En Logan, Hugh Jackman le da esperanza a un subgénero saturado
El actor se despide de su personaje Wolverine de forma desgarradora y brutal en una película que abraza al wéstern con un resultado gratificante
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06 de marzo de 2017 a las 05:00
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Hugh Jackman no será más Wolverine. El actor anunció que su protagónico en Logan será su última aparición como el superhéroe. La primera vez que el australiano encarnó al mutante en el cine fue en X-Men (2000), dirigida por Bryan Singer.
Dos décadas después, el cineasta James Mangold es responsable de la despedida del personaje y su intérprete, quienes se convirtieron el centro emocional de una franquicia que los tuvo en 9 películas en total, tanto en roles principales como en participaciones secundarias.
Logan, sin embargo, no se parece a ninguna de los filmes que lo anteceden. Es un drama violento y emocional con tintes de wéstern y road movie que debe considerarse la primera señal de esperanza en el año para un subgénero tan saturado como el cine de superhéroes.
Más importante aún es su decisión haber tomado el riesgo de envejecer al héroe y llevarlo al límite de lo relacionable. En Logan, Jackman deja atrás los rasgos más afables del personaje –su combinación de honor, un malhumor entretenido y su impecable destreza física– y en cambio lo convierte en un ser derrotado, miserable y al borde del alcoholismo, entre otros problemas de salud física y mental.
Atrás quedaron las batallas contra los villanos y el ídolo antes conocido como Wolverine ahora vive bajo su alias, Logan, como un chofer que habita en la frontera entre Estados y México y debe encargarse de cuidar a su exmentor y figura paterna, Charles Xavier (Patrick Stewart), mientras este lucha contra una enfermedad cerebral degenerativa.
Pero una vez que una misteriosa niña –interpretada por Dafne Keen, la revelación actoral del filme– aparece en la vida de Logan y Xavier, el Wolverine que el público añora ver no tendrá otra opción que aparecer poco a poco, a medida que lidia con una banda de mercenarios sanguinarios liderados por Boyd Holbrook, quien da sus primeros pasos en el cine después de Narcos.
Y si hay algo que no sobra en Logan, es la sangre. Con el permiso por parte del estudio Fox en darle rienda suelta a un héroe que toma el nombre de un animal, Logan sucede entre escenas de acción brutales y momentos de emociones desgarradores entre sus personajes principales.
Más allá de sus elementos fantásticos, es una película creíble y dura, capaz de superar el prejuicio del cualquier espectador menos entusiasta por los superhéroes.
Jackman ya no será Wolverine. No podría haber elegido un mejor manera de decir adiós.
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