Inés Guimaraens

Se hizo de Peñarol por el llanto de su mamá y fue campeón en plena dictadura: la vida de Nelson Alaguich

Cuñado del Chico Moreira, tío de Mathías Cardaccio y padrastro de los Cristóforo

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04 de junio de 2023 a las 23:00

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A Nelson Alaguich le tocó marcar a Diego Maradona, a Fernando Morena, a Waldemar Victorino y enfrentó a la selección peruana del Mundial de 1978 (una generación de cracks increíbles). Fue campeón sudamericano juvenil, campeón con Danubio y es hincha de Peñarol desde que vio llorar a su madre.

"Ella me hizo hincha de Peñarol porque la vi llorando en la final de la Copa Libertadores de América de 1966. Yo tenía 7 años y la vi llorar. También amo a Danubio, donde jugué 11 años en Danubio y creo que nadie tiene motivos para quejarse con respeto a mi entrega y profesionalismo en un club que me dio todo lo que he sido en el fútbol, dijo a Referí.

Contó que de niño fue alcanza pelotas en el Estadio, le daban "una Coca Cola y un pancho", y guarda una fotografía abrazado a Fernando Morena.

Nelson Alaguich y Fernando Morena

Su familia respira fútbol. Una de sus hermanas está casada con José Hermes Moreira, exfutbolista de Danubio y campeón de América y del Mundo con Nacional en 1980. "Coincidí con él en juveniles, un día lo invité a un cumpleaños y mi hermana le dio bola".

Su otra hermana es la mamá del exfutbolista Mathías Cardacio. Y Laura, su actual esposa, es la mamá de los futbolistas Sebastián y Federico Cristóforo.

De niño le decía "yeye" a todo y de ahí le quedó el apodo para siempre.

En casa de partera

Yeye Alaguich nació hace 63 años en la casa de una partera del barrio Nuevo París, pero creció en Camino Carrasco y Veracierto. Ahí vivió hasta los 21 años, a la vuelta del club de bocas Los 33. Lleva el apellido de su madre, nacida en Carmelo.

Su padre es oriundo de Artigas y murió cuando él tenía 6 años. Se llamaba Juan Carlos Larcebeau y fue el padre del capitán de fragata del mismo nombre condenado en Uruguay por  29 homicidios durante la dictadura militar.

“Ese señor, que en definitiva era medio hermano mío, falleció y nunca en mi vida lo vi. Nunca le conocí la cara”, contó Alaguich. Por la misma rama paterna, es familiar lejano del Vasco Óscar Aguirregaray.

Concurrió a la escuela 192, al lado de la fábrica textil Sadil. Jugó al baby fútbol en los equipos Estrella Roja y Zapicán, ambos de su barrio.

Su amigo Roberto Roo lo invitó un día a probarse en Danubio, que tenía el Parque Forno en Camino Carrasco y Cambay. Los técnicos eran Héctor “Chino” Salvá y Esteban Gesto. “Fue la única vez que los vimos dentro de Danubio”.

Es que al otro día Salvá y Gesto se hicieron cargo del plantel principal de Danubio que tenía una gira por Brasil y a la vuelta se quedaron en Primera. Con los años, Alaguich se reencontró con Gesto en la selección juvenil.

Alaguich en Danubio

Luego de la prueba jugó en Quinta, en Cuarta y saltó al plantel principal. “Mi debut en Primera división fue a los 17 años y el técnico era Luis Cubilla. Él tenía la idea de jugar con un volante alto, porque había tenido una experiencia con el Beto Acosta en Newell’s Old Boys, y me ponía de volante. Yo no daba pie en bola, no tenía características para jugar de volante, pero hacía lo que podía como todo botija. Debuté contra Nacional en el Estadio Centenario, perdimos 2-1 y me tocó jugar contra Juan Ramón y el Tito Caillava. Eran unos cracks, empezaban a hacer paredes en el área de ellos y terminaban con la pelota en el arco de enfrente, era un equipazo de Nacional”, recordó.

Luego de clasificar a la Copa Libertadores con Danubio, Luis Cubilla se fue a Olimpia de Paraguay y en Danubio se quedó su hermano Pedro. “La pareja de zagueros era Juan Carlos Pereira y Julio Noble o Pedro Taborda, el hermano de Martín –recordó Alaguich-. Fuimos a jugar contra Junior y Deportivo Cali; yo no jugué el primer partido y el segundo me dice Pedro: ‘Te animás, te voy a poner de zaguero. Si no te cagas te tiro a la cancha’, me dijo tocándome la fibra”.

Desde ese momento jugó siempre de zaguero.

