El juez Daniel Rafecas publicó "Pinche", su segundo libro y el primero de ficción

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El juez Daniel Rafecas desanda los laberintos del narcotráfico en su primera novela "Pinche"

Con una mirada aguda y sutil, el magistrado se vale de sus años en la Justicia para imaginar una ficción con una trama que une a México con la "Villa Farga", en la Ciudad de Buenos Aires. “Nadie se tiene que sentir aludido”, aclara
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19 de febrero de 2024 a las 14:56

Una flamante jueza federal, la doctora Fabiana Pazair, tiene que afrontar un caso resonante, que la pone en el ojo de la tormenta: en Villa Farga, Buenos Aires, un tiroteo entre bandas ha dejado siete muertos. Para peor, tres de las víctimas son mexicanos, lo que genera el especial interés de los medios. Desde México, el Cártel de Baja intenta saber qué salió mal y, sobre todo, dónde está su cuarto enviado y quién se llevó los cuatro millones de dólares destinados a ser intercambiados por efedrina en Villa Farga.

A pesar de ser una ficción, el argumento de Pinche, la novela que acaba de publicar el juez Daniel Rafecas por Editorial Planeta, bien podría ocupar las páginas policiales de los medios. Y es que si bien aclara que el libro no tiene elementos autobiográficos ni está basado en un caso real, está claro que en su primer libro de ficción el autor echa mano a los conocimientos de primera mano que acumuló en sus años en la Justicia para crear una trama que resulta atractiva por su impresionante realismo. "Esto es 100 por ciento ficción, no hay ningún personaje real, nadie se tiene que sentir aludido”, sostiene Rafecas, aunque aclara que está ansioso por escuchar el juicio de sus pares, jueces, camaristas y fiscales.

Como juez, Rafecas es un hombre de alto perfil: intervino en causas como la de los crímenes de lesa humanidad del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura militar, o los procesamientos del ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido y del ex secretario de Obras Públicas José López. Ahora, con Pinche, incursiona en la literatura en policial en el que es su segundo libro,: años atrás había publicado Historia de la solución final, una investigación sobre el Holocausto.

El título, "Pinche", refiere a un personaje que aparentar ser secuntario. Guille, “el pinche”, como se conoce a los meritorios que recién ingresan a trabajar en un juzgado, encuentra por azar una pista fundamental. Según explicó al portal Infobae, el director de cine y hermano del juez Diego Rafecas fue quien le pidió que lo ayudara a pensar la estructura de un relato policial. “Me decía: ‘pero vos cuanto hacé que estás en tribunales, seguro habrás escuchado alguna historia. Tirame un centro o armame algo para hacer una peli policial.’ Me hinchaba para que escribiera”.

"Pinche", la primera novela de Daniel Rafecas que publicó Planeta

Esa conversación, que ya cumplió un década, se convirtió en un primer bosquejo de unas veinte páginas dos años más tarde, en 2015. Sin embargo, la muerte de su hermano en 2017 frustró la película para la que en algún momento habían pensado a Tomás Fonzi para que interpretara el papel de Guille. Rafecas llegó a mostrarle una estructura muy similar a la que tuvo finalmente la novela.

“Habré estado unos dos años con muchas interrupciones, pero elaborando los personajes y armando una estructura central como un guión. No era un guión exactamente, era como un relato con ese comienzo fuerte que tiene la novela”, explica el magistrado. 

Con la precisión de quien conoce el paño, la historia sigue el ritmo de los procesos judiciales. “El desarrollo que yo hago ahí es perfectamente comparable con lo que pasa en la realidad. Primero la llaman a la jueza, la jueza manda al Secretario, van los policías, ponen el gazebo, hacen el levantamiento de pruebas, todo el manejo de la prensa, del público, que se filtran las fotos de alguien, todo eso es algo muy real”, dice Rafecas.

Por supuesto, en una trama sobre narcotráfico que cuenta la cotidianeidad del ámbito judicial, la novela se topa con el flagelo de la corrupción. “Tengo 35 años de trabajar en los juzgados penales, veinte como juez y algunos como fiscal, entonces tengo mucho recorrido de lo que es el mundo policial. Y si vos haces un análisis específico de cómo se trata en la novela a los protagonistas de la Policía, vas a ver que hay buenos y malos. Hay honestos y corruptos. Porque efectivamente es así. Es decir, en la Policía Federal hay muchísimos oficiales que tratan de trabajar bien, acatando las reglas y las directivas del fiscal y del juez. Y tienen que lidiar con compañeros que quieren hacer las cosas mal. Pero demonizar es un error, porque te diría que, por ejemplo, en la Policía Federal el 80 por ciento más es gente honesta, y el otro 20 por ciento son los que hacen caer todo. Que muchos son jefes o están en puestos de poder. Por eso la novela un poco es un homenaje también a los policías honestos que tratan de hacer las cosas bien”, explica.

Daniel Rafecas conoce bien esos recovecos de la Justicia porque si bien ahora es un juez prominente, en una época fue pinche. Sin embargo, su personaje favorito es la jueza, a quien desde el inicio imaginó como una mujer. “Quería mostrar la falta que hay de juezas de instrucción y lo dificultoso que es para las mujeres acceder a un cargo como este, el clima siempre misógino en el cual se desenvuelven y cómo ella, - la doctora Fabiana Pazair-, tiene que abrirse paso y demostrar en todo momento sus condiciones, su paridad”, aseguró.

Si bien los medios están presentes en la novela, no hay ninguna mención a las redes sociales, porque la trama remite a los primeros años de la segúnda década del siglo XXI, entre 2010 y 2012. Al respecto, Rafecas sostiene que la novela "está ubicada temporalmente antes del avance de esta posverdad y de esta situación que estamos viviendo. No sé si podría escribir algo que ocurra hoy en día. Es un fenómeno que no entiendo, que me asusta, que lo miro con prejuicio. Casi que te diría que me siento obsoleto en este nuevo escenario y por eso escribo en 2010″.

“Tengo 56 años y pertenezco de alguna manera al movimiento ciudadano y soy activista de mi labor. Le dediqué los últimos 20 años de mi vida como miles de otras personas, desde los ámbitos de la cultura, los medios, la justicia, la educación. Pero resulta que, por abajo, subterráneamente por TikTok o YouTube había discursos negacionistas, reaccionarios y autoritarios que multiplicaban por mil la penetración y la llegada que pudiera tener yo o la directora del museo o una profesora de primaria. Arrasaron con todo. Y no lo vimos venir”, explica Rafecas y añade: “Me asusta porque las herramientas que manejo que son ir a dar clases, ir a un reportaje, participar de un documental, un debate, son herramientas que ya están obsoletas. Ahora todo pasa por TikTok, por los reels de Instagram, o las publicaciones de Facebook. El 90 por ciento de la comunicación fluye por ahí”.

 

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