Nicolas Garrido

Primavera electoral

La democracia que hay en Uruguay debe enorgullecer a todos los uruguayos

Tiempo de lectura: -'

04 de junio de 2019 a las 05:04

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La democracia uruguaya goza de muy buena salud y es una excelente noticia para el contexto regional. La Corte Electoral se vio desbordada en los últimos días a medida que se acercaba la fecha límite de presentación de listas. Fueron registradas más de 3.000. Son 15 los partidos habilitados para las próximas elecciones internas del 30 de junio. Cuatro de ellos con internas (Frente Amplio, Partido Nacional, Partido Colorado y Partido de la gente). Entre todas las propuestas se registran 28 precandidatos a la Presidencia de la República.

Si bien algunas listas fueron observadas por diversos aspectos relacionados con las reglas de juego –faltaban nombres de candidatas mujeres, había problema con el diseño, los colores y hasta con las dimensiones–, la avalancha registrada es un síntoma inequívoco de buena salud de nuestra democracia.

Un país en el que 28 ciudadanos deciden presentarse para ocupar la máxima magistratura y ejercer el poder significa que hay 28 formas diferentes de entender el Uruguay y estilos y perfiles para gobernarlo mejor. 

Las elecciones en Uruguay representan la quintaesencia del sentimiento republicano del país. Una república que fue forjando su carácter a lo largo de las décadas, discutiendo su futuro y labrando acuerdos para salir de los atolladeros cuando el país parecía estancado.

Con sus aciertos y errores fue gracias a la política y sus hombres que Uruguay logró diferenciarse del resto de América Latina por la fortaleza de sus partidos políticos y la seriedad de sus instituciones democráticas. Las irrupciones de violentos que quisieron ir contra el ADN democrático de Uruguay perdieron y tuvieron que recorrer el camino de las elecciones para poder llegar al gobierno. Aquellos que usurparon el poder callando al Parlamento de la República también fueron sancionados por las urnas y desaprobados por la población.

En un momento complejo del mundo, donde el desarrollo y el conocimiento no esperan ni dan tregua a nadie, Uruguay navega las aguas agitadas del siglo XXI con problemas que tienen solución. 

Por lo dicho es de saludar la cantidad de propuestas electorales y el enorme involucramiento de la ciudadanía en el proceso electoral: ¡son más de 3.000 listas! Demuestra un compromiso con el futuro del país y las generaciones venideras que hacen olvidar por un instante la otra cara de la moneda. 

Esa otra cara es la incapacidad de articular políticas de Estado para le educación, la seguridad pública y la inserción internacional para mencionar tres ejemplos en los que perduran las incongruencias y la falta de políticas de Estado. 

Solo imaginen que todo el empeño que vuelcan los uruguayos en presentarse a las elecciones, el gasto personal, la dedicación, la motivación y la militancia fuesen igual para exigir forjar acuerdos en temas claves que Uruguay no puede resolver desde hace años. 

Bienvenida la primavera electoral en el país, que sirva de aliciente para coincidir en que hay acuerdos impostergables en temas que, de no encararlos, empezarán a afectar justamente la calidad democrática que tanto nos distingue fuera de fronteras y enorgullece dentro de ellas. 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.