Se hizo viral el cierre de la presentación de Dillom en el estadio de Vélez, el viernes 21 de diciembre. Vestido con un esmoquin y acompañado por una orquesta, terminó su presentación cantando la recordada "My Way", una canción de origen francés ("Comme d'habitude", conocida en la versión de Gilbert Bécaud), pero que Paul Anka reescribió en inglés para que la inmortalizara Frank Sinatra. Dillom puede ser un gran personaje, pero seguro que no es un gran cantante. Desafinó muchísimo, terminó, se sacó el esmoquin de un tirón, y quedó expuesto su torso fofo y cubierto de tatuajes mínimos, sin pretensión artística. Parecía decir, orgulloso: "Este soy yo". Es obvio que no se trató de un intento de cantar bien un standard y fallar. Era otra cosa, aunque la diferencia de edad y el salto cultural que no estoy en condiciones de dar, me impiden interpretarlo.
Embed - A MI MANERA COVER - DILLOM - EN VIVO VELEZ 2025
Quiero aclarar que me cae muy bien Dillom. El año pasado, en el Día del Padre, fuimos a comer con Francisco y Elías, mis hijos, a un bar de Chacarita. De pronto, entró Dillom, solo. Se sentó en la mesa de al lado y se puso a mirar un video en el teléfono. El video era de Flavio Azzaro. Me dio mucha ternura el tipo comiendo solo en el Día del Padre y entreteniéndose con las diatribas exaltadas de Flavio. Nos quedamos con las ganas de pedirle una foto o intercambiar unas palabras respetuosas, pero lo dejamos disfrutar de su almuerzo tranquilo. Por otra parte, Dillom es un gran cinéfilo. Lo sigo en la red social Letterboxd y de cada película que ve (ve muchas) hace un comentario de una o dos frases, siempre acertadas, a menudo graciosas. Se ve que es un chico inteligente.
No tengo más para decir de su "gesto" con la canción que asociamos con Sinatra, salvo que su uso irónico ya había sido hecho, de una manera extraordinaria, por Sid Vicious casi medio siglo atrás, no mucho antes de morir de una sobredosis. No la canta "mal" sino de manera burlona, irónica, desafiante. Termina la representación —hecha para la película The great rock'n roll swindle, de Julien Temple— y Sid actúa que saca un arma y dispara contra las mujeres de la primera fila, vestidas como para ir a ver a Sinatra. ¡Eso es un gesto!
Embed - Sid Vicious - My Way (Original and Complete Version)
Sinatra y el contexto
Sinatra grabó "My Way" a fines de 1968, a los 53 años, cuando su carrera ya había pasado por sus puntos artísticos más altos, como el período de grabaciones para el sello Capitol (1953-1961), la era del swing, las grandes canciones, las grabaciones perfectas y la alternancia entre baladas de bebedor derrotado —cargadas de arreglos de cuerdas— y las eufóricas del amor, sostenidas por brillantes bronces. En la década del 60, ya en su propio sello, Reprise, Sinatra se encuentra con la revolución cultural del rock and roll. La pasión adolescente por un cantante había sido inaugurada por él mismo en la década del 40, pero ahora se encontraba con que eran otros, más jóvenes, los que se llevaban el favor del público. La liberación sexual, apenas sugerida en su época, ahora era explícita y parecía sin control. La música era totalmente distinta y los estándares de calidad no eran los que Sinatra había establecido para su carrera. La gran fábrica de canciones, que había funcionado en la primera mitad del siglo XX en su país, había cerrado y los puestos habían sido tomados por muchachos con mucha menos formación musical, distintos parámetros literarios y una libertad insolente que no siempre daba buenos resultados. Frank se adaptó como pudo, disimuló (no demasiado) su irritación, hizo una breve presentación televisiva (extraordinaria) con Elvis Presley, grabó varios temas contemporáneos, pero de ninguno hizo una versión memorable. En el disco que aparece "My Way", llamado de la misma manera, hay versiones de "Yesterday" y de "Mrs. Robinson". No agregan nada a las canciones ni a la carrera de Sinatra.
