Contexto
¿Qué desató el conflicto entre supermercados y proveedores?
El conflicto se desató tras la implementación del nuevo esquema cambiario que implicó la salida del cepo y un nuevo nivel para el dólar oficial, cercano a los $1.200. Como respuesta, varias empresas de alimentos y productos de consumo masivo enviaron nuevas listas de precios a supermercados y mayoristas, con aumentos de entre 9% y 12%. Ante este escenario, tanto las grandes cadenas como los distribuidores decidieron no convalidar los aumentos y activaron negociaciones para retrotraer las subas. La postura generalizada en el sector retail es que esos ajustes son “muy apresurados” y no tienen fundamento económico directo.
¿Qué dijeron las cámaras del sector supermercadista?
Víctor Palpacelli, presidente de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), confirmó que se encuentran en plena etapa de diálogo con proveedores. El objetivo, afirmó, es “no modificar esas listas y volver para atrás estas comunicaciones”. En sintonía, la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) publicó un comunicado donde dejó en claro su rechazo a listas con aumentos “desmedidos y/o especulativos”. El mensaje se repitió entre los mayoristas: desde la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM), que abastece al 70% del consumo en comercios de cercanía, también pidieron responsabilidad a los fabricantes y llamaron a evitar distorsiones en la cadena de precios.
¿Cómo reaccionó el Gobierno?
El ministro de Economía, Luis Caputo, fue uno de los primeros en celebrar la reacción de los supermercados y mayoristas. A través de su cuenta de X, destacó que cadenas grandes “rechazaron la mercadería con lista de precios nueva de Unilever y Molinos” con alzas de hasta 12%. Al día siguiente, publicó que Molinos “retrotrajo toda la suba de precios” y felicitó a las cadenas por cuidar a sus clientes. También se pronunció el subsecretario de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial, Fernando Blanco Muiño, quien afirmó: “No hay motivo, ni cambiario ni tributario, que justifique los aumentos en las listas. En el gobierno de Javier Milei no hay lugar para oportunistas”.
¿Qué argumentan los mayoristas para frenar los aumentos?
Desde CADAM, el vicepresidente Armando Farina explicó que la apertura del cepo no justifica un alza de precios en el segmento mayorista. Afirmó que muchas empresas ya operaban con dólares financieros como el MEP o el contado con liquidación (CCL), que incluso bajaron tras el nuevo esquema oficial. También subrayó que el nuevo tipo de cambio oficial se aplica exclusivamente a personas físicas, por lo cual no impacta directamente en la operatoria de las empresas. Además, remarcó que el problema estructural de la economía no está en el dólar sino en la presión impositiva y los llamados “costos ocultos”, como aportes sindicales, contribuciones a entidades como Inacap, tasas municipales y seguros, que terminan trasladándose al consumidor.
¿Qué rol juegan las grandes alimenticias en esta disputa?
Molinos Río de la Plata y Unilever fueron dos de las principales empresas señaladas en este conflicto. Ambas enviaron nuevas listas con subas cercanas al 10%, lo que generó el rechazo inmediato de los supermercados. Según fuentes del sector, la presión oficial y la resistencia del retail llevaron a Molinos a dar marcha atrás con los aumentos. También se mencionó que otras compañías como SC Johnson, Softys (dueña de Babysec y Elite) y Aceitera General Deheza notificaron ajustes similares, aunque la implementación todavía está en discusión. Las negociaciones siguen abiertas.
¿Cómo evoluciona el consumo masivo?
El conflicto de precios se da en un contexto de caída sostenida en el consumo masivo. De acuerdo con un informe de la consultora Scentia, en marzo las ventas de productos empaquetados en supermercados y autoservicios cayeron 5,4% interanual a nivel nacional. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la contracción fue del 7,4%, mientras que en el interior llegó al 6,8%. Con estas cifras, ya son 16 los meses consecutivos de caída interanual en las góndolas. Las categorías más afectadas fueron las bebidas alcohólicas, aunque también se registraron bajas en alimentos básicos y productos de limpieza.
¿Qué impacto puede tener esta disputa en los consumidores?
La negativa de supermercados y mayoristas a convalidar los aumentos podría evitar una suba inmediata en los precios de productos de primera necesidad. Sin embargo, la presión de los proveedores y los costos de la cadena de valor siguen latentes. En un contexto donde el consumo viene en baja y el poder adquisitivo está resentido, trasladar aumentos al consumidor podría profundizar la caída. Por eso, tanto los comercios como el Gobierno apuntan a mantener los precios contenidos, al menos en el corto plazo.
Cómo sigue
Las negociaciones entre supermercados, mayoristas y empresas proveedoras continuarán en los próximos días, mientras el Gobierno sigue de cerca la evolución de los precios en las góndolas. Por ahora, el rechazo generalizado a las nuevas listas logró frenar los aumentos más altos, pero la tensión persiste. El foco estará en si las grandes alimenticias ceden a la presión del mercado y el Ejecutivo, o si se abre una nueva fase de conflicto con posibles consecuencias sobre la inflación y el consumo.