Uruguay como hub de innovación y emprendedurismo: la clave para el desarrollo económico

Cualquier país que pretenda proyectarse al futuro y ser sostenible en materia socioeconómica debe prestar atención al emprendedurismo - a la innovación tecnológica y la formación de capital humano en esta materia - como motor de la economía. En pleno siglo XXI, donde la digitalización y la globalización crecen de manera vertiginosa, el país debe desarrollar una política de Estado en materia de incentivos y fomento de la “cultura emprendedora”, ya que esto tiene una incidencia directa en la economía nacional y la generación de empleo de calidad y, por tanto, en el bienestar general de la población.

Tal como se mencionó anteriormente, la actividad emprendedora tiene un impacto directo en el desarrollo económico del país. “El tema emprendimiento ha sido parte de las recetas de impulso económico y social de las acciones desarrolladas y de todos aquellos países que abrazan el progreso como su camino al desarrollo”, sostiene la experta en marketing digital Silvia Melero. Los emprendedores son personas que “rompen” o innovan sobre las ofertas, productos o servicios tradicionales existentes, dan lugar a la creación de nuevos empleos y generalmente provocan un efecto de “derrame” o círculo virtuoso en la economía.

Las startups y emprendimientos en general son un catalizador para el desarrollo económico tanto a nivel mundial como local. El valor agregado que crean las nuevas empresas está casi a la par con el PIB de una economía del G7 y la cantidad de  financiación de nuevas empresas en 2021 superó los US$ 600 mil millones, rompiendo un récord, según sostiene un artículo del World Economic Forum.

A continuación desarrollo las tres etapas que determinarían el desarrollo del ecosistema emprendedor uruguayo.

Etapa I: Consolidación del ecosistema emprendedor nacional

Para que el país pueda tener emprendimientos innovadores, que agreguen valor, y que además generen empleos de calidad, se requiere un gran soporte de instituciones públicas y privadas que fomenten y acompañen a estas startups en todo el proceso, desde la idea de negocio hasta la (eventual) internacionalización: eso es el ecosistema emprendedor. El uruguayo tiene unos 20 años de historia, y es una red que integran varias organizaciones y empresas públicas y privadas que fomentan el emprendedurismo así como también colaboran en las distintas etapas de un nuevo proyecto. Entre ellas se destacan ANDE, ANII, IPEs de universidades públicas y privadas, así como otras incubadoras. Sería necesario fortalecer aún más esta red y comunicar su existencia a los nuevos emprendedores a través de cursos y charlas en educación secundaria y universitaria, para que los jóvenes tomen contacto con este ecosistema.

Etapa II: Modernización legislativa

Todos quienes hemos tenido al menos una clase de Derecho escuchamos alguna vez la frase “El Derecho corre de atrás a los negocios”, ya que el mundo de la innovación es tan dinámico que hace que constantemente surjan nuevos modelos de negocio, llegando luego el Derecho para regularlos. Para que exista ese dinamismo y flexibilidad tiene que existir un marco normativo aggiornado y “moderno” que permita justamente el desarrollo fácil y rápido de nuevos negocios, en lugar de ser un obstáculo.  En 2019 se produjo un hito al aprobarse la Ley 19.820, más conocida como “Ley de Emprendedores”, que a grandes rasgos regula tres áreas: el fomento del emprendedurismo, las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) y las plataformas de financiamiento colectivo o crowdfunding. Las SAS, en particular, aportan flexibilidad y simpleza a los negocios, así como un tratamiento tributario beneficioso, lo que resulta clave para los nuevos emprendedores.

Más recientemente, el 14 de julio de 2021 se aprobó el proyecto de ley por el que se crea el régimen de Sociedades y Fideicomisos de Beneficio e Interés Colectivo (BIC). Días atrás se dio a conocer por parte del Diputado nacionalista Rodrigo Goñi la intención de avanzar hacia la concreción de una segunda ley de emprendimientos – fruto del éxito de la primera - que genere marcos normativos “adecuados para esta revolución tecnológica y de cambios profundos, permanentes y acelerados”. Los 3 temas principales a ser incluidos en la nueva ley serán: el fortalecimiento del ecosistema y participación privada; el rol de la educación en el ecosistema emprendedor; y las formas de financiamiento.

Etapa III: Uruguay Innovation Hub

Teniendo un ecosistema emprendedor fuerte y con instituciones capaces de formar a los futuros emprendedores, sumado a una normativa amigable con las nuevas ideas de negocios, lo siguiente es posicionar a Uruguay como un verdadero centro de referencia a nivel mundial en este sentido: así nace Uruguay Innovation Hub. Meses atrás el ministro Omar Paganini presentó un nuevo programa que busca posicionar a Uruguay como polo de innovación regional y mundial. La iniciativa interinstitucional y público-privada (que funcionará bajo la ANII e incluirá al MIEM, el MEF, Uruguay XXI y BID) constará de tres componentes: un programa de atracción y aceleración de startups nacionales e internacionales; la atracción de fondos de inversión posteriores al capital semilla, apalancados con fondos públicos y mediante llamados competitivos; y la instalación de laboratorios abiertos.

Como conclusión, resulta evidente el efecto que el emprendedurismo tiene en la economía, ya que la dinamiza y genera puestos de empleos calificados. Asimismo, para que esto prospere debe existir una base de apoyo a nuevos emprendedores sólida, que guíe a los nuevos negocios en todas las etapas que conlleva emprender, sumado a un marco normativo moderno que posibilite el desarrollo de nuevos y disruptivos modelos de negocios. Todo esto redunda en empresas estables, preparadas y con talento calificado para exportar productos y servicios al exterior, derramando ese beneficio en la economía.

*[1] Académico Supernumerario, Ganador Premio Academia Nacional de Economía 2021