¡Afanate un Toblerone que te perdono!

Según un estudio divulgado en 2013 por el Centro de Estudios Económicos de la Universidad de Münich, Uruguay es la segunda democracia con mayor inmunidad para los políticos; esto significa que que tienen un mayor grado de protección contra la cárcel y los procesos judiciales.
Parece lógico que los legisladores tengan fueros y se les de protección ante la Justicia por las opiniones que emiten. Por el resto, no hay ninguna justificación para que gocen de esos privilegio, a pesar de que el artículo 114 de la Constitución establece que ningún legislador "podrá ser acusado criminalmente, ni aún por delitos comunes". Si mata a alguien, o se le quitan los fueros para ser juzgado o, si los parlamentarios se niegan (como lo han hecho en casos que tenían que ver con delitos comunes, aunque no tan graves) o se deberían conseguir mayorías para hacerle un juicio político.

Más allá de las leyes, ¿qué actitud asume un partido o sus integrantes cuando uno de los suyos es acusado de algún delito? Ya lo sabemos: defenderlo, incluso antes de conocer las pruebas.
Hubo casos extremos como el del ex de Casinos, Juan Carlos Bengoa, en el que aún estando procesado fue defendido por su líder, Danilo Astori. Su argumento de que nadie es responsable hasta que no se lo condena es correcto legalmente hablando, pero acá se trata de política, y en política no solo hay que serlo, sino también parecerlo, porque sino las consecuencias a la larga pueden ser graves.

¿Es necesario una caravana de apoyo a un dirigente político, más allá de si es o no responsable de un delito, cuando lo que está en el trasfondo es un negociado que le provocó al Estado, a todos los uruguayos, grandes pérdidas de dinero mientras que ese dinero está faltando para invertir en políticas sociales?

¿Será que los políticos se creen que la realidad también les da fueros? ¿No han caído en que la gente cada vez corta más grueso y mete a todos en la misma bolsa y que ellos hacen lo posible para que esto se agrave?

Los partidos políticos negociaron y aprobaron en 2008 una ley marco sobre la financiación de las campañas electorales. Políticos legislando sobre sus propias actividades. El resultado fue de una desvergüenza monumental.

Hubo, porque la ley lo permitía, omisiones, trampas y desvíos. Y lo que la ley no permitía, igual lo hicieron porque como no le dieron a la Corte Electoral las medidas para controlarlo... dale que va. Hay unas 600 listas en una elección. La Corte Electoral tiene tres contadores. ¿Será que no se dan cuenta de que hay alguna gente que siente que le están tomando el pelo? La Corte Electoral envió una nota a la comisión especial de partidos políticos del Senado advirtiendo que al organismo "le resultará imposible cumplir a cabalidad con los cometidos asignados" en la nueva ley de financiamiento de partidos, "si paralelamente no se le asignan recursos técnicos, humanos y materiales a tal fin". No se le asignaron, y dale que va.

¿Y si alguien piensa que hacen esto porque están financiados por el narcotráfico? Tiene derecho a pensarlo y no voy a profundizar aquí en la foto que un jerarca policial me mostró de narcotraficantes entrando y saliendo del Palacio Legislativo. ¿Puede que hayan ido de visita? Puede ser. Pero cuando los que trabajan allí se votaron una ley de control que lo menos que hace es controlarlos, en algún lugar de mi cabeza se enciende una luz.

El Tribunal de Cuentas es otro organismo de chiste. Por citar solo un ejemplo, de los gastos de ASSE, el Tribunal observaba hasta ahora el 64%. Nadie frenaba un gasto por esto. Las nuevas autoridades dieron la orden de atender a esas observaciones. En el resto del Estado sigue el el jolgorio. Digno será aquel que proponga ahorrarnos algún peso eliminando ese Tribunal que está de adorno.
. Señores políticos, su tarea es muy importante y la suerte de sus acciones nos involucran a todos. Soy uno más con la suerte de expresarme en un medio de comunicación, pero creo que la están macaneando feo.
Blancos y colorados sentaron las bases de este Estado congénitamente corrupto. Los frenteamplistas tomaron el guante y las muestras están a la vista.

¿La gente está descreída de la democracia? Una encuesta internacional mostró que el 84% de los uruguayos considera a la democracia el mejor sistema político.

Pero el Latinobarómetro reveló que las instituciones donde están los políticos, como el Parlamento, cuentan con la aprobación de una de cada cuatro personas.

Parece que el sistema no está en riesgo en la opinión de la gente, pero lo que sí está jaqueado es el respeto por la actividad política. No es para menos con gobernantes usando sus tarjetas de crédito corporativas en perfumes y joyas mientras sus compañeros se sumen en largos conciliábulos antes de cuestionarlos, cuando debería ser lo primero.

Más vale ser injusto con un político y luego revisar esa posición, que tratar de ser justos y luego condenarlos, porque ya es tarde, En ese caso la conclusión es: defendieron a un bandido.
. Blancos y colorados sentaron las bases de este Estado congénitamente corrupto. Los frenteamplistas tomaron el guante y las muestras están a la vista.
¿Tanto les cuesta a los integrantes de la "clase política" que están generando un enojo colectivo peligroso para el sistema? Porque por más que se quiera a la democracia, esta funciona con partidos políticos y los partidos también están en el fondo de la tabla de las simpatías populares.

Y para completarla, encima de estas actitudes poco claras en lo ético, el Parlamento no para de cometer errores en su tarea, como este último en el que derogó leyes que permitirían dejar en libertad a acusados de lavado de dinero. Según expertos, para no efectivizar el resultado de ese tremendo error, en el país se está directamente violando la ley al no liquidar los expedientes de lavado comprendidos en la norma.

Turbios y además ineficaces

Nadie imagina hoy que el descrédito de los políticos pueda llevar a una dictadura militar como la que hubo en el país entre 1973 y 1985, pero hay en el continente ejemplos de sociedades deprimidas por gobernantes populistas y autoritarios o crisis sociales donde no aparece nadie con capacidad de liderar, como en Brasil, o gobiernos que generaron a "grieta" que terminó por enfrentar incluso a familias.

Señores políticos, su tarea es muy importante y la suerte de sus acciones nos involucran a todos. Soy uno más con la suerte de expresarme en un medio de comunicación, pero creo que la están macaneando feo.

En 1995 se descubrió que la viceprimer ministra sueca, Mona Sahlin, había usado su tarjeta corporativa para la compra de dos barras del chocolate Toblerone en las que gastó US$ 35 dólares. Renunció inmediatamente y fue inahabilitada para ejercer la actividad pública por diez años.