
España es también una potencia agrícola, a pesar de la sequedad de buena parte del territorio: se cultivan frutas y hortalizas bajo plástico en el sur, sobre el Mediterráneo; trigo, cebada, girasol, remolacha y forrajes en el norte; vides y olivo aquí y allá.
La belleza rústica de los campos de Castilla y León, por los que serpentea el Camino de Santiago francés, es difícil de igualar. Los campesinos se muestran retraídos aunque siempre serviciales.
A principios de otoño los interminables campos de Castilla y León, que parecen un mar, se siembran con trigo y cebada. Se ven por todas partes los grandes fardos rectangulares de forraje para el ganado. El girasol está a punta para la cosecha, en tanto el maíz se concentra más en la zona de Palencia y León.
El Canal de Castilla, una obra gigantesca de más de 200 kilómetros de extensión cavada entre los siglos XVIII y XIX, provee agua para los cultivos de las Provincias de Palencia, Burgos y Valladolid. El riego artificial sostiene las grandes huertas y los cultivos de remolacha.
En Palencia el territorio es llano y completamente agrícola. Las aldeas huelen menos a criadero de cerdos y más a lechería.
El camino en Palencia, sin mayores pendientes, de piedra y polvo blancos, es una bendición para los peregrinos, que salen antes que el sol.
A pie o en bicicleta
En lo alto de una colina agreste un gringo grandote, cargado como una mula, me ofreció todo su equipo a cambio de mi bicicleta. Se llama Mike, tiene 68 años, y es de Seattle, en el extremo noroeste de Estados Unidos.
—Where are you from? —me preguntó tras conversar unos minutos.
—Montevideo, Uruguay.
Mike abrió muy grande sus ojos:
—¡Oh, no! ¡Oh, no! ¡Uruguay!
Resulta que su hija está casada con un uruguayo y viven en San Diego, California. Encontrar otro uruguayo, en la cima de una colina pedregosa del traste del mundo, le provoca extrañeza.
Hablamos sobre las ventajas y desventajas de caminar o ir en bicicleta por el Camino de Santiago.
Sólo el 7,3% de los peregrinos hicieron el Camino de Santiago en bicicleta el año pasado.
Los caminantes creen que el verdadero Camino se hace a pie. Hacerlo en bicicleta puede ser duro; ir a pie es indescriptiblemente duro.
Próxima nota: Todo lo que proporcionan una bicicleta y un teléfono móvil
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