Con más de tres décadas de historia y reconocido como uno de los restaurantes más icónicos de la capital, La Casa Violeta marca su impronta en Carrasco desde que retornó a ese barrio hace cuatro años, en una vuelta a sus orígenes.
Con más de tres décadas de historia y reconocido como uno de los restaurantes más icónicos de la capital, La Casa Violeta marca su impronta en Carrasco desde que retornó a ese barrio hace cuatro años, en una vuelta a sus orígenes.
La Casa abrió sus puertas en 1993 con un local en calle Murillo, esquina Arocena. Y allí surgió el nombre: la fachada de esa primera sede estaba pintada de violeta. Tiempo después, entre 2000 y 2019, el restaurante se mudó a Buceo, en la rambla Armenia, hasta que regresó a Carrasco, en una movida a cargo de Santiago Alonso, Renzo Gatto y Daniel Silveira (ya vinculados a otros emprendimientos gastronómicos).
Hoy se encuentra en la esquina de avenida Bolivia y rambla República de México -rodeado de un extenso y atractivo jardín con vista al mar-, en una casa construida a principios del siglo XX y que durante años perteneció al artista Francisco Matto Vilaró.
De ese modo, el local presenta un agradable sector exterior, ideal para esta época, un salón luminoso y agradable, el pasillo Mattos con presentaciones de este artista, una sala vip y una cocina a la vista.
El menú
El menú se presenta muy variado, con el foco en la tradicional parrilla de excelentes cortes de carne, y en la variedad de pescados y mariscos. A su vez, cuenta con pastas, ensaladas y una propuesta más descontracturada que incluye una variedad de entradas frías y calientes. También se luce con una cava con más de 200 etiquetas de vinos nacionales e internacionales.
El espeto corrido destacó durante años a La Casa Violeta y ahora vuelve con una variedad de carnes y achuras a la parrilla, y opciones varias de ensaladas.
La Casa Violeta en Instagram: @lacasavioleta