Laboralistas piden flexibilización: “No se puede seguir midiendo la jornada en días de 8 horas”

Para los expertos en normativa laboral, la crisis aceleró un proceso que ya se estaba dando y en el que la normativa estaba quedando obsoleta.

“Esta crisis llega en un momento en el que el mundo del trabajo ya estaba muy desafiado”, aseguró la socia del estudio Ferrer. 

Raffo y Slinger disertaron junto al inspector general del Trabajo, Tomás Teijeiro, en un encuentro organizado por el banco BBVA denominado El Mercado del Trabajo en 2020 - entre Covid-19 y LUC. 

El representante del gobierno coincidió con los abogados en que muchas “discusiones doctrinales” se cayeron ante la realidad de la pandemia y que fue necesario sentarse a dialogar con empresarios y trabajadores para llegar a acuerdos. “Ante algo grave como esta pandemia, que pone en juego las fuentes de trabajo, nos tuvimos que sentar a dialogar y llegamos a consensos”, destacó.

Quien más insistió en el concepto de cambiar las formas de ver el trabajo fue Slinger, abogado y socio de Guyer & Regules, que reclamó cambiar la forma en que se mide la jornada laboral y destacó que la crisis generada por el coronavirus y las urgencias que genera, permiten una desideologización del debate sobre derecho laboral. 

“Esta nueva realidad pone en tela de juicio normas rígidas y demuestra la necesidad de cambiarlas”, apuntó e insistió particularmente con la jornada de 8 horas: “Esa jornada está pensada para quien va a una fábrica, entra y sale a un horario. No se puede seguir midiendo la jornada por días de 8 horas y que el descanso intermedio tenga que ser utilizado en determinado momento”, apuntó. 

A modo de ejemplo, Slinger aseguró que se deberían plantear escenarios en los que se pueda trabajar 12 horas cuatro días a la semana y extender el descanso semanal. El abogado experto en derecho laboral aseguró que “se han bajado barreras” y que ahora se puede hablar de temas que antes era casi un atentado. Teijeiro coincidió en la idea de que la pandemia logró "desideologizar" la discusión. 

Slinger agregó que “muchas veces” los actores sociales van por delante de la ley y que en negociaciones colectivas se acuerdan cosas que no están claras en la jurisprudencia. “Hay jueces que lo aceptan y otros que no. El derecho laboral necesita certezas”, reclamó. 

Mala palabra

Ambos abogados reconocieron que la palabra “flexibilización” está asociada a una mala connotación porque se la vincula con la idea de “desregular o desproteger” y Raffo, incluso, aseguró que se cuida de usarla en negociaciones. Sin embargo, ambos coincidieron en la necesidad de apuntar en ese sentido para adaptarse a la nueva realidad del mercado laboral. 

“Me cuido de usarla por más que es una palabra bien interesante y necesaria en el mundo del trabajo actual por la rapidez de los cambios”, apuntó Raffo y señaló como ejemplo a los millennials que tienen una forma distinta de entender el trabajo y están acostumbrados a la posibilidad de trabajar desde casa. “Las realidad nos lleva a todos puestos”, apuntó. 

De todos modos, la socia de Ferrere aseguró que esa flexibilización no se puede aplicar a todos los sectores ya que existe algunos, como la industria manufacturera más tradicional, donde no tendría la misma incidencia.