El acuerdo logrado entre los sindicatos y Aerolíneas Argentinas parece ser parte de la apertura de un nuevo escenario entre el Gobierno y los sindicatos. Las lecturas son disimiles. El deseo se cruza con los datos y la posibilidad de un diciembre sin grandes conflictos laborales comienza a asomar en el horizonte.
Desde las entrañas de la CGT recibieron con alivio el fin del conflicto en Aerolíneas Argentinas. El nivel de exposición del contrapunto entre los sindicatos y el Gobierno dinamitaba todos los puentes de diálogo y fortalecía la figura de Pablo Moyano, como líder del ala más combativa de la central obrera.
Sin embargo, para los referentes del ala dialoguista hay dos hechos que cambiaron la dinámica dentro del esquema de negociación casi permanente que se plantea entre CGT y Gobierno: el primero fue el acuerdo con la UTA que morigero el impacto del paro del transporte y el segundo el fin del conflicto con los gremios aeronáuticos.
En ese marco, aún sin fecha cierta, la “mesa chica” de la CGT comienza a preparar una reunión para la semana próxima. Con el horizonte despajado en cuanto a grandes conflictos, la idea de participar de la famosa “mesa tripartita” para terminar de configurar el marco regulatorio de la reforma laboral comienza a tomar forma nuevamente.
Después de 11 de meses de Gobierno, y al calor de los números que reflejan un blindaje en la imagen del presidente, dentro de la CGT el ala dialoguista gana terreno. Por lo menos, por ahora.
Moyano pierde apoyo
La Mesa Nacional del Transporte, en la que se apoyó Pablo Moyano para llevar adelante el último paro de transporte no goza de buena salud. Omar Maturano, líder de La Fraternidad, no sólo renunció a su silla, sino que vaticinó la implosión de esa experiencia sindical.
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Pablo Moyano es uno de los gremialistas apuntados por el Gobierno.
Dentro de ese marco, el camino hacia la foto deseada por el Gobierno comienza a ser cada vez más verosímil. La mesa tripartita que juntará a los representantes del Estado, al G6 y a la CGT podría terminar de conformarse antes de fin de mes. El debilitamiento de Moyano le vuelve a abrir la puerta a la CGT como garante de la paz social. Y dentro de ese contexto, el encuentro comienza a ser una posibilidad concreta nuevamente.
“Son muchos los que quieren esa foto, pero todavía no hay nada firme”, anticipa uno de los dirigentes que está al tanto de las negociaciones ante la consulta de El Observador y aclara. “Todavía no hay nada en agenda, pero la intención está”.
En los pasillos de la CGT señalan que no sólo hay que mirar a la secretaria de Trabajo, sino también al ministerio de Salud. Aseguran que la llegada de Mario Lugones a hace cargo aceitó los puentes con los dirigentes sindicales y matizó la preocupación sobre el futuro de las obras sociales.
El combo de los interese del universo sindical parecen comenzar a alienarse con las políticas diseñadas por el Gobierno, por lo menos en el plano institucional, una cuenta aparte es la discusión por la apertura de convenios y las cuestiones salariales. Conscientes de ambas realidades, desde el ala dialoguista sostienen que “la CGT está para discutir políticas generales y no salarios particulares”, y agregan: “si las condiciones están dadas podemos sentarnos en la mesa y, al mismo tiempo, seguiremos apoyando los reclamos salariales de todos los sindicatos confederados”.