Campeón sudamericano durante la dictadura

En 1979, en plena dictadura militar, Alaguich integró la selección uruguaya que ganó el Sudamericano Sub 20 que se jugó en Uruguay y hay un detalle guardó para siempre. “La emoción más grande para nosotros fue ver la cara de felicidad de la gente. Era una barbaridad la cantidad de gente que iba al Estadio. El día que salimos campeones tuvimos que dar la vuelta en 18 de Julio y Ejido porque queríamos ir hasta Plaza Independencia y eran las 2 de la mañana. Dimos vuelta y nos volvimos a Los Aromos, comimos algo y cada uno para su casa”.

 “El fútbol era el único lugar donde la gente se podía expresar, gritar, reír, disfrutar. Después, vivías en este país. En lo particular nunca me pasó nada, pero que no me haya pasado a mi, no quiere decir que no hayan pasado las barbaridades que pasaron en este país. En ese tiempo yo estudiaba en la UTU de Larravide y Joanicó y muchas veces salía corriendo del Forno para tomar el 546. Estar esperando el ómnibus a las 11 de la noche como estudiante no era fácil”, recordó.

Uruguay se enfrentó a Argentina en el Sudamericano y en el Mundial de Japón. En la selección argentina jugaban Escudero, Barbas, Ramón Díaz, Maradona y Calderón. La foto de perfil de Alaguich en su perfil es una donde está marcando a Maradona.

La foto de perfil, marcando a Maradona

Es la foto que encontré en la que no aparezco muy desacreditado. Cuando falleció la saqué, sentí hacer eso, después mis amigos me convencieron que también es mi historia y la volví a poner. Nunca tuve un cruce ni siquiera de palabra con Maradona, siempre fue respetuoso. Lo normal para nosotros era que para pararlo había que matarlo a patadas”, señaló.

En Uruguay jugaban Pinocho Vagas, el Zurdo Viera, Barrios, Roberto Roo, Luzardo de 5, Bossio jugaba de lateral derecho para tener lugar en el equipo. “Perdimos el Mundial porque Argentina era más que nosotros en ese momentos y además perdimos por lesión a Roo y Luzardo, que eran fundamentales”.

Durante su trayectoria, Alaguich tuvo enfrente a delanteros espectaculares. Con Ramón Díaz cambió la camiseta en el Sudamericano. En el fútbol local enfrentó a Victorino, Morena, Polilla Da Silva. Con la selección juvenil jugaron amistosos contra Rosario Central y Talleres de Córdoba, donde jugaban el Negro Palma y la Pepona Reinaldi.

Selección uruguaya juvenil 1979

“Cuando veníamos de Colombia de un partido de Libertadores con Danubio fuimos a jugar un amistoso contra Perú, que se estaba preparando para el Mundial de 1978. ¡Mamita querida, qué baile nos comimos! Al Tito Rivero que era el lateral izquierdo y a mi que era el zaguero izquierdo nos dijeron, ‘mirá que Muñantes es rápido’. Le vimos el número 7 toda la noche. Aparte estaban Cueto, Larrosa, Chumpitaz, Velazquez. El Cholo Sotil jugó el segundo tiempo, estaba gordo, pero había sido un monstruo en el Barcelona de España. Nos hicieron cuatro goles en el primer tiempo y aflojaron en el segundo tiempo”.

Del Gremio al Atlas

Después que Gremio salió campeón de la Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental de 1983, jugó un amistoso en su estadio contra Danubio porque querían contratar a Alaguich, ya que se iba Hugo De León. La Franja ganó 1-0 con gol de Fredy Maneiro, pero el pase no se hizo.

Después lo buscó Independiente a través de Roberto Porta, ex futbolista y entrenador, cónsul del equipo argentino en Uruguay. También intentaron contratarlo Deportivo Cali y Veracruz de México. Su destino, finalmente, fue el Atlas.

“Un día llegó a Montevideo Panchito Hernández, el mandamás del América de México, a ver un partido Danubio-Wanderers. Pero no me vino a ver a mi, vino a ver a Luis Alberto Acosta, el puntero izquierdo de Wanderers. Dio la casualidad cuando regresó a México se encuentra con gente del Atlas (el gerente deportivo Eduardo Aceves y una gloria del Atlas, José Delgado) que venía con mi nombre para acá. Le preguntaron a Panchito por mi y les dijo que si América hubiera tenido lugar de extranjero, me llevaba”.

Durante un partido en México

En ese tiempo solo se permitían tres extranjeros por equipo y con Acosta lo habían completado.

