A seis meses de la guerra entre Rusia y Ucrania, Europa se asoma a la recesión

La guerra en Ucrania tuvo, al principio, un cierto entusiasmo de la dirigencia europea. Creyeron en lograr un camino diplomático para frenar los combates y evitar las consecuencias económicas sobre sus propias naciones. Cuando las tropas rusas cruzaron la frontera hace seis meses había un fuerte debate entre quienes creían que la inflación sería transitoria y quienes alertaban sobre un fenómeno más profundo y duradero, según un artículo de El País de Madrid escrito por Álvaro Sánchez y Manuel Gómez.

Ahora, una nueva discusión recorre Europa: ¿es inevitable una recesión?, se preguntan estos analistas.

Cada día que pasa aumentan los argumentos que apuntan a una recesión económica. La decisión de Moscú de suspender temporalmente el suministro de gas a Alemania hasta los US$300 el megavatio hora el precio del gas, clave para la producción de electricidad. Los datos de estos días muestran que la actividad industrial se contrajo en Alemania y Francia durante agosto por una combinación entre la caída de la demanda y el aumento de los precios. El euro acaba de tocar su valor más bajo en 20 años frente al dólar, cuya paridad volvió a perder el martes, encareciendo la compra de energía en los mercados internacionales, que se paga con el billete verde.

El Bundesbank espera una inflación de dos dígitos en Alemania en otoño —actualmente es del 7,5%— y ve más probable la recesión. La fuerte sequía y la falta de lluvias, cuando más se las necesita, han dejado muy bajos los niveles de ríos como el Rin —ahora prácticamente innavegable—, irremplazable para la circulación de mercancías y materias primas energéticas.

Perspectivas duras

Hay otros elementos que oscurecen el segundo semestre de 2022 que empezó con las variantes de ómicron y continúa con el costo de la energía y la prolongación de la guerra.

El Citigroup predice una inflación del 18,6% para el Reino Unido en 2023. El primer ministro belga, Alexander De Croo, advirtió el lunes que esperan entre cinco y diez inviernos complicados. Ni siquiera la temporada turística, animada por millones de viajeros resulta sencilla por un aluvión de visitantes a Europa que llevó a la cancelación de miles de vuelos.

La consultora Capital Economics dice que la mayoría de los países del euro sufrirán el impacto del precio del gas de una manera peor que las crisis petroleras de 1974 y 1979. Advierte, además, que “ambas crisis petroleras fueron seguidas de recesiones”.

Para los economistas de ING (Ideas para la Nueva Gestión) la contracción económica “comenzó en el tercer trimestre de 2022”; es decir, en julio. A la misma conclusión llegan los analistas de Goldman Sachs. En un informe de la semana pasada, ese banco de inversión norteamericano augura “una modesta recesión en la segunda mitad del año, provocada por las continuas interrupciones de gas por la guerra en Ucrania” y considera que “la desaceleración puede ser más brusca en caso de corte total del suministro de gas ruso”. El estudio de los países más dependientes de este combustible son Alemania e Italia.

Sacrificar el crecimiento

La erosión del poder adquisitivo y la capacidad de consumo volvió habitual consultar a qué horas es más barata la energía, así como reducir el uso de los coches y los aires acondicionados.

A su vez, la debilidad de la divisa europea presionan para que el Banco Central Europeo suba las tasas de interés, lo cual a su vez lleva a la caída de la economía y encarece las hipotecas sujetas a tasas variables.

La eurozona tuvo en julio una inflación del 8,9% en julio, lo cual confirma las previsiones de otra suba de las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo en septiembre.

Los análisis más optimistas apuntan a que esta situación es coyuntural y provocada por la invasión de Ucrania. No obstante, la guerra no apunta a una solución rápida, y a ella se suman los cambios estructurales en marcha para cumplir con los objetivos climáticos, que por sí solos ya obligaban a una reconversión de las industrias más contaminantes, como la automoción o la minería.

Brecha con Estados Unidos

En Estados Unidos hay indicadores económicos de mejoras. La inflación de julio mostró una leve baja y también bajó el precio del combustible. Europa, en cambio, sigue pagando su dependencia del gas y sus tasas de interés superan a las de su socio del transatlántico.

Esa brecha podría crecer según un informe de Aneeka Gupta y Pierre Debru, economistas de la consultora WisdomTree. “La zona euro se está enfrentando a una crisis energética y a una inflación mucho mayor que la de EE UU. Dado que los precios de la energía subieron un 42% interanual en junio, el sector energético ha contribuido a más de la mitad del 8,9% de inflación interanual registrada en julio”, estiman.