Pero la UE empezó a adquirir GNL ruso, como el caso de España, que ya representan el 20% de sus compras de gas licuado (70% de las importaciones totales).
Y las economías buscaron diversificar sus proveedores vía gasoducto, si bien la mayoría continuó utilizando el ruso.
Fue por lo general en una proporción muy inferior, salvo en algunas excepciones en las que todavía dependen de esos flujos hasta en un 80%., como Austria, Eslovaquia o Hungría.
Rusia también se cuela en la solución del gas licuado
La adaptación fue tan rápida que en 2023 las importaciones de la UE de GNL ya eran el doble que en 2021.
Esto implicó un enorme esfuerzo para expandir la capacidad de "regasificación" que requiere el proceso con nueva infraestructura que hiciera posible semejante crecimiento.
El GNL, que llega por mar, ya representa en general el 42% de las importaciones europeas de gas, según la Agencia de la UE de Cooperación de los Reguladores de Energía (ACER).
En el gráfico se pueden ver los principales productores e importadores de gas licuado. La UE destaca claramente como principal importadora, a la derecha, por el salto registrado en 2023.
También es llamativo cómo Rusia se mantiene en el top 5 de los exportadores, con una curva "flat", casi sin variaciones en estos últimos años, sin ninguna caída que refleje el conflicto bélico que atraviesa.
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El mayor comprador es Francia (30 bcm), que apenas sobrepasó a España en 2023 (25 bcm).
Holanda, Italia y Bélgica son las compradoras más activas. En la última década, el gas licuado creció a nivel mundial más del 70%.
Pero Moscú también produce GNL. Y las compras de la UE, aunque parten de una base baja, vienen en aumento.
El año pasado terminaron con una participación del 13% en el total de las importaciones de gas licuado (134 bcm o 134.000 millones de metros cúbicos).
Francia, España y Bélgica son además las principales importadoras de GNL ruso. En 2023, Rusia entregó 18 bcm a la UE y esos tres países concentraron 15 bcm (más del 83%).
Eurostat comenta que el volumen importado de Rusia aumentó 28% en el primer trimestre de este año en relación al mismo período del 2021.
Pero aclara que si incorporamos la variable precios, dado el encarecimiento que se registró en ese tiempo, el incremento sería de 210%, o sea el triple. Un lindo ingreso para el Kremlin.
En cuanto al peso de Rusia como fuente de suministro, su peso viene variando. Según Eurostat, cayó de 19% en el primer trimestre de 2022 a 14% en el mismo período del año siguiente para rebotar nuevamente a 19% en los primeros tres meses de este año.
La UE, en tanto, hoy es el principal comprador para Rusia, después de China (11 bcm) y Japón (8 bcm).
Su producción total de gas licuado fue de sólo 42 bcm el año pasado pero el Kremlin se propone triplicar su producción en una década.
España queda aislada como principal importadora de Rusia
Según datos de Corporación De Reservas Estratégicas De Productos Petrolíferos (CORES), en el caso de España, el consumo del GNL ruso viene escalando.
Como bien muestra el gráfico, recibe el 37% del gas licuado que la UE importa de Rusia.
En el primer cuatrimestre de este año avanzó casi 13%, después de trepar 30% en 2023. Ya en 2022, cuando hubo que acomodarse a la nueva realidad, se había disparado más de 50%.
En 2003, Argelia fue el mayor suministrador de gas licuado a España (casi 30%), seguida por Estados Unidos (21%) y Rusia (18%).
Pero en diciembre del año pasado, Rusia (20%) ya había arrebatado el segundo lugar a Estados Unidos (13%), con una preponderancia clara de Argelia (37%).
No es, en absoluto, el patrón que se observa en el resto de la UE. Según ACER, Estados Unidos hoy provee algo más del 50% del GNL que compra la UE.
Otros jugadores importantes, además de Algeria (peso promedio del 11% a diferencia de lo que se observa en España), son Qatar, Noruega, Nigeria y Trinidad y Tobago.
Estados Unidos es además el principal exportador a nivel global, habiendo superado tanto a Qatar como a Australia (ver gráfico)
La demanda de gas deberá alcanzar su pico este año
De todos modos, la demanda del gas licuado probablemente alcance su pico este año debido a las reducciones que imponen las ambiciosas metas de descarbonización de la UE.
Esas metas quedan reflejadas en el paquete de medidas legislativas conocido como “Fit for 55”, que busca disminuir las emisiones de gas invernadero en al menos un 55% para 2030.
