Cómo elegir y conservar las frutillas

La frutilla es una fruta con una sensibilidad delicada al contacto, por lo que debe tocarse lo menos posible desde que es cosechada hasta que llega a la mesa del consumidor. El manoseo hace que el fruto se machuque y pierda el brillo.

Justamente, "un buen brillo" es lo que da la pauta de que la frutilla "fue cosechada recientemente, que no sufrió calores excesivos o pérdida de agua excesiva, y que va a estar con buenas características de calidad", explicó el ingeniero.

El color es otro factor importante porque garantiza el buen sabor de la fruta. Pacheco sostuvo que es importante que la frutilla sea de color rojo intenso. Debido a las características de la fruta, con el paso de las horas una frutilla que fue cosechada sin ser de un rojo intenso va mejorando su color con el paso de las horas. No así el gusto, que queda igual una vez que se cosechó.

Además, el tallo verde de la frutilla –el caliz– también indica la calidad de la fruta. Es importante que no esté marchito u oscuro y que, por el contrario, sea verde y se encuentre entero.

La clave a la hora de conservar una frutilla, como la mayoría de las frutas, es el uso del frío. En un hogar, la heladera es la mejor forma de mantener las frutillas pero no por muchos días. Lo ideal es la fruta en los primeros tres días. Pacheco recomendó meter las frutillas en la heladera ni bien uno llega a la casa después de haberlas comprado.

Como en el mercado frutícola local no se aplica la cadena de frío, la frutilla llega al mercado muy poco tiempo después de ser cosechada. "Del momento que se cosecha a la mesa del consumidor no pasan más de dos días porque la fruta no lo toleraría", explicó Pachecho.