El Congreso se volvió definitivamente un lugar hostil para el Gobierno. Nada fluye para el oficialismo. La sanción de ley bases y del paquete fiscal marcaron un cambio en la relación del Ejecutivo con el parlamento. Al calor de una interna que por momentos se vuelve bizarra, el espacio de Javier Milei acumula derrotas y expone su fragilidad.
Al presidente no parece importarle la performance legislativa y decide tensionar aún más la relación con los bloques opositores. El anuncio de su presencia en la Cámara baja para presentar el presupuesto el próximo 16 de septiembre es tomado como una provocación por los sectores más enfrentados por el Gobierno.
Pero antes de que ingrese el presupuesto 2025, el primero de la gestión libertaria, el oficialismo deberá librar tres batallas que parece destinado a perder.
En el Senado desde la presidencia de la Cámara dan la batalla parlamentaria por perdida. Por lo menos en lo que tiene que ver con el rechazo al DNU de los fondos reservados de la SIDE y la sanción de la ley de financiamiento educativo.
La estrategia del oficialismo, en este caso, fue dilatar la llegada de ambos temas al recinto. Buscan que en la misma sesión se trata la Boleta Única Papel. Un tema de interés de la Casa Rosada y que, con modificaciones, podría ser aprobado. Una manera de morigerar la derrota parlamentaria.
Más allá del historial de victorias y fracasos parlamentarios, lo cierto es que la modificación de la ley electoral es un objetivo central de la administración libertaria. Desde la Casa Rosada entienden que es central de cara a las elecciones del año próximo. Creen que la reforma del sistema de votación será un golpe para el peronismo en la provincia de Buenos Aires.
Por su parte, en la Cámara de Diputados, la oposición más dialoguista decidió convocar a una sesión para debatir el veto presidencial a la nueva ley de movilidad jubilatoria. Una apuesta complicada de parte de la oposición ya que necesita los dos tercios de los presentes a la hora de votar para insistir con la norma que sancionó el congreso que impone un aumento retroactivo para los jubilados y planta una nueva fórmula de actualización de haberes.
La sesión que fue convocada para el próximo miércoles será acompañada por una movilización que tendrá como principales referentes a las dos CTA y al gremio de Camioneros. La tensión estará en el recinto, pero también en la calle.
Más allá de lo que suceda esta semana en el parlamento, la mirada del oficialismo está puesta en el presupuesto 2025. El primero de la administración libertaria. La novedad excluyente tiene que ver con le escénico. Será el propio presidente Javier Milei el que vaya al Congreso a exponer los principales lineamientos de la ley de leyes.
Todavía no hay definiciones sobre la modalidad que utilizará el presidente. La presencia del primer mandatario para defender el presupuesto es un hecho inédito. Esa función siempre le fue propia al ministro de Economía y a los secretarios del Palacio Hacienda.
La oposición aún no unificó criterios sobre qué actitud tomar. El oficialismo tampoco confirmó que la puesta en escena se llevará a cabo en el recinto. Detalles de color que marcan la incertidumbre con la que convive el Congreso, casi en reflejo con el resto de la sociedad.
Los tiempos cambian, el humor no es el mismo dentro del Congreso y desde algunos sectores del arco opositor aseguran que la presencia del presidente solo busca provocar. Al mismo tiempo, los gobernadores dialoguistas comienzan a pedir audiencia con el jefe de Gabinete Guillermo Francos. No sólo buscan alguna ventaja para sus provincias de cara a la discusión por el presupuesto, sino que se cumplan los acuerdos que valieron el apoyo a la ley bases.