Alertan “peligro inminente” por traslado de terminal de Portones

La terminal de ómnibus en Portones Shopping fue construida en el año 2004. En 2008, las autoridades departamentales informaron que estaba “saturada” por su “terreno acotado y sin posibilidades de crecimiento”. Su traslado fue incluido en el Plan de Movilidad de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM).

La dirección del colegio The Anglo School se enteró por la prensa a fines de 2011 que la terminal se trasladaba a un terreno lindero a su sucursal de Carrasco, ubicada en María Saldún de Rodríguez y Máximo Tajes. Desde ese momento, las autoridades del colegio han hecho gestiones ante la IMM, la Junta Departamental (JDM), el Municipio E y el defensor del Vecino. La razón es que “es imposible la convivencia del colegio con la terminal”, afirmó Ernesto Sisto, director general de Administración del Instituto Cultural-Anglo Uruguayo. Sobre la misma calle pero una esquina más al este se encuentra otro colegio, el Uruguayan American School.
Ahora, el colegio Anglo se está jugando la última carta antes de que comience el año lectivo. Contrató a la empresa GEA Consultores Ambientales para realizar un estudio de impacto ambiental y de tránsito en la zona para llenar un vacío técnico. “La IMM aceptó ese terreno sin un estudio”, denunció Sisto. Según se informó a El Observador en el Municipio E, la posesión del predio fue cedida a la IMM por la empresa administradora del shopping, la que también prevé obras de expansión de sus instalaciones.

Peligro “inminente”
Más de 600 niños asisten a clases todos los días y entran y salen en autos particulares, caminando (la única vereda existente es la del colegio) o en camioneta escolar. El tránsito actual por María Saldún de Rodríguez, calle que corre por detrás del centro comercial y del Latu, es pesado, sobre todo, en horario pico, también por la salida del personal del LATU y la Cámara de Industrias del Uruguay. Es una vía de cuatro carriles.

“Es un peligro inminente”, señaló Sisto. No solo en materia de accidentes, sino también por la contaminación que van a generar los gases de los caños de escape y el ruido de los motores.

Asimismo, la ubicación de la futura terminal preocupa a los trabajadores de la zona, en particular a los que salen de noche de los comercios, puesto que tienen que caminar más cuadras desde avenida Italia.

Ante el reclamo del colegio, la solución fue que buscara un terreno apropiado para la terminal y así se le cedería el lindero. Para el colegio la propuesta era absurda porque se le encargaba una tarea que no le corresponde y porque se le proponía hacer una inversión que no estaba en sus planes.

“El metro cuadrado en la zona cuesta US$ 150. Una terminal no puede tener menos de 6.000 u 8.000 metros cuadrados. Sería una inversión de más de US$ 1 millón”, explicó Sisto. La actual abarca 4.000 metros cuadrados. Y Sisto se quedó corto: el proyecto de la IMM presentado a la JDM es pasar a 11 mil metros cuadrados.

Con todo, el colegio inició la búsqueda de los predios que consideraba más adecuados para recibir la terminal y comenzó a buscar financiamiento externo. Pero no se cumplió con el objetivo. En otra reunión con la IMM, sobre finales de 2012, se les informó que las obras empezarían por esta fecha del año. “En cualquier momento vemos entrar una excavadora”, ilustró.

No obstante, el tema no está cerrado en la Comisión de Movilidad Urbana de la JDM. El edil frenteamplista Jorge Buriani, presidente de la comisión, informó a El Observador que consultará a Gerardo Urse, director de Movilidad Urbana, cuando comparezca en las próximas semanas por el corredor de avenida Garzón, una obra resistida por los vecinos. “No sabemos nada”, expresó. Desde julio de 2012 la comisión tiene a estudio el tema, a la espera de explicaciones sobre el proceso de elección de los terrenos.

La alcaldesa Susana Camarán agregó que no le llegó ninguna comunicación oficial sobre el comienzo de las obras, o si el proyecto no terminará realizándose en otro punto del municipio.