Le dieron un garrotazo y descuartizaron a un Hereford que preparaban para la zafra de remates

Más allá de la pérdida económica y el daño que este delito le produjo, el productor destacó el buen accionar policial

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29 de abril de 2020 a las 16:00

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En la mañana de este miércoles encontraron descuartizado a un toro de pedigrí de la raza Hereford, de alto valor genético y comercial, perteneciente al plantel de la cabaña Ñu Porá, de la familia Parietti, ubicada a 13 kilómetros de la ciudad de Paysandú.

“Esta mañana lo encontramos muerto. Le sacaron las paletas, los cuartos y los lomos. Ni siquiera lo cuerearon. Aparentemente no lo mataron de un balazo, sino que le pegaron un garrotazo aprovechando que era mansito”, lamentó Carlos Parietti, propietario de la cabaña.

Más allá de la pérdida económica, el criador lamentó el tiempo y la dedicación que lleva seleccionar a un animal y desarrollar su genética para terminar perdiéndolo de esta manera.

De todas formas, el productor prefirió ver el medio vaso medio lleno de esta "lamentable situación" y destacó que el accionar policial fue muy efectivo.

La denuncia fue realizada en la seccional policial correspondiente y la respuesta fue inmediata, explicó. Acudieron al campo y tomaron muestras del ADN del animal para futuras investigaciones.

Se trata de un procedimiento habitual que permite que, en caso de encontrarse en el mercado carne de origen no legal, pueda vincularse ambos delitos.

El dato

En su remate de toros de la zafra de 2019, la cabaña Ñu Porá colocó sus reproductores a un precio promedio de US$ 3.738, lo que sirve como referencia del valor del ejemplar faenado de modo clandestino.

El animal, de dos años, se estaba preparando para salir a la venta en el tradicional remate anual que hace la cabaña en octubre.

Hace muchos años que el establecimiento no era víctima de un caso de abigeato. Además, Parietti indicó que “con gran seguridad” la carne será vendida en Colonia Porvenir, dado que queda a tres kilómetros del establecimiento y porque el o los delincuentes se llevaron la carne a pie.

“La pérdida económica no es tanta comparada con la desesperación de que hagan una cosa así con un animal de pedigrí, que lo crías desde chiquito. Es la pérdida genética, es el tiempo y es la dedicación”, lamentó en diálogo con El Observador.

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