18 de diciembre 2025 - 17:13hs

La asunción de Leonel Chiarella al frente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical transcurrió en un escenario tranquilo, algo que escapa de la tradición del partido. El santafesino es el más joven en asumir a este puesto en la historia del espacio y marca un intento de reordenamiento en medio de la discusión por: el vínculo con el Gobierno y el debilitamiento de los movimientos "del centro".

El flamante titular del radicalismo nacional pondrá a prueba una estrategia nueva basada en el diálogo con todos los sectores, tanto dentro del radicalismo como por fuera, si fuese necesario. Habrá una premisa central: que cada provincia tenga margen para definir si acompaña al oficialismo u otro espacio o se termina de integrar a Provincias Unidas.

Chiarella, también es el vicepresidente de la UCR santafesina, tiene como propósito en mente ser la cara de la renovación de los “boina blanca”. Para ello, según comentan, tiene un aspecto que le juega muy a favor en esta carrera: no pertenecer a ninguna de las facciones internas que se disputaban el poder. Cuando fue votado como cabeza del partido, lo llamaron radicales de todas las áreas: desde Lousteau, hasta Rodrigo de Loredo y Luis Picat, el famoso "radical con peluca" que hoy se sienta en las bancas libertarias de la Cámara de Diputados.

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De todos modos, hubo un primer "pedido" que llegó el miércoles por la tarde, durante el tratamiento del Presupuesto 2026 en la Cámara de Diputados, y fijó posición radical en la discusión. En un comunicado impulsado por Chiarella, el partido reclamó que el proyecto se construya con consenso y federalismo, y pidió garantizar el financiamiento universitario, el de las personas con discapacidad y la emergencia pediátrica del Hospital Garrahan. También solicitó contemplar las diferencias en las cajas jubilatorias provinciales y las obras comprometidas por el Gobierno nacional.

Provincias Unidas, bloque en el que está Martín Lousteau, rechazó el capítulo 11 donde se encuentra el famoso artículo 75 que deroga las leyes de financiamiento universitario y discapacidad. La bancada de la UCR se dividió: algunos la acompañaron (como la mendocina Pamela Verasay), otros se abstuvieron y otros se opusieron. Karina Banfi, la radical del monobloque Adelante Buenos Aires, también marcó pulgar hacia abajo pese a su acercamiento con el oficialismo.

Cámara de Diputados. Votación afirmativa para el Presupuesto 2026.
Cámara de Diputados. Votación afirmativa para el Presupuesto 2026.

Cámara de Diputados. Votación afirmativa para el Presupuesto 2026.

Y es que el joven intendente de Venado Tuerto, Santa Fe, quien este jueves está cumpliendo 37 años, buscará recomponer una agenda propia del partido. En los pasillos de la UCR explican que su foco será volver a levantar las banderas de la seguridad, la transparencia y las obras públicas, principalmente. Su propuesta, además, apuntará a buscar un Estado garante, que sea eficiente pero no elefantiásico.

Chiarella habla mucho del superávit fiscal, algo que ya ha implementado en Venado Tuerto. Desde su entorno opinan que -en parte- a esto se le debe su alta imagen positiva y el cómodo margen con el que fue reelecto en 2023, con alrededor del 83% de los votos. Por lo tanto, los objetivos con La Libertad Avanza no cambian demasiado a nivel económico, aunque sí en los métodos.

No terminó ahí, porque todos los radicales del recinto de la Cámara baja se unieron en un mismo gesto en la madrugada de este jueves: aquellos de la UCR y Provincias Unidas, por igual, se levantaron de sus asientos junto a otras bancadas del centro (como el PRO y la Coalición Cívica) luego de que La Libertad Avanza pactara en secreto con el kirchnerismo para -de forma irregular- designar a los tres auditores generales de la Nación.

La puja de los gobernadores radicales y sus voces en el Congreso

Más allá del consenso alcanzado en torno a la designación del santafesino, el único gesto de disidencia fue la decisión de los gobernadores Alfredo Cornejo y Leandro Zdero de mantenerse al margen de la mesa de conducción. Desde el partido centenario lo atribuyeron a que ambos están “muy concentrados en sus provincias y en la gestión”, aunque la señal no pasó inadvertida puertas adentro.

En ese contexto, la elección del joven intendente de Venado Tuerto aparece como una continuidad de la línea interna que supo encarnar Martín Lousteau, y bajo fuerte influencia de armadores como Emiliano Yacobitti y Daniel Angelici. Chiarella no representa una ruptura de esto, pero sí un intento de ordenar el partido sin forzar definiciones nacionales inmediatas.

Según relató el propio Chiarella en conversaciones reservadas, la idea central de su gestión será dialogar con todos los sectores de la UCR, provincia por provincia, y abrir una ronda de conversaciones con los gobernadores radicales. El objetivo es que cada distrito tenga libertad para definir su estrategia: acompañar al Gobierno, construir una alternativa opositora o confluir en espacios como Provincias Unidas, sin una bajada de línea única desde el Comité Nacional.

Leonel Chiarella
Leonel Chiarella, flamante presidente de la UCR nacional.

Leonel Chiarella, flamante presidente de la UCR nacional.

En esa lógica, el nuevo presidente partidario no se cierra al diálogo con Milei ni con referentes libertarios. “La idea es construir consensos”, repite ante los suyos, mientras intenta evitar que el radicalismo vuelva a partirse entre quienes apuestan a un acuerdo con el oficialismo y quienes buscan marcar un límite claro. La premisa es avanzar, pero sin rupturas ni imposiciones.

Chiarella, además, es cercano al gobernador santafesino Maximiliano Pullaro y mantiene vínculos fluidos con sectores diversos del partido. Tras su triunfo, dialogó tanto con los llamados “radicales con peluca” que hoy orbitan en La Libertad Avanza, como Luis Picat, como con dirigentes de perfil más institucional como Pamela Verasay y Karina Banfi. En un radicalismo todavía en busca de rumbo, su desafío será administrar esa diversidad sin que vuelva a estallar la interna.

Gustavo Valdés dio un paso al costado

Las diferencias irreconciliables del cornejismo (el sector más oficialista, que responde al mendocino Alfredo Cornejo) con otras tribus de tinte más opositor como Evolución (Lousteau), el pullarismo santafesino y el moralismo jujeño le allanaban el camino al gobernador correntino, Gustavo Valdés, como candidato natural para tomar las riendas del partido centenario.

El correntino gozaba de una base importante de consenso luego de haber ganado con contundencia las últimas elecciones con el sello de Provincias Unidas (tras desestimar un acuerdo deshonroso con La Libertad Avanza), pero habría desistido para evitar el desgaste de tener que lidiar con los intereses de las distintas facciones del radicalismo.

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