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El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro era la principal fortaleza de la antigua Habana.
Tras la invasión inglesa, España reforzó sus fortalezas en Cuba.
La armada inglesa asedió La Habana por 44 días.
La ubicación de Cuba la hacía una pieza clave para el comercio de Europa con el continente americano.
El conde de Albemarle con la tradicional casaca nullmameynull del ejército británico.
El convento de San Francisco se convirtió en una iglesia anglicana.
Los ingleses no fueron muy bienvenidos por la población local.
La ocupación británica concluyó en julio de 1763, hace 255 años.

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Cuba: la poco recordada historia de los 11 meses en que La Habana fue británica

¿Sabías que entre agosto de 1762 y julio de 1763, la capital de Cuba estuvo bajo el dominio británico? Aquí te contamos cómo Reino Unido se hizo del dominio del mayor puerto y la principal ciudad de las Indias Occidentales. Una pregunta queda en el aire: ¿qué hubiera pasado si La Habana hubiera seguido siendo inglesa?
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19 de agosto de 2018 a las 09:53

Al amanecer, las tinieblas cubrieron otra vez el cielo de La Habana.

toma de La Habana
National Maritime Museum

El polvo espeso de la destrucción cubría la ciudad y los truenos de pólvora remecían los tejados, las columnas, los soportales, las mansiones, los campanarios, los fuertes, las tabernas, los prostíbulos del puerto...

Los últimos niños, mujeres y curas que aún quedaban dentro de las murallas huyeron a Managua, un poblado en el sur que les había servido de refugio desde que comenzó un mes antes el asedio.

Toda la villa estaba en pie de guerra, pero el viento de la mañana que soplaba desde el mar traía el olor amargo de la derrota.

Tras 44 días de sitio, el gobernador de Cuba, Juan de Prado Malleza Portocarrero y Luna, sabía que, a esas alturas, todo esfuerzo era en vano.

Ya había mandado a cruzar cadenas gruesas la entrada de la bahía, a encallar allí tres embarcaciones para cerrar el paso, a que la población saliera con mosquetes o lo que tuviera a defender los últimos reductos que todavía no habían caído en manos enemigas.

Del otro lado de la bahía, un negro liberto, Pepe Antonio, regidor de la villa de Guanabacoa, soportaba a planazos de machete el avance indetenible de la armada británica.

Pero ya era demasiado tarde.

El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro
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El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro era la principal fortaleza de la antigua Habana.

Las escuadras del almirante George Pocock y del conde de Albemarle se aprestaban a reducir el Morro desde el único punto débil de la fortificación: un espacio sin mucha defensa a la altura de La Cabaña, una ladera cercana.

La fortaleza nullinexpugnablenull (se decía que había costado tanto que Felipe II la buscaba con prismáticos desde el otro lado del mar) estaba a punto de caer.

Y, con ella, la nullsiempre fiel Habananull.

morro
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Tras la invasión inglesa, España reforzó sus fortalezas en Cuba.

El día siguiente, el 13 de agosto de 1762, cuando se abrieron otra vez las murallas y algunos negocios, los habaneros vieron ondear en el asta mayor del Morro el signo inequívoco de la nulltragedianull.

Allí, sobre los muros con boquetes dejados por el cañón enemigo, cerca del faro recién apagado, el viento cálido del verano movía de un lado a otro las barras rojas sobre fondo azul de la Union Jack.

La Habana sería, por 11 meses, británica.

nullLa hora de los mameyesnull

No era la primera vez que las tropas de Jorge III intentaban tomar la ciudad que abría paso al golfo de México.

Corsarios y piratas al servicio de la corona inglesa habían amenazado más de una vez las aguas tibias de la bahía habanera.

cuadro
National Maritime Museum
La armada inglesa asedió La Habana por 44 días.

nullAunque se habían dado unos 13 intentos, no es hasta inicios de 1762 cuando los ingleses se aprestaron a atacar Cubanull, cuenta a BBC Mundo el historiador cubano Gustavo Placer, autor de Los defensores del Morro e Inglaterra y La Habana.1762, ambos sobre la dominación británica en la isla.

nullFue en el contexto de la Guerra de los Siete Años, luego de que España, en virtud del Tercer Pacto de Familia, decidiera entrar al conflicto, dado que tanto en Francia como en España reinaba la Familia Borbón. Para Inglaterra fue entonces una oportunidad perfecta para intentar tomar La Habananull, agrega.

Y es que, según explica, La Habana era entonces una pieza fundamental para el comercio con el resto de América.

nullTodos los buques que cruzaban el Atlántico en cualquier dirección tenían que hacer una escala en La Habana, por su estratégica posición geográfica. Además, su ubicación favorecía la navegación, al estar en un lugar clave para que los barcos pudieran seguir la corriente del Golfonull, señala.

mapa
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La ubicación de Cuba la hacía una pieza clave para el comercio de Europa con el continente americano.

La corona británica, al parecer, no lo pensó dos veces.

