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En el interior del Bloque Seis: la sección que alberga 2.000 talibanes en la prisión más grande de Afganistán

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15 de noviembre de 2019 a las 03:41

La BBC obtuvo acceso inédito a la prisión más grande de Afganistán, que alberga 2.000 combatientes talibanes en una sola sección. Pero ¿quiénes son estos yihadistas y qué futuro quieren para Afganistán?

Prisioneros talibanes en la cárcel.
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Cerca de un quinta parte de los prisioneros de la cárcel más grande de Afganistán son talibanes.

Advertencia: Este artículo contiene descripciones que algunos lectores pueden encontrar perturbadoras.


La prisión Pule Charkhi, en las afueras de Kabul, la capital de Afganistán, está rodeada por muros colosales de piedra gris rematados por alambres de espino y vigilada por numerosas torres de vigilancia y unas enormes puertas de acero.

De los 10.000 prisioneros, cerca de un quinto de ellos son talibanes, los rebeldes islamistas más radicales de Afganistán.

El prisionero talibán Mawlawi Fazel Bari dice que él no nació combatiente, pero que ahora, después de cinco años en la cárcel, se siente preparado para morir.

"Estoy más frustrado. Nunca pensé que podría llevar una bomba suicida, pero ahora juro por Dios que lo haré", afirma.

Por ahora, Bari permanecerá encarcelado en esta prisión de máxima seguridad. Pero este centro, junto a otros en el país, ha estado liberando prisioneros en números sin precedentes.

Algo que se interpreta como un gesto de buena voluntad de un gobierno excluido en las negociaciones de paz con Estados Unidos.

El objetivo a largo plazo de los talibanes es la reinstauración del Emirato Islámico en Afganistán.

Este es un sistema de gobierno que imperó cuando los talibanes tuvieron el poder entre 1996 y 2001. En ese período, introdujeron la ley islámica (sharia) y un régimen donde se vetaba a las mujeres de la vida pública y se establecieron castigos que incluían apedreamientos y amputaciones.

No está claro cómo operaría cualquier tipo de régimen talibán en el futuro.

Mawlawi Fazel Bari (a la derecha) con otro prisionero talibán.
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Mawlawi Fazel Bari (a la derecha) lidera oraciones diarias para sus compañeros de prisión.

Centenares de miles de personas han muerto en Afganistán desde que fuerzas lideradas por EE.UU. derribaron al gobierno talibán en 2001, incluyendo decenas de miles de civiles.

Los prisioneros talibanes se mostraron abiertos a hablar de sus motivaciones y quejas durante nuestra visita, pero reticentes a mencionar sus actividades específicas. Sin embargo, sí sabemos que Mawlawi Fazel Bari se unió a los talibanes hace 15 años y se convirtió en comandante del grupo en la provincia de Helmand.

En esa región combatió fuerzas afganas e internacionales.

El Bloque Seis

La pequeña celda de Bari está llena de hombres, todos talibanes. Hay colas afuera en el corredor: algunos hombres miran agachados desde las puertas, otros miran hacia abajo desde la parte alta de sus literas. Un reo mayor está sentado en el suelo, cantando en silencio sus oraciones.

Bari y Sultan en un sofá, posando para la BBC.
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Los convictos hablaron sobre sus motivaciones, pero no fueron muy explícitos sobre sus actividades.

En el suelo hay una alfombra roja y varios cojines, y en las paredes hay un mosaico de afiches con imágenes sagradas del islam como la Meca y Medina. También otras escenas idílicas como jarrones de flores, cascadas e incluso helados.

Los reos han decorado la celda para invocar una visión del paraíso, reflejando su creencia fundamentalista de que si mueren en acción irán directo al cielo.

Cerca de las paredes hay estanterías improvisadas con pilas de pesados libros de literatura islámica y el Corán.

Cuando Bari empieza a predicar todos le miran. Es un erudito con experiencia y eso hace que sus compañeros le tengan en gran consideración.

El conflicto más largo de la historia

"Le digo esto, siempre que haya un soldado extranjero en Afganistán, la paz no es posible", asegura Bari.

Celda de Bari en la prisión.
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Un póster de Medina en una celda en la prisión de Pul e Charkhi.

Los talibanes en Afganistán fueron acusados de proveer un refugio para Osama Bin Laden y el grupo radical al Qaeda, culpados de coordinar los ataques terroristas de Nueva York en 2001.

19 años desde entonces, la guerra entre EE.UU. y los talibanes en Afganistán es ya el conflicto más largo de su historia.

En septiembre, el presidente estadounidense Donald Trump estuvo cerca de pactar la paz con los talibanes. Pero el mandatario canceló las conversaciones después de que militares asumieran su responsabilidad sobre una explosión en Kabul que mató a 12 personas, incluyendo un soldado estadounidense.