En ese marco, se prevé una reducción de la demanda de gas del 30% para 2030, tomando como referencia los niveles del 2019.
Por su parte, el plan REPowerEU traza, a partir de “Fit for 55”, una serie de objetivos en materia de energía renovable y eficiencia energética (ver gráfico).
De cumplirse al pie de la letra, la caída de la demanda de gas para 2030 estaría apenas por encima de los 200 bcm.
Esto significa que la evolución concreta de la demanda irá moldeando las necesidades de los países de la UE en materia de importaciones de GNL en la próxima década.
El gasoducto que atraviesa Ucrania aún alimenta a Europa
Ahora, si bien mermaron notoriamente, los flujos de gas desde Rusia nunca dejaron de transitar por completo a través de Ucrania hacia Europa.
Casi todos los miembros aún importan entre 0-25% a través del gasoducto, según información de la UE.
Sin embargo, hay países como Austria, Eslovaquia y Hungría que todavía reciben hasta el 80% o más por esta vía.
De acuerdo a Eurostat, el volumen de gas natural en estado gaseoso importado de Rusia cayó 63% entre el primer trimestre del 2021 y el primero de 2024. Si se agrega el efecto inflacionario, la caída se reduce a 31%.
Rusia exportó en 2023 unos 15 bcm de gas a Europa a través de Ucrania, un volumen similar al del GNL.
Claro que en perspectiva, las cosas se ven muy distintas. Rusia llegó a enviar 100-200 bcm (se puede observar en el gráfico de flujos del gasoducto ruso)
La eficiente incorporación del GNL golpeó en 2022 a Gazprom, al punto de que su producción cayó al nivel más bajo en 15 años.
Si bien sigue exportando a Europa, su cuota de mercado se redujo dramáticamente desde el 41% pre-invasión al 16% para el 2023 y al 14% este año.
Moscú debió apoyarse en el mercado interno y desarrollar otros mercados, principalmente China y Turquía.
Más allá de Rusia, los principales proveedores de la UE a través de gasoductos son Noruega (45%), Algeria (23%) y Azerbaijan (9%).
Europa intenta cortar la dependencia energética con Rusia
Algunos países, como el Reino Unido y los estados nórdicos prohibieron el gas ruso, incluido el GNL, sin vueltas.
Pero la posibilidad de un embargo total, incluso sanciones, es una idea que siempre produjo una enorme indigestión política y comercial en la UE.
Recientemente surgió en la UE la opción de recurrir a una ley que suspenda temporalmente las entregas de GNL ruso y bielorruso a partir de enero.
Finlandia se sumó a la idea enseguida. Aseguró que tenía la intención de usar la normativa para terminar de erradicar las importaciones remanentes.
Pero la gran mayoría de los países arrastran los pies. Aducen puntos perfectamente válidos como que es preciso ser cautos por los efectos en los contratos vigentes de GNL.
Y que hay que considerar el impacto en el mercado. Los precios europeos del gas siguen, efectivamente, muy susceptibles a los problemas de suministro y la idea es minimizar la volatilidad antes del invierno.
La UE viene trabajando en opciones para aminorar esta dependencia “poco consistente” con el resto de las acciones del bloque en relación al ataque militar de Rusia.
Sin ir más lejos, la Comisión elaboró en mayo un nuevo paquete de medidas pero que no tienen aún valor normativo, ya que todavía deben ser aprobadas por el Consejo en forma unánime.
Desde la Comisaría de Energía, no obstante, instan a los Gobiernos a aplicarlas voluntariamente, como hace poco ocurrió para poner presión sobre España.
Uno de estos lineamientos apunta a evitar que los puertos comunitarios sean utilizados como escala para reenviar el GNL a otros destinos.
Evitar al menos el uso de puertos europeos para reexportar
Se estima que desde España, Francia y Bélgica al menos 1 bcm del GNL ruso importado sigue viaje hacia su comprador final.
Es una suerte de re-exportación a terceros países: sobre todo, China, Taiwán, India y Turquía.
El plan también apunta, por ejemplo, a prohibir las inversiones europeas nuevas (o suministro de productos) en el sector del gas licuado ruso.
Otra alternativa que se discute estos días es mantener el gasoducto que atraviesa Ucrania abierto, ahora que el acuerdo de tránsito de gas expira a fin de año.
La vuelta de tuerca sería que las empresas europeas compren e inyecten gas de Azerbaijan para que haga su recorrido por la red rusa hasta Europa.
El tránsito del gas por su territorio generó un ingreso de u$s 1.000 millones a los ucranianos en 2021, un fondeo vital para una economía destruida.