El peronismo está en ebullición. El punto de partida para la carrera electoral parece estar fijado en la última semana de febrero. Antes de que comience el periodo de sesiones ordinarias en el Congreso, el 1 de marzo, y que arranque formalmente la disputa por el armado de listas, tanto Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, como Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del PJ, pondrán formalmente sus armados electorales.
La expresidenta viajará a Corrientes, la única provincia argentina que elegirá gobernador en el 2025. La excusa formal será la normalización del partido justicialista local. Pero el viaje servirá para ordenar las candidaturas para las elecciones provinciales.
CFK aprovechará el mismo viaje para visitar Chaco, una de las provincias que el peronismo perdió en las últimas elecciones. Jorge Capitanich, ex gobernador, suena como la cara para llevar adelante el armado del peronismo. Los números por ahora no lo acompaña, pero se sabe en la política argentina no hay cancelaciones definitivas, salvo excepciones puntuales.
Quintela, con 65 años sobre su espalda y 50 de militante peronista, está dispuesto a dar la pelea dentro del PJ. Su maquinaría ya está en marcha, por ahora de manera silenciosa. Sin embargo, en marzo hará público lo construido.
El riojano viaja, recorre, escucha y suma voluntades. Piensa en el Norte Grande y sueña con la candidatura de Axel Kicillof. Se abraza un mantra histórico del peronismo: Norte Grande + Provincia de Buenos Aires, igual a triunfo electoral. Su mirada va más allá del año que viene, pero sabe que sin 2025 no hay 2027. La pelea es por la lapicera, pero también por el futuro.
Las tensiones crecerán a medida que se acerque el momento de definiciones. Los matices y los acuerdos, si es que los hay, también dependerán de lo que suceda en la vereda de enfrente. Si hay unidad en el oficialismo o si el PRO y La Libertada Avanza van con listas separadas. En base a eso, dentro del peronismo, hay que imagina una elección de tercios o una catástrofe. Todo puede suceder.
Más allá de los armados nacionales, las miradas se posarán sobre el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Axel Kicillof, se impone por su peso, y por ahora sin rivales, como el candidato a disputar la presidencia en la 2027.
La historia de la democracia argentina marca que los gobernadores de Buenos Aires no llegan a presidentes, la historia del Kirchnerismo marca que sin el aval de CFK ni siquiera se llega a competir. Ambas máximas juegan en contra de los deseos del Gobernador y su entorno.
Por ahora el Gobernador prefiere evitar la pelea frontal con CFK y se dedica a gestionar y polarizar con Javier Milei. La política mira al Kicillof de hoy y ve el Larreta de ayer. “Nadie lo va a declarar heredero, la conducción se conquista”, analiza un experimentado legislador que ve con simpatía al gobernador bonaerense, pero por ahora se sumerge en la posibilidad de un armado por la “avenida del medio”.
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El diputado Máximo Kirchner, la semana pasada en las afueras del Congreso
La decisión por ahora está clara, confrontar con La Cámpora y reivindicar a CFK. La decisión es de difícil implementación. Sobre todo, porque CFK parece estar dispuesta a jugar en tándem con la organización que encabeza su hijo.
La suerte del peronismo dependerá su estrategia, pero también de comprender en que terrenos dar la disputa con los libertarios. Lo desconocido está más allá de la frontera que dibuja la interna entre PJ.