La gente del Atlas vio a Alaguich en un partido en Jardines con barro hasta los tobillos. “El presidente de Danubio era el Ingeniero Héctor del Campo. En ese tiempo la decisión de la venta de un jugador tenía que pasar por una asamblea de socios y lo que salía ahí se cumplía. Entonces le dije a Del Campo que hacía 11 años que estaba en el club, que había ganado una Liguilla que en ese momento era muy importante, jugué dos Libertadores, fui campeón sudamericano juvenil y estuve en la preselección del Mundialito y me rompí la clavícula, ¿qué más? Era una oportunidad, que en aquel entonces uno la veía más lejana si no pasabas por Nacional o Peñarol”.

Del Campo le pidió que jugara dos partidos: “Le dije que no tenía problemas, pero qué hacíamos si me lesionaba. Me dijo que me iba a respetar lo mismo, pero cambió cuando le dije que iba a ganar 10 veces más de lo que me pagaba Danubio. Conmigo el presidente se había portado muy bien, porque cuando me fracturé el peroné, él me llevaba la plata del sueldo a mi casa”.

Así fue como en 1984 pasó al Atlas, donde actuó cuatro temporadas. “Estaban en una época que les gustaba jugar líbero y stopper fijo y yo llegué un mes antes de empezar el campeonato. Le dije al técnico Pistacho Torres que me probara en un partido amistoso, medio tiempo de stopper y medio tiempo de líbero; yo sabía que de stopper no podía jugar, de líbero si, por una cantidad de razones, físicas, técnicas, yo era más técnico que pegador, el stopper tiene que ser medio perro para prenderse a los garrones del rival”.

Tapa de una revista mexicana

El fútbol mexicano era rico técnicamente, más rápido que el uruguayo y el fútbol del Atlas era similar al que estaba acostumbrado en el franjeado. “Nosotros en Danubio de visitante nos cerrábamos y teníamos buenos delanteros. En el último tiempo Garisto nos dijo ‘acá en el 1-0 se termina el partido y se terminaba’. Fui allá y los espacios se me hicieron un poco más grandes, era un equipo que no salía a esconderse de visitante”.

Al día siguiente de llegar a Guadalajara, dos dirigentes fueron al hotel a acompañarlo en el desayuno y le dijeron: “Nelson, acá te trajimos porque sabemos que le vas a aportar mucho al equipo, pero tenés que ser diferente, adentro de la cancha, afuera, en los aviones, en los hoteles, sos extranjero. Si vos te dejás contaminar por el estamento del jugador que le gusta salir, tomar, si es así vas a tener poca vida en el fútbol mexicano. Y como yo, bueno, mal o regular jugador, siempre fui muy profesional, me cuidé, entrené, nunca tuve un desarreglo en  mi vida, no me costó. Vivía a 50 metros del bar nocturno más famoso de Guadalajara que se llamaba Ouí y no lo conocí. Nunca fui”.

Inés Guimaraens
Alaguich, en la actualidad vive entre Uruguay y México

Cuando tenía 30 años dejó de jugar. Terminó su carrera en Atlas por iniciativa propia: “Viví el fútbol desde niño tan intensamente que llegué a los 30 años y sentía que había jugado 100 años”.

Actualmente vive "un rato en México y otro rato en Uruguay". Tiene dos hijos una nieta que viven en México y otro hijo en Uruguay. Trabaja -cada vez menos- como intermediario de futbolistas, más con gente del exterior que de Uruguay: "Me sacaron canas verdes los jugadores de fútbol". Su sueño es irse a vivir en Playa del Carmen.

Testigo de los comienzos de Ruben Sosa

Alaguich fue testigo de lo inicios de Ruben Sosa: "Atrás de la sede de Danubio había un galpón que era bien tipo de pueblo, un galpón con paredes de bloque y una bóveda de chapa de zinc. Nosotros le decíamos el 'caño 14' porque ahí cuando llegó el Ingeniero Del Campo, lo acondicionaron, y concentrábamos. Aparte había varios muchachos, entre los que estaban Pompa Borges y Ruben Sosa, que compartían con nosotros, eran chiquilines".
A mediados de 1981 el técnico Sergio Markarian le fue dando minutos al Principito. 
"Ruben Sosa fue espectacular. Salimos campeones invictos de la Liguilla y Ruben fue la figura. Un monstruo. Danubio siempre identificó con llevar a Peñarol y Nacional a Jardines. Un año yo estaba operado de menisco, jugamos entre semana contra Peñarol y fin de semana contra Nacional, les ganamos a los dos. Cuando entró Ruben los destrozó al Indio Olivera, al Cacho Blanco", recordó Alaguich.
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