A inicios de enero de 1762, una flota de unas de 50 embarcaciones y más de 20.000 hombres surcó nullla mar océananull con unos mapas antiguos que habían conseguido de un comerciante español: unas claves secretas para llegar a La Habana sin zozobrar en el infernal oleaje de las Bermudas.

nullSe dice que fue la escuadra naval más grande que había cruzado el Atlántico hasta entoncesnull, cuenta a BBC Mundo el historiador y periodista cubano Ciro Bianchi Ross.

nullInglaterra estaba mandando algunos de sus mejores militares y barcos porque sabían que tomar La Habana era un golpe que obligaría a España a cualquier negociación posteriornull, señala.

El conde de Albemarle
Museu Nacional de Arte Antigua
El conde de Albemarle con la tradicional casaca nullmameynull del ejército británico.

Pero, según el experto, al mando español lo traicionó la confianza en sus propias fuerzas.

nullLos vigías avisaron a tiempo de la cercanía de las escuadras inglesas, pero el gobernador creía que era solo una amenaza y que La Habana era una ciudad inexpugnable. Cuando reaccionó, ya era demasiado tardenull, cuenta.

La Habana inglesa

A partir de entonces, en algunas mansiones de La Habana comenzó a tomarse puntualmente el té.

El viejo convento de San Francisco, en una esquina de la bahía, se convirtió en una iglesia anglicana, la primera en la isla.

Y la ciudad vivió, también, un auge inesperado.

convento de San Francisco
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El convento de San Francisco se convirtió en una iglesia anglicana.

nullHay que tener en cuenta que la Corona española solo permitía a Cuba comerciar con un puerto en la Península. Los ingleses abrieron La Habana al comercio internacional, lo que propició un florecimiento económico que nunca antes se había visto en la islanull, señala Placer.

nullTrajeron también muchos esclavos desde Jamaica hacia las plantaciones de azúcar y de tabaco de Occidente, lo que ayudó a la aristocracia habanera a que sus negocios aumentaran sus produccionesnull, agrega.

Sin embargo, de acuerdo con Bianchi Ross, en realidad, los ocupantes nunca fueron bienvenidos por la población local.

nullLa sociedad habanera fue implacable con los ingleses y con la gente que se congraciaba con los ingleses. Al punto que cuando se fueron finalmente, los habaneros que les habían servido fueron hasta expulsados de la ciudadnull, cuenta.

habana
Getty Images
Los ingleses no fueron muy bienvenidos por la población local.

nullY el cubano, con su tradicional humor, se burlaba de ellos e incluso han quedado unas coplas que criticaban a las jóvenes que salían con ellos. Hay una que decía: las muchachas de La Habana/ no tienen temor de Dios/y se van con los ingleses/ en los bocoyes de arroznull.

Placer asegura que tal fue el impacto de esos meses de dominio inglés que todavía, tres siglos después, han quedado algunas frases que nacieron esos días y que el cubano común usa sin saber de dónde salieron.

nullEn Cuba, a veces se usa el dicho 'trabajar para el inglés' que se refiere a trabajar para alguien que se lleva la mayor ganancia o 'la hora de los mameyes' -como decir la hora de la verdad-, que nació de una burla al color de las casacas de los soldados ingleses que hacían rondas al caer la tardenull.

La vuelta de España

Cuando en el verano de 1763 los ingleses se preparaban para celebrar el primer año de su llegada a La Habana, una noticia recién llegada de Europa los obligó a suspender los planes.

La carta dirigida al conde de Albemarle por el mismísimo rey daba las instrucciones precisas de la partida.

Inglaterra había decidido cambiar La Habana por Florida, una península pantanosa infectada de cocodrilos y mosquitos que había descubierto Juan Ponce de León un día de Pascua tres siglos antes.

nullSe dio una situación muy peculiar: los ingleses tomaron La Habana pero nunca pasaron de ahí. Era una zona que abarcaba unos 40 kilómetros hasta el Mariel y luego otros 100 kilómetros hasta Matanzas, pero nunca pasaron de ahí porque no tenían suficientes recursos para extenderse a todo el territorio de Cubanull, explica Placer.

barcos
National Maritime Museum
La ocupación británica concluyó en julio de 1763, hace 255 años.

Entonces, agrega el historiador, se movían también intereses de tipo político en Inglaterra que determinaron que las tropas salieran definitivamente de La Habana.

nullHabía una corriente política que consideraba que la guerra había agotado las posibilidades económicas y humanas del país, y consideraron que no era factible mantener La Habana teniendo el resto del territorio hostil. Además, el control de Florida les garantizaba el dominio de toda la costa Atlántica de América del Nortenull, señala.

La partida, el regreso

El conde de Albemarle fue el primero en abordar y luego, uno en uno, el resto de la tropa se acomodó para el largo viaje.

Unos cruzarían de vuelta el Atlántico, otros explorarían, por primera vez, Florida.

La Union Jack fue doblada con el redoble fuerte de la banda.

Y cuando la escuadra se perdía del otro lado del mar, la bandera blanca de la cruz roja del imperio volvió ondear sobre el Morro.

nullLa Habana no volvió a ser igual. Los españoles entendieron que no podían volver a cerrar la ciudad al comercio mundial y apareció un nuevo clima de libertad religiosa y filosófica. Se aumentaron las fortificaciones y quedó a siempre en el imaginario cubano ese tiempo en que La Habana fue inglesa por un añonull, cuenta Bianchi Ross.

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