El Gobierno no se corre de su objetivo. Las negociaciones por la ley bases que dejaron a una buena cantidad de empresas estatales fuera de la posibilidad de ser privatizadas es sólo un escollo que La Libertad Avanza está dispuesto a superar en base a confrontación y desgaste.
La tensión que se vive entre los gremios aeronáuticos y el poder Ejecutivo es, para los sindicatos y los bloques parlamentarios de Unión por la Patria, tan sólo el botón de muestra de una estrategia que tiene como eje el vaciamiento de las empresas estatales para conseguir el objetivo final, la reducción del Estado.
La cara visible de la estrategia del Gobierno es la decisión de “planchar” las paritarias. Los gremios aseguran que hoy un piloto de Aerolíneas Argentinas cobra menos que uno que trabaja para una low cost. Pero los gremios señalan que la búsqueda deprimir los salarios es sólo una parte del asunto.
El caso Aerolíneas Argentinas
En abril los sindicatos comenzaron a alertar sobre la intención del Ejecutivo. En ese entonces mediante un comunicado conjunto los sindicatos aeronáuticos APA, APLA, APTA y UPSA denunciaron que la decisión de cancelar la ruta de Aerolíneas Argentinas hacia Nueva York es parte del plan para desguazar la línea de bandera.
Ya por entonces los gremios manifestaron su "profunda preocupación" por el futuro de la aerolínea de bandera y por lo que consideran un retroceso en materia de soberanía aérea y de conectividad de las distintas economías del país. También llamaron la atención sobre la "destrucción del trabajo argentino" para, en el fondo, beneficiar "a empresas extranjeras".
La lógica se repite más allá de Aerolíneas Argentinas. Arsat, la empresa argentina encargada de fabricar satélites, es otro ejemplo. Al igual que la aerolínea de bandera formaba parte de la nómina de empresas sujetas a privatización que estaba dentro del proyecto original de la ley bases. Las negociones para avanzar con la norma la dejaron afuera del texto, pero no de la mira de la Gobierno.
El caso Arsat
El caso de Arsat es similar al de Aerolíneas Argentinas y al de otras empresas estatales. Salarios planchados que quedan por debajo de la media del sector. El efecto de la decisión del Gobierno es obvio. Los trabajadores calificados se van, al mismo tiempo que la empresa comienza a vivir en un conflicto permanente.
El secretario general del sindicato de las telecomunicaciones (FOETRA), Claudio Marín, detalló la situación que se vive dentro de Arsat y advirtió que se trata de algo "único en su tipo": "Mientras los salarios se atrasan en las empresas del Estado, acá hay una vuelta más de tuerca. Que es que los aumentos que se acordaron no se pagan desde diciembre”.
La cuenta es sencilla, tan solo con tomar los meses de octubre, noviembre y diciembre, los salarios ya están un 52 por ciento debajo de la inflación. A eso hay que sumarle todos los golpes recibidos en los primeros nueve meses del año bajo la gestión Milei-Caputo.
En ese marco, trabajadores de ARSAT realizaron un ruidazo el último viernes en la Estación Terrena de Benavidez. La medida fue decidida en asamblea a raíz del conflicto paritario que mantienen desde hace 9 meses, sin que las actuales autoridades de la empresa hagan propuesta alguna, mientras impulsan los retiros voluntarios.
Al personal de ARSAT le deben la recomposición salarial del último trimestre de 2023. Además acumulan un atraso salarial de más del 170% respecto a la actividad, lo que significa que en la práctica más de 600 familias están cobrando menos de la mitad del sueldo que calcularon que les correspondería. El relato se puede enmarcar en un conflicto paritaria, pero lo que describe en realidad es una estrategia de vaciamiento.
La foto de estas dos empresas sirve para pintar el panorama general en las empresas del Estado. El abandono y el desfinanciamiento es moneda corriente dentro de un Gobierno que busca la manera de llevar adelante el ajuste que prometió.