Embed - Frank Sinatra and Elvis Presley
En ese contexto, la letra pensada por Paul Anka para la canción francesa parecía perfecta: balance de una vida, autoafirmación, desafío. Sin embargo, a Sinatra nunca le gustó "My Way" y mucho menos la letra. Le sorprendió el éxito descomunal que tuvo y calculo que le debe haber pesado mucho que, después de tantas canciones impecables a las que mejoró con su frase elegante y su impecable dicción, se lo terminara identificando con un himno autocelebratorio y solemne.
El rechazo de Sinatra a la fanfarronería
Sinatra trabajó su forma de decir y de frasear antes de entrar al estudio, poniéndose mentalmente en el clima de la canción. La clavó en una sola toma fenomenal. Sin embargo, tenía reparos respecto de lo que percibía como la fanfarronería de la letra.
"Cada vez que me levanto para cantar esa canción —diría más tarde— aprieto los dientes, porque más allá de la imagen que pueda dar, detesto la jactancia en los demás. Detesto la falta de modestia".
Si la música de "My Way" tiende al exceso y a la orquestación sobrecargada, el problema principal, como lo señala el propio Frankie, es la letra. Habiendo puesto voz a las más perfectas y pulidas metáforas sobre el amor, el paso del tiempo o la muerte, Sinatra tiene que arrancar hablando de "el cierre está cerca, así que enfrento el telón final", una imagen más bien pobre y claramente redundante. El reconocimiento de "errores" en el balance no le queda atrás: "Mordí más de lo que podía masticar". Su forma de superarlas suena a autoayuda: "Porque ¿qué es un hombre, qué tiene en realidad? Si no es él mismo, entonces no tiene nada". La letra de Paul Anka habla de un hombre reflexivo que necesita autojustificarse frente al mundo fraseando lugares comunes: nada más alejado de ese cantante rudo, irritable y seguro de sí mismo.
unnamed
La elegancia del Great American Songbook
¿Qué diferencia "My Way" de las canciones del Great American Songbook (GAS) a las que Sinatra honró a lo largo de su carrera? El Songbook está compuesto por las centenares de canciones escritas entre las décadas del 20 y del 50, por autores profesionales, que trabajaban de manera seriada, combinando la inspiración artística con un esquema laboral industrial. Trabajaban para comedias musicales representadas en el teatro y en el cine, para orquestas y cantantes específicos, o para quien les pagara lo suficiente. Sus nombres arman una constelación de talentos que a menudo superó las barreras de su trabajo habitual: los hermanos Gershwin, Cole Porter, Irving Berlin, Richard Rodgers haciendo pareja con Lorenz Hart o con Oscar Hammerstein II, Johnny Mercer, Jerome Kern, etc. Así como esa forma (y en la misma época) ese esquema de trabajo que combinaba inspiración con método nos legó las mejores películas de la historia, conformando el cine clásico norteamericano, el GAS fue su equivalente musical.
A diferencia de "My Way", las canciones del Songbook no son parodiables. Tienen humor, ironía, distancia, autoconciencia y elegancia. En cambio, al igual que "Let Me Try Again" (con la que comparte muchas características), "My Way" es un epílogo deslucido, acompañado de las versiones de la música pop de los 60, los infames duetos de 1993 (grabados con gente como Bono o Julio Iglesias, por separado, sin comunicación entre los cantantes): una carrera extraordinaria que no encuentra la forma de terminar a la altura de su propio legado. La vida necesita un guionista que cierre en el momento adecuado, con una última imagen encuadrada a la perfección, dejando el resto fuera de campo, librado a la ambigüedad. Un guionista o, por qué no, un letrista del American Songbook que ponga en tres líneas inspiradas el broche merecido.