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“Regímenes autoritarios”: la justificación para no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela
La decisión del gobierno electo de no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela a la ceremonia de traspaso de mando el 1° de marzo provocó una andanada de críticas, desde el actual canciller Rodolfo Nin Novoa hasta dirigentes del Frente Amplio y de las gremiales empresariales, que señalaron que era un error y que aún antes de asumir Luis Lacalle Pou estaba dándole un sesgo ideológico a sus relaciones exteriores.
Durante la campaña electoral, y también tras ganar las elecciones, Lacalle Pou repitió que los países no tenían amigos ni enemigos sino intereses, que guiarse por ideología estaba mal y que no haría a la población sentir “vergüenza”. “A los dictadores le vamos a decir dictadores”, dijo cuando festejó en Kibón.
Este viernes, el canciller designado Ernesto Talvi justificó las razones por las que no cursaron invitación a Raúl Castro, Daniel Ortega y Nicolás Maduro señalando que los tres países eran los únicos “regímenes autoritarios plenos”, de acuerdo con la revista The Economist.
“Si bien tenemos relaciones diplomáticas, Uruguay se va a tomar muy en serio que somos parte de un sistema interamericano que promueve la defensa de la democracia como un derecho de los pueblos y del respeto por los derechos humanos, y ninguna de estas dos cosas ocurren en estos tres países”, dijo el economista.
Consultado acerca de por qué se invitaba a China, un país con un modelo autoritario, Talvi señaló que Uruguay debía “promover y defender” la democracia su “familia” que era el continente americano. “Para lidiar con problemas que exceden nuestro continente tenemos otras instancias en el marco de los consejos de Naciones Unidas, donde Uruguay hace saber sus opiniones”, expresó.
El canciller Nin Novoa consideró en declaraciones al programa Doble Click de FM Del Sol que la negativa a invitarlos iba a traer “consecuencias” y apuntó contra la “ideologización” de las relaciones exteriores diciendo que estaban haciendo “lo contrario” a lo dicho en campaña, argumento similar al expresado por el integrante de la Comisión de Relaciones Internacionales del FA, Sebastián Hagobian.
También se expresó en este sentido Alfredo Lago, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), quien escribió que no concordaba con la medida porque Uruguay tenía “muchos intereses con Cuba y Venezuela, con Nicaragua quizá no tantos, pero si tenemos buenas y potenciales oportunidades”.
Talvi anunció que invitarán a Jeanine Áñez, la presidenta interina de Bolivia, porque si bien hubo un “quiebre institucional” anunció para el 3 de mayo elecciones democráticas, abiertas y con observadores internacionales. “Si Venezuela tuviera un calendario electoral así creo que también lo hubiéramos invitado”, subrayó.
Idas y vueltas con Cuba
Aunque siempre se declaró un férreo opositor al marxismo, Julio María Sanguinetti invitó a Fidel Castro a su asunción presidencial y logró que visitara Uruguay en 1995.
Uruguay y Cuba restablecieron relaciones en 1985, cuando retornó la democracia luego de un corte de 21 años, aunque tuvieron varias idas y vueltas hasta el 2005.
En 1988 el embajador cubano criticó al gobierno de Julio María Sanguinetti frente al ministro de Defensa y fue retirado de su puesto, mientras que en 1998 la Embajada debió rectificarse por reivindicar la exportación de la revolución.
El vínculo diplomático volvió a ser interrumpido el 23 de abril de 2002, esta vez por el presidente Jorge Batlle, quien fue tildado de “trasnochado y abyecto judas” por Fidel Castro.
El gobierno uruguayo impulsó junto a Costa Rica una declaración sobre Cuba en la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el que solicitó que enviara una delegación a la isla. Esa declaración fue aprobada el 19 de abril de 2002 con el voto a favor de 23 países. En contra se expresaron 21 estados y otros nueve se abstuvieron.
Las relaciones volvieron a restablecerse el 1° de marzo de 2005, cuando Tabaré Vázquez recibió la banda presidencial de manos de Batlle. El oncólogo invitó a la ceremonia a Felipe Pérez Roque, el canciller cubano con quien se estrechó en un abrazo.
“Bienvenido a esta casa”
En 2005, el presidente venezolano Hugo Chávez tardó varios minutos en descender del ómnibus que lo llevó al Palacio Legislativo, mientras sus guardias se desplegaban en el lugar. “Bienvenido a esta casa”, le dijo con emoción Eleuterio Fernández Huidobro al saludarlo a la entrada.
Ese día también estuvieron Lula Da Silva (Brasil), Néstor Kirchner (Argentina), Ricardo Lagos (Chile), Alejandro Toledo (Perú) y la ministra de Trabajo de Estados Unidos, Elaine Chao. Además, llegó el entonces príncipe de Asturias, Felipe, y su esposa Letizia Ortiz.
Cinco años después, entre los invitados de José Mujica estuvieron la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, además de Cristina y Néstor Kichner, Chávez, Lula, Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), y Fernando Lugo (Paraguay).
Más de 150 delegaciones participaron de la asunción de Tabaré Vázquez y Raúl Sendic, entre los que estuvieron Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Horacio Cartes (Paraguay) y Raúl Castro (Cuba).
El rey emérito español Juan Carlos fue uno de los primeros en llegar y aprovechó su estadía para reunirse con Vázquez y Mujica en su chacra de Rincón del Cerro. Además, almorzó con los expresidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle, y el dirigente nacionalista Carlos Julio Pereyra en la residencia del embajador español.
