Fiesta de Iemanjá en pandemia: cómo serán los controles y los consejos de una mae

Este martes habrá desplegados unos 300 policías del Ministerio del Interior en la costa capitalina, con especial foco en la Playa Ramírez, para exhortar al respeto de las medidas sanitarias, según informó el director de Convivencia de la cartera, Santiago González, a El Observador. Los policías están desde la noche del lunes hasta el cierre de la jornada. Según dijo el jerarca, para las 7 de la mañana no detectaron presencia de personas en las playas —cuando para esas horas era común ver movimientos en el lugar—, y en el entorno de la media mañana ya se arrimaron unos pocos fieles.

El trabajo de exhortación es en conjunto con la Prefectura, mientas que el cuerpo inspectivo de la Intendencia de Montevideo (IMM) velará por que no se establezcan las tradicionales ferias de puestos fijos o ambulantes en el entorno. La comuna lanzó una campaña de comunicación para prevenir las aglomeraciones durante la fiesta. 

"Iemanjá está todo el año"

Los colectivos afroumbandistas exhortaron a no hacer cultos en las playas el 2 de febrero, y aseguraron que "Iemanjá está todo el año". Debido a la emergencia sanitaria por covid-19 también sugirieron transformar los tradicionales cultos en donaciones para las ollas populares. 

La mae Andrade recordó en diálogo con El Observador que los fieles pueden acercarse a las aguas en otros días del año, sin necesidad de concentrarse en el mismo punto. "Podemos celebrarlas desde nuestros corazones. Es un día de milagros, hay una energía muy particular", aseguró.

En este sentido, brindó algunos consejos para conectarse con la deidad del mar, cuyo culto nació en África —en Nigeria— y se expandió por el Caribe y América del Sur con la llegada de los esclavos a las colonias. Andrade consideró que "la música a Iemanjá es un aliado importante": "Ella es la alegría", sintetizó.

La mae sugirió que para los cultos en el hogar se puede recolectar agua de lluvia —aprovechando las recientes precipitaciones— o de la canilla —dejándola asentar "para que quede más pura" respecto de la mano del hombre sobre ella para suministrarla—, y perfumarla con diferentes yuyos aromáticos o incluso miel. Luego puede encenderse una vela blanca junto a la que invita a "estar tranquilos" y con los "sentimientos". A medida que se va consumiendo, se realiza el ruego. Andrade invitó en especial a "valorar" lo que se perdió en esta pandemia. 

Andrade explicó que la sugerencia de aportar a las ollas populares es parte del "equilibro" de Iemanjá, dado que "la misma agua" que se bebe puede ser un tsunami", así como también una canalización del "amor de madre".