EE.UU. dice que todavía mantiene cerca de 13.000 militares en el país. Como parte del preacuerdo con los talibanes, prometía reducir ese número a 8.600 en los primeros cinco meses después de ser firmado.

Y es que Trump se comprometió a poner fin a la guerra en Afganistán durante su campaña para las elecciones presidenciales de 2016.

Prisioneros sentados.
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A la hora del culto, los prisioneros talibanes siguen la guía de Bari.

Pero muchos críticos creen que ese trato podría dejar al país en el caos.

Acto de venganza

Caminar dentro del Bloque Seis es como entrar en territorio talibán. Los corredores están repletos de talibanes moviéndose libremente: afeitándose, duchándose, cocinando.

Los compañeros de Bari provienen de todos los ámbitos de la vida afgana. Son antiguos profesores, granjeros, comerciantes y conductores que han sido juzgados y sentenciados por pertenecer a los talibanes en diferentes roles: recolectando impuestos, patrullando o poniendo bombas.

Los convictos más veteranos como Bari coordinan la rutina diaria de la prisión, guiando a sus compañeros en las horas de culto y estudios islámicos.

Desde el amanecer hasta el atardecer, los prisioneros rezan cinco veces al día, alternando con horas de aprendizaje que implican memorizar versículos del Corán. A la hora de comer y en los momentos designados para salir al patio, la política domina las conversaciones.

Prisioneros talibanes.
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Los prisioneros han sido sentenciados tras participar con el movimiento talibán de distintas formas.

Muchos dicen que se unieron a los talibanes como acto de venganza, en respuesta a los ataques aéreos.

"Cuando las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un ataque aéreo en mi aldea (hace 15 años), mi vecino y sus dos esposas murieron, pero el hijo más pequeño, Rahmatullah, sobrevivió", dice Bari.

"Adopté al niño y le ayudé a estudiar. Pero cada vez que escucha el sonido de helicópteros, viene corriendo hacia a mí gritando que han venido a matarle".

Bari decidió unirse a la guerra después de ver "muchas mezquitas destruidas, y mujeres y niños asesinados".

Otro de los reos veteranos, Mullah Sultan, también dice que quería oponerse a "las atrocidades" de las que fue testigo.

"Como afgano lo consideré como mi derecho a alzar la voz y decir que no aceptaba a esos invasores", comenta Sultan.

Prisioneros talibanes de espalda en el exterior.
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La política domina las conversaciones de reo durante los descansos al aire libre.

En la última década, durante la retirada gradual de tropas estadounidenses de la coalición liderada por EE.UU., ha habido un incremento de ataques aéreos, frecuentemente inexactos, que a veces han ocasionado pérdidas civiles.

En la primera mitad de 2019, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dijo que las fuerzas afganas y estadounidenses habían matado más civiles que las milicias talibanas.

Sin embargo, las fuerzas rebeldes, incluyendo a los talibanes, son responsables de la mayoría de muertes civiles en la última década, de acuerdo también a la ONU.

Los talibanes convictos dicen que lo que ocurre en el campo de batalla motiva a que los jóvenes se unan a sus filas, pero dentro de la prisión también aumentan sus agravios.

Se cree que líderes como Bari reciben sermones de sus superiores, incluso de Sheikh Hibatullah Akhundzada, el líder talibán supremo, para después transmitir las enseñanzas directamente a los prisioneros.

Las noticias sobre las negociaciones de paz, cuando se producían, generaban entusiasmo.

"Sabemos que los extranjeros están cansados", dice Sultan.

Mullah Sultan (a la izquierda)
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Mullah Sultan dice que quiere que se reinstale la ley sharia como el sistema de gobierno en Afganistán.

"Creemos que están de rodillas y que pronto se irán. Nosotros los afganos viviremos juntos bajo la ley islámica", explica.

Una relación colaborativa

Los convictos talibanes parecen disfrutar de mejores privilegios que otros prisioneros, como el control de sus horarios y de la escuela religiosa de la prisión. Además, cuentan con mejor acceso al sistema de salud y al auxilio legal.

Y su unidad y sus claros eslabones de mando parece haberles dado más influencia dentro de la prisión. Como resultado, a veces hablan en nombre de todos los prisioneros para obtener mejores condiciones.

Los guardias reconocen que ellos representan un frente unido.

Otro prisionero talibán, Mawlawi Mamur, lo describió así: "moriremos peleando por los derechos de otros".

Prisionero talibán rezando.
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Los talibanes claman luchan por los derechos de todos los prisioneros.

Los guardias afirman que la relación entre ellos y los talibanes es de colaboración.

"Hay cerca de 2.000 convictos, así que necesitamos su cooperación y atender sus problemas", dice el comandante del Bloque Seis, llamado Rahmudin y de 28 años.

Pero las huelgas regulares que organizan los reos talibanes de Pul e Charki sobre sus condiciones indica que la relación no es siempre mutua.

Los reos le dijeron a la BBC que con frecuencia hacen huelgas de hambre cociendo sus labios o perforando sus lenguas con radios de bicicletas para protestar en contra de lo que ellos consideran condiciones pobres en la prisión como una atención médica inadecuada, trámites legales lentos o maltrato de prisioneros por parte de los guardias.

Prisionero de la cárcel.
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Los reos organizan huelgas de hambre con frecuencia para así mejorar sus condiciones.

También hay reportes de prisioneros talibanes atacando a los guardias e incluso, a veces, tomando el control de parte de la prisión.

La BBC contactó al ministro de Interior para verificar estos informes, pero no recibió respuestas. Sin embargo, cada mes recibe fotos de las huelgas y llamadas y mensajes solicitando ayuda.

A comienzos de este año, unos enfrentamientos entre guardias y prisioneros terminaron con cuatro reos muertos y 33 heridos, incluyendo 20 agentes de policía.

Reportes sin confirmar aseguran que los convictos protestaban contra la falta de instalaciones sanitarias, pero un portavoz del Ministerio de Interior le dijo a la BBC en aquel momento que los enfrentamientos fueron a causa de un control de drogas y que fueron instigados por traficantes de drogas dentro de la prisión.

Vivir durante tantos años en condiciones tan volátiles ha endurecido la actitud de los convictos.

Guardia de la prisión.
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Un guardia de la prisión describió la relación con los talibanes como de colaboración

Y algunos de ellos han sido o serán liberados en números sin precedentes.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, dijo en junio que cerca de 887 prisioneros talibanes serían liberados de Pul e Charkhi y de otras prisiones a lo largo del país.

Es tradición que el presidente anuncie la liberación de docenas de prisioneros por la festividad islámica Eid al Fitr, pero este gesto inédito fue interpretado por los críticos como una muestra de poder de un gobierno excluido de las negociaciones de paz entre talibanes y Estados Unidos.

Los talibanes rechazaron mantener conversaciones directas con el gobierno porque no lo reconocen como legítimo.

A Bari le quedan dos años por cumplir en la cárcel. Pero es firme en que, cuando salga, continuará su guerra santa.

"Cuando me liberen, me reuniré con mis filas. Antes estaba comprometido al 20%, pero ahora lo estoy al 100%. Defenderé mi yihad y mi país", dice.

Liberados

Uno de los liberados bajo el perdón presidencial es Qari Sayed Muhammed, amigo y compañero de Bari en la prisión. Tiene 32 años y vive en la provincia de Balj, en el norte de Afganistán. Pasó seis años en la cárcel.

Qari Sayed Muhammed junto a sus hijas.
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Qari Sayed Muhammed junto a sus hijas.

Es el único varón que queda en su familia, ya que su padre y su hermano murieron durante un ataque aéreo. Por ahora, dice que debe quedarse en casa cuidando de su granja familiar.

Muhammed cree que de esos prisioneros liberados, él es de los pocos que sigue con vida. "95% de los liberados se reunieron con los talibanes y muchos de ellos ya han muerto", dijo.

Al contrario que Bari, Muhammed se unió a las líneas talibanas a los 15 años para huir del acoso policial.

"El acoso es parte de la vida en la aldea. Con frecuencia, si alguien le cuenta mentiras a la policía sobre nosotros, vienen a acosarnos. Así que pensamos que si de cualquier forma nos arrestaban, quizás tomábamos nuestro destino en nuestras propias manos".

La violencia y la corrupción de la policía en Afganistán han sido reconocidas como un problema expandido por distintas organizaciones de derechos humanos.

Sin embargo, hay muchos motivos por los que los jóvenes afganos pueden desear unirse a los talibanes: reacción a tiroteos indiscriminados, desempleo, obtener armamento para luego venderlo o incluso presión de otros compañeros.

Muhammed en casa.
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Muhammed se unió a los talibanes cuando tenía 15 años.

Muhammed comenzó recolectando impuestos y terminó subiendo puestos en la cadena de mandos.

Al intensificarse la guerra, su motivación incrementó y asumió la idea de una guerra santa contra todas las tropas extranjeras.

"Tenía 21 años cuando colgué un arma en mi hombro. Recuerdo pensar que entraba al campo de batalla para combatir a los infieles y defender a los musulmanes. Este pensamiento permaneció conmigo hasta el final", cuenta Muhammed.

Recuerda particularmente una misión en la que su unidad fue emboscada y le disparaban con un arma rusa.

"Es en esos momentos donde tu cerebro va más rápido. Empiezas a pensar en lo que le pasará a tu esposa y a tus hijos. Ahí es cuando el diablo te distrae, tentándote a pensar en tu familia. Pero intenté focalizarme en que estaba sirviendo a Alá".

Muhammed fue capturado por los servicios de inteligencia afganos en 2013 y posteriormente enviado a la prisión Pul e Charki.

Algunos nombres han sido cambiados.


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