Un rayo misterioso

¿Cuál fue la verdadera naturaleza del rayo que cayó sobre la basílica de San Pedro?

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13 de febrero de 2013 a las 00:00

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Fue una casualidad. El mismo día en el que Joseph Ratzinger renunció inesperadamente a su papado, un rayo hizo contacto con la cima de la basílica de San Pedro y el momento quedó estampado en una linda imagen capturada por un fotógrafo oportuno.

Fue una casualidad. Porque ni los propios creyentes –al menos aquellos que no necesitan de estos artilugios para creer- se preocuparon por darle al azar de la naturaleza un carácter divino.

Fue casualidad. Hasta que empezaron a opinar los militantes cazadores de la fe ajena. Sus argumentos fueron contundentes: la foto, no podía ser de otra manera, era trucada. Mire si va a ser verdad que justo, justo el día en el que el Papa dijo basta, la electricidad ambiente iba a mandarse semejante gambeta.

“Un fotógrafo trabajó meses para lograr un rayo golpeando el Partenón. Éste lo consigue en un segundo, justo hoy?”, se preguntó con impecable sentido común un usuario de la red de redes. “No me digan que esperan que nos comamos esa pastilla. Tremendo fotoshop”, opinó otro con la certeza de quien sabe mucho de fútbol y de todas las cosas. Incluso, algunos fotógrafos dudaban de la ética de sus colegas italianos.

Pero, finalmente, se confirmó que la foto era cierta. Hasta una grabación de video había. Al parecer, y a diferencia del Partenón, en el Vaticano incluso aquello que no se busca se logra en un segundo. Fue allí cuando los militantes de lo real quedaron entrampados en sus propias palabras.

Porque si la foto era racionalmente imposible y luego se comprobó que era estrictamente cierta, la conclusión acerca de la verdadera naturaleza del rayo nacido sobre el cielo de Roma tiene, necesariamente, que rozar lo sobrenatural.

Yo sigo creyendo que se trató de una casualidad creada por una tormenta de morondanga. Pero los sabios refutadores de la fe, con sus pequeñas y equivocadas certezas, insisten en sembrar la bendita